Capítulo 22

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Amber.

Cuando, por fin, aparcamos frente a mi casa, me permito lanzar un suspiro.

Mi garganta arde de tanto gritar pero no me importa.

Bajamos del, ahora, mi transporte favorito; y me dediqué a caminar hacia la entrada, dejando que Aaron valla a estacionar en otra parte ya que tenemos que seguir con la pequeña mentira.

Él llegará un poco después como si me pasara a buscar para "Hacer el trabajo"

¿Qué? ¿Por qué le miento a mi padre? Pues fácil... es obvio que mi papá nos se traga esto de que me quede con Mia, pero aún así, sabe que soy grande y que debe darme mi espacio.
Igual no es como para que valla y le diga que después de pasar toda la noche fuera, y medio del otro día me voy de nuevo con mis amigos, o bueno, con Aaron.
Además de que, por supuesto; no quiero que se ilusione pensando que estoy saliendo con él.

Toco el timbre, porque es obvio que soy una estupida y olvidé las llaves dentro de la casa.

Por suerte, solo es la de repuesto, así que, qué más da.

Un hombre con ojeras, y cara de cansancio tremendo, a quien podría reconocer como mi padre en versión voy a matarte Amber; abre la puerta

Sin poder reaccionar, me atrae a su cuerpo con un gran abrazo.

—Nunca te vuelvas a ir sin avisar— carajo ¿Esta llorando? Okey, demasiado sentimental.

—Bien...papá— lo empujo un poco para que se separe de mi, y cuando lo miro, sus ojos se encuentran ligeramente rojos, como si estuviera aguantando las lagrimas.

No es que no tengo sentimientos, ni que no tengo una culpa tremenda, pero es demasiado exagerado... por dios, solo fueron unas horas.

   «Sí, pero te podrían haber matado y haber vendido tus órganos»

Reprimo mi pensamientos paranoicos y me concentro en regalarle una sonrisa tranquilizadora.

—Estoy bien papá, no te preocupes, solo salí con mis amigos y se me descargo el móvil— bueno lo ultimo prácticamente era otra mentira, pero no quiero que valla a comprarme otro.

Se que mi padre no tiene suficiente dinero y no quiero que se sienta en el compromiso de comprármelo.

   —¿Quién te trajo?—sospecha mientras me mira con los ojos entrecerrados.

Mira por la puerta.

Río nerviosa.

   —Pues... Mia ¿Quién más?— mierda, no se lo traga.

  —Entonces ve arriba y cámbiate— mira distraídamente hacia otro lado hasta que sus ojos se fijan en mi. —¿No tienes que ir a hacer un trabajo?

Estos se abren desmesuradamente y sé que se ha fijado en mi vestuario.

      «¡Los bóxers»

    —Ambe...— No lo dejo terminar, cuando salgo corriendo hacia arriba, fuera de sus ojos acusadores.

Escucho como tocan el timbre y yo me dedico a entrar al baño.

Perdón Aaron si mi papá te pregunta cosas incomodas, pero no me importa, necesito una ducha.

Abro las canillas, el agua empieza a caer llenando la bañera, y yo me dedico a despojarme de lo que cubre mi cuerpo.

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Where stories live. Discover now