La fuga

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No tardó demasiado en deshacerse de sus ataduras. Nadie se había molestado en cachearla y el puñal que siempre llevaba sujeto a uno de sus muslos seguía en su lugar. El vestido le molestaba a cada paso que daba así que dejó olvidada la falda en un extremo del campamento y se fue en la dirección contraria esperando que fuesen tan estúpidos como para creer que, en su ignorancia, les dejaba una pista más que evidente de hacia dónde había huido. Si no lo eran, la buscarían en la dirección correcta pero esperaba estar lejos cuando eso sucediese.

Su intención era encontrar la capilla y refugiarse en ella hasta que se cansasen de buscarla. No podía competir contra guerreros a caballo y fuertemente armados. Y aunque se llevaría la espada de Adam Gordon, sólo para vengarse por haberla menospreciado, no estaba muy segura de poder usarla. Aquel hombre era enorme y por consiguiente, su arma pesaría demasiado para ella. Si no encontraba el pueblo rápido, tal vez incluso debería abandonarla por el camino, aunque eso enfureciese a su dueño si lograban capturarla después.

Moverse con sigilo por el campamento no le resultaba difícil, estaba acostumbrada a ser silenciosa. Con su tamaño, también era sencillo para ella pasar desapercibida. No tardó demasiado en localizar a Adam porque lo había estado observando desde que la dejó en manos de su hermano para que la inmovilizase y sabía exactamente dónde se había tumbado para pasar la noche. Tenía la espada junto a él, al alcance de su mano y tuvo que acercarse bastante para arrebatársela, pero lo consiguió sin apenas esfuerzo. El hombre dormía tan profundamente que ni se inmutó. Admiraba la confianza ciega que tenía en la capacidad de sus hombres para protegerlo, aunque en este caso le estuviesen fallando estrepitosamente. Podría rebanarle el pescuezo y para cuando lo descubriesen ya estaría lejos. Pero por más que la tentase la idea, no quería enemistarse con los Gordon ni que se iniciase una guerra por su culpa.

Salió del claro y se adentró en el bosque desandando el camino que habían recorrido hasta allí. La luna había empezado a menguar así que tardó un tiempo en acostumbrar la vista a la penumbra. Era peligroso caminar entre los árboles con tan poca luz pero debía arriesgarse. Si esperaba más, llegarían a Huntly y le resultaría más complicado escapar. Por lo que había dicho Adam, no pensaba perder el tiempo para convertirla en su esposa una vez en el castillo y no podía permitirlo. Descubrir su verdadera identidad era lo único que se le ocurría. Lo que sucediese después era una incógnita para ella y prefería que continuase siendo así mientras tuviese la oportunidad de escapar.

Caminó por largos minutos escuchando atentamente cada sonido a su alrededor y procurando ser lo más sigilosa posible. Nunca se era lo suficientemente precavido, eso se lo había enseñado Boyd. Se había llevado muchos golpes y caídas por su culpa hasta que aprendió a estar alerta en todo momento.

-No diré que no me atrae la idea de ver a una mujer en paños menores - aquella voz detuvo sus pasos bruscamente - pero resulta que es la futura esposa de mi hermano y no sería correcto que me recrease en ello.

-Cerrad los ojos - se mantuvo alerta aunque todavía no podía verlo. Había creído escuchar algo tras ella instantes antes pero ya no tuvo ocasión de esconderse. James era casi tan sigiloso como ella y la había sorprendido a pesar de todas sus precauciones.

-Si hago eso, podríais escapar. No creo que me convenga.

-Difícil decisión entonces - vio el brillo de una espada a su derecha y sujetó con fuerza la que portaba ella. Pesaba como mil demonios pero no iba a entregarse sin pelear.

-A mi hermano no va a gustarle que hayáis intentado robarle la espada.

-Se lo merece - afianzó los pies en el suelo - Aunque es poco en comparación con lo que realmente desearía hacerle.

-Había oído decir que Lady Jean era todo dulzura - se acercó a ella - ¿Cuánto hay de verdad en eso?

-Soy dulce - giraba lentamente sobre sí misma mientras James caminaba a su alrededor - Pero vos me habéis secuestrado. ¿Esperabais que os diese las gracias acaso?

Un highlander a la altura (Viaje por las Highlands 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora