Capítulo 24

80 5 0
                                    

La votación había tardado más de un día, pues en todas partes se discutía tanto como aquí, recibiendo comentarios a favor y en contra. La mayoría de los que apoyaban eran personas que habían perdido a toda su familia, por lo que la pequeña esperanza de poder recuperarla les hacía defender la última idea para evitar un enfrentamiento bélico de gran magnitud. Finalmente, el conteo hablaba por sí solo, casi el 80% de todos los que dieron su opinión se mostró satisfecho con la idea del viaje y propuso llevarlo a cabo, por lo que solo faltaba planearlo en el más mínimo detalle y para ello me requerían a mí casi todo el día.

—Tú serás quien viaje —me informó Geox la mañana que ya todo estuvo decidido—. Nosotros te ayudaremos a viajar y te daremos algún objeto y direcciones de dónde nos puedes encontrar en el pasado. No estarás sola.

Ninguna pregunta de si estaba de acuerdo o no con ser yo quien tomara la responsabilidad, nadie cuestionando el valor que intentaba transmitir, ninguna palabra de aliento para acallar mis temores y demonios de los recuerdos que aún me aterraban durante mis sueños. Ni siquiera Dan, mi querido amigo mostró mayor preocupación por aquellos aspectos, más se preocupaba de ensayar para el día en que me harían viajar.

Sentada a la orilla del lago al que escapé la mañana que me entere de la profecía y la destrucción del mundo mágico, meditaba acerca de todo, lo diferente que sería mi vida una vez que regresara, si es que lo lograba. Los Brito no serían más mi familia, tendrían que adoptar a otra niña porque yo tendría a mis padres, no conocería a Tomás ni tendría excusa para compartir con él, volvería a vivir en mi mundo visitando la realidad esporádicamente, volvería a ser una hechicera, común y corriente.

Debería estar feliz, me decía a mí misma, mis padres volverían a la vida, pero había algo que me lo impedía.

—¿Qué pasa, Alcanto?

Me giré encontrándome con el rostro amable de aquella elfo cuyo nombre aún desconocía. Se sentó a mi lado mirando el paisaje que segundos antes era solo para mi vista, tenía una leve sonrisa en su rostro que se borró y tornó su rostro en un entristecido cuando sus ojos se posaron en mí.

—Algo te pasa.

—Es solo que... el viaje me tiene así.

—¿Te da miedo?

—No solo eso... debería estar feliz porque volveré a tener a mis padres conmigo si todo sale bien, pero...

—Algo te impide sentirlo por completo.

Me limité a asentir en silencio viendo cómo unos pequeños peces de colores nadaban en el lago, ajenos a los horrores que acontecían en el mundo últimamente. Rememoraba el rostro de mamá, aunque algunos de sus rasgos comenzaba a borrarse de mi memoria, siendo reemplazados por los de Karen. ¿Realmente alcancé a ver a esa mujer como madre?

—¿Has pensado que tal vez tienes asuntos pendientes en esa vida? —Preguntó con cautela.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, a que a lo mejor conociste a alguien debido a todo lo que pasó y debes despedirte de esa persona porque después ella no te conocerá a ti.

A mi mente acudieron los rostros de los que fueron mi familia durante un par de meses y los intentos de Tomás por ser mi amigo y más que eso. Tanto intenté no sentir nada, verlos solo como las personas que hicieron un par de papeles, más no como una familia y terminé haciendo lo contrario. Sus palabras hicieron sentido y generaron en mí esas ansias de ir a verlos en ese mismo instante, pese a que pronto me estarían buscando para seguir con las prácticas y, ¿quién sabe?, el viaje definitivo.

La última hechiceraWhere stories live. Discover now