Capítulo 36

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Amber.

Mi mirada iba de acá para allá, con el objetivo de no centrarse en el.

Ese beso había terminado en un silencioso momento, en uno de esos en el que no podría decir si era incomodo o no.

Estábamos relajados, pero aun así sabia que después de que el junto nuestros labios, lo había hecho distinto que las otras veces.

Este parecía ir mas allá del deseo o la atracción, había ... cariño.

Por ahí era mi imaginación, pero sentí que ese beso era un pequeño pacto que habían hecho nuestros corazones.

Si, ahora pensaba como una estupida enamorada.

Y es que probablemente lo era.

Pero ¿Cómo no hacerlo?

Si el había llegado desde ese día que caí sobre el, a poner mi mundo de cabezas.

Me había prometido a mi misma que no me dejaría enamorar por un mujeriego.

Y acá estoy.

Estuve engañando a mi mente muchas veces, esta hacia oídos sordos a lo que mi corazón le gritaba con desespero.

Odiaba este sentimiento, pero por otro lado lo amaba.

Sabia que tenerlo cerca me gustaba pero tenia miedo de que se volviera vital para mi.

¿Nunca les paso?

¿Nunca les paso en tener miedo pero al mismo tiempo esta cosa les encanta y no pueden dejarlo?

Bueno, eso era exactamente lo que sentía.

Mientras tomo el té, miro a Aaron.

Nuestras miradas coinciden.

Nos decimos todo pero sin decir nada.

¿Imposible? Supongo.
Pero era verdad.

  —¿Quieres cenar algo?— la manera casual en como lo dice, me hace sonreír.

Asiento.

  —Deberías mandarle un mensaje a tu padre— sugiere mientras voy detrás de el hacia la cocina.

  —Claro, espera un momento, no empieces sin mi— corro de nuevo hacia el comedor y entre la ropa todavía mojada, agarro el celular.

Tecleo lo primero que se me ocurre.

Papá, no me esperes, seguro me quedare en la casa de unos amigos, suerte en el trabajo.

Dejo el celular y vuelvo a la cocina.

  —¿Qué quieres comer? ¿Pizza, hamburguesas, pastas...?—agarra frascos de la repisa y los deja todos en el encimera.

Lo cierto es que ni Aaron ni yo, habiamos cenado en el lugar de comida rápida.
Nos entretuvimos hablando y habíamos dejado de lado nuestras comidas, es por eso que ahora teníamos un hambre de muerte.

  —Mmm...¿Qué tal si me enseñas a hacer pizza?— pregunto mientras me acerco hasta el.

  —Seguro— seca todo lo necesario y empezamos.

[...]

Me río mientras Aaron pone música en el pequeño parlante que trajo de su habitación.

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Where stories live. Discover now