Huida

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Aileen decidió subir a comprobar cómo estaba James y le llevó una bandeja con algo de comida. No estaba segura de que pudiese retener todavía nada en el estómago, pero podía intentarlo. Después de tantos días ingiriendo poco alimento había bajado bastante de peso. Necesitaba comer. Aquel sería el último gesto hacia él como su esposa. Una despedida disfrazada de preocupación.

Aunque en realidad sí estaba preocupada por él. Desde que se habían conocido no había hecho más que estar al borde de la muerte. En más de una ocasión llegó a pensar que ser su esposo lo había maldecido de algún modo, pues solo había tenido mala suerte desde su casamiento. Luego recordaba que la primera herida la habría obtenido igual y que su matrimonio había impedido que desposase a una loca y se sentía menos culpable por verlo postrado en una cama.

-No sé que ha pasado - le dijo él en cuanto la vio - pero Adam entró arrasando con todo y salió del mismo modo sin decir palabra. 

-Tal vez me estaba buscando - se encogió de hombros - Habrá pensado que escapé del castillo, como cada vez que salgo de aquí.

-Lo dudo - la miró divertido, consciente de que no le estaba contando la verdad - A menos que creyese que te habías escondido debajo de mí. Porque me zarandeó de tal modo que creí que me arrancaría un brazo.

-Ese bruto - refunfuñó por lo bajo.

-Me alegra saber que te preocupas por tu esposo - la había escuchado.

-Hoy desenmascaramos a Mary - le dijo sin rodeos mientras colocaba la bandeja en su regazo. Prefería hablar de eso y no de su preocupación por él - Por eso tu hermano entró aquí de ese modo. Creía que...

-¿Qué hicisteis qué? - la interrumpió.

-Mary intentó matarte - lo miró directamente a los ojos - En dos ocasiones. La primera, el día que llegaste herido de muerte y la segunda ayer. No fue una equivocación como hizo creer a todos en un principio, James. Era totalmente consciente de que lo que te estaba suministrando te mataría. Quería acabar con tu vida porque no ibas a ser suyo. O eso creía ella porque en cuanto le dije que lo había logrado se asustó realmente. Creo que no era consciente de...

-No puede ser - la interrumpió otra vez - Mary no haría tal cosa. Es una joven alegre y optimista. Muy dulce. No sería capaz de algo tan rastrero.

-No empieces tú también - lo reprendió - Adam tampoco me creía pero quedó más que demostrado hace un momento. Ella misma se delató cuando creyó que te había matado.

-¡Cuánto daño le he hecho! - se lamentó.

-No hagas eso, James - lo reprendió con más dureza esta vez.

-¿Hacer qué?

-No la victimices de ese modo. No se merece tu compasión.

-Es por mi culpa que...

-Se provocó un aborto - lo interrumpió - Mató a su bebé porque era lo único que, según ella, te separaba de ser suyo. Era un estorbo para ella y acabó con su vida sin ningún tipo de remordimiento. No trates de justificarla. Esa mujer está loca.

-No puede ser - repitió más para sí mismo que para defenderla ya. 

-Lo es. Una persona así no conoce límites. Te habría matado solo para que no fueses de nadie más - se acercó a él - Si fue capaz de deshacerse de su bebé, carne de su carne, no merece ninguna consideración.

-Tengo que hablar con ella.

-Cuando te recuperes un poco más podrás ir a verla.

-No - sujetó su mano - Tengo que hablar ahora mismo con ella. Dile a mi hermano que la traiga.

Un highlander a la altura (Viaje por las Highlands 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora