[CAPÍTULO 5 - NARANJA]

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Axel y Camila parecían tener muchas cosas en común. Luego de una extensa parada para comer hamburguesas dentro de aquel sencillo auto, la chica feliz parecía haber descubierto un nuevo gran compañero.

—¿Entonces no has visto a tu padre desde que tienes cinco años? —Preguntó el chico rubio con cierta cautela. La confianza había surgido rápido entre ambos.

—No, pero aun recibo cartas cada mes —Respondió Camila con suavidad—. Trabaja como voluntario mientras ayuda a otros niños a ser felices, así que no puedo enojarme.

—¿Y no lo extrañas a veces?

—No mientras estoy feliz.

—Siempre lo estás.

—Ese es el punto.

Axel rio ante su respuesta. La chica le parecía verdaderamente adorable, y Camila pensaba lo mismo acerca de él.

Aun así, el chico rubio sabía que algo se escondía tras esa interminable sonrisa.

—¿Y qué tal tú? —Cuestionó ella.

—Tengo una familia feliz. Mis padres están bien, tengo una buena relación con mis hermanos...

—¿Algo más?

—Mi hermana y yo estamos un poco distanciados ahora, pero no creo que sea un gran problema. Ya lo solucionaremos.

Y parecía creerlo.

—Como sea, estoy seguro de que ambas se llevarían bien.

—¿Solo bien? —Rio ella— Me gusta llevarme mejor que bien con las personas.

Axel dejó salir una carcajada.

—¿Axel?

—¿Si?

—¿Crees que la relación con tu hermana es la razón por la cual Ally te obligó a asistir al grupo de apoyo?

La sonrisa del chico desapareció un momento antes de contestar.

—¿Quién te ha dicho que Ally me ha obligado?

Una clara expresión de sorpresa apareció en su rostro.

—¿No lo hizo?

—¿Te obligó a ti?

—Puede que un poco.

—¿Y crees que la razón sea tu padre?

Camila suspiró.

—No tengo idea. Supongo que tendré que descubrirlo.

Axel, en un gesto de completo cariño, extendió su mano para tomar la de Camila. La acarició con sutileza, tal vez con demasiada, y su contacto se sentía maravilloso dentro de aquel auto.

—Si mi padre regresa algún día —Susurró Camila durante aquel intimo momento— juro que vas a conocerlo. Ya sabes, creo que eres tan increíble como yo.

—¿Ahora también tienes un enorme ego? —Resultaba difícil no ser feliz junto a una persona como ella.

—Me amo. No le veo el lado negativo a eso.

—Tienes razón. No tiene un lado negativo —Coincidió—... También conocerás a mi hermana algún día.

Eran promesas que el viento se llevaba. Eran promesas inconclusas que solo el tiempo determinaría cuando cumplir.

Un agradable silencio los acompañó el resto del camino. Algo parecía unirlos, y tal vez era la enorme capacidad que tenían para entenderse.

—¿Qué piensas de Lauren? —Se le escapó al chico rubio, el cual sostenía el volante de su auto con firmeza. Parecía estar prestando especial atención al camino, y es que no quería herirla.

—¿Lauren Jauregui? —Axel asintió— Es una chica interesante.

—¿Solo eso?

—No lo sé, Axel. Es linda y sabe defender su filosofía de vida. También es una gran compañía cuando no se encuentra a la defensiva.

—No pareces tener nada negativo para decir sobre ella —Observó— ¿No te molesta de vez en cuando?

—¿Molestarme?

—Sí. Jamás había conocido a dos personas tan distintas.

Ella no lo pensó ni un poco antes de responder.

—No puedo molestarme con nadie, Axel, y mucho menos cuando están siendo tan genuinos como ella. Es una chica triste, sí, pero es real...

—Está bien. Lo entiendo. Supongo que tienes demasiada positividad dentro de ti como para sentir algo negativo hacia ella, pero es sorprenderte ver lo bien que se llevan.

Su respuesta fue más elaborada esa vez.

—Creo que nos llevamos bien porque somos muy diferentes. Puedo hablar con ella, argumentar, discutir, defender mi punto de vista y escuchar el suyo —Analizó—... Además, cuando encontramos algo que a ambas nos gusta se vuelve realmente especial.

—¿Hablas de X?

—Hablo de X —Confirmó con felicidad—... Lauren aún necesita aprender a escuchar y respetar las opiniones de los demás, pero nadie puede ser perfecto. La acepto tal cual es, y si decide cambiar un poco la aceptaré también.

Camila hablaba de cada persona con calma y devoción, tal y como si todos merecieran una oportunidad en la vida.

Lo hacían.

Llegaron a casa de la chica cuando Axel estaba por hacerle la más importante de las preguntas.

—¿Te gusta Lauren?

—¿Gustarme? —En su rostro había confusión— Claro que me gusta. Es una gran compañía de vez en cuando, ya te lo dije.

—No bajo ese contexto —La corrigió—... Las promesas del primer día, sus constantes discusiones, sus gustos especiales, las miradas que ambas se dirigen...

—¿De qué hablas?

—Todos lo notamos, Camila, pero necesito confirmarlo.

—¿Confirmar qué?

—¿Te gusta Lauren... como más que una compañera del grupo de apoyo?

Ella abrió sus ojos al entender de que iba todo aquello...

—¡Claro que me gusta como una amiga!

... O no.

Axel, frustrado, golpeo su cabeza contra el claxon. Un molesto ruido se apoderó de aquella solitaria calle durante varios segundos, segundos tras los cuales el pobre chico suspiró y decidió hacer una pregunta aún más directa.

—¿Te gusta Lauren física y románticamente?

Pero, al escuchar su pregunta, Camila se marchó.


Suelo desarrollar un amor ciego hacia los personajes que creo, así que puedo afirmar que le tengo un gran cariño a Axel. Como sea, su personaje será importante cuando el drama llegué.

—Lore—

Nota: No soy muy fan de lo romántico, pero ahora que mi corazón me obliga a descansar dos semanas necesito un poco de amor. No esperaba recibir rosas hoy, pero realmente las necesitaba.

¿Qué tal ustedes?


Tengan una buena vida.


||Antes del Arcoíris - CAMREN||Where stories live. Discover now