||Antes del Arcoíris - CAMREN||

[CAPÍTULO 1 - ROJO]

ACLARATORIA: Solo para el placer de los lectores se hace necesario recordar que la historia está narrada en pasado. Al mismo tiempo, es común que las sentencias también lo estén. No busquen motivos para dramatizar donde no los hay.

No entendía por qué Ally Brooke, su mejor amiga, la había obligado a unirse a aquel grupo de apoyo fundado una semana atrás.

Sabía que no lo necesitaba.

Tenía buenos ingresos, una casa habitable, una buena familia y era, aunque suene imposible, completamente feliz.

Aun así, no iba a quejarse. La idea de ayudar a otros en la tarea de recuperar sus sonrisas la animaba.

Además, aquella biblioteca le parecía agradable. Podría llevarse un par de libros al salir.

—Mi nombre es Axel. Solo Axel —Se presentó el primero de los chicos. Tenía ojos cafés y cabello rubio, cosa nada impresionante. Su pose y expresiones reflejaban la molestia que sentía al estar allí—. Mi apellido suele traer problemas.

—Es un placer tenerte... —Intentó decirle Ally con una cálida sonrisa, pero fue interrumpida por una chica alta cuyo pequeño hijo descansaba pacíficamente sobre sus hombros.

—Hagamos esto con rapidez, enana. Mi nombre es Dinah, Dinah Jane, Dinah Jane Milika, Dinah Jane Milika Ilaisaane, Dinah Jane Milika Ilaisaane Hansen, Dinah Jane Milika Ilaisaane Hansen Amasio... Ally es la niñera de mi hijo.

—Leo es adorable —Agregó la pequeña con suavidad.

—Tiene razón —Coincidió Camila desde su lugar. Odiaba no ser parte de las conversaciones—. Estoy segura de que se parece a su padre.

Dinah dejó escapar un bufido.

—¿Esa es tu amiga asquerosamente feliz?

—Puede que lo sea.

—Está bien. No la quiero cerca de mí.

Pero Camila sabía que muy pronto aquel deseo cambiaría. Nadie podía resistirse ante sus felices encantos.

—Yo soy Camila —Se presentó al instante. Si iba a ayudarlos, todos debían de conocerla—. Les haré recuperar su sonrisa, no se preocupen.

Ally exhaló con fuerza y se golpeó la frente con la palma de la mano.

—Es parte del grupo, no se preocupen. Necesita más ayuda de la que puedan imaginar.

Pero estaba segura de que su amiga solo había utilizado esta sentencia para no hacerlos sentir tan mal.

—Normani Kordei —Dijo una chica morena al levantarse. Parecía querer irse lo antes posible—. Ally y yo asistíamos a las mismas clases de cocina años atrás. Ahora tomo clases de baile todos los días y esa pequeña duende ha decidido ocupar mis horas libres con esta idiotez.

Ally, no dejándose llevar por sus comentarios, le sonrió con la dulzura que la caracterizaba.

—Vas a ser la mejor bailarina del país, Mani —La animó.

Normani le dirigió una mirada arrogante. Por supuesto que lo sería.

—¿Lauren? —Llamó la pequeña a la última integrante del grupo, quien, además de haber llegado tarde, estaba más interesada en los libros que la rodeaban que en la reunión.

Camila se sintió maravillada al verla sentarse en su silla con un libro entre manos. Alguien parecía compartir su gusto por la lectura.

¿Qué leía?

Era el primer libro de Mr. Sad, un escritor que parecía odiar la vida y cada detalle de la misma. Camila no desprestigiaba su arte, pero creía que de enfocarse en temas más alegres tendría más éxito.

—¿Planeas presentarte? —Cuestionó Ally luego de un tiempo. Lauren solo se había dedicado a leer aquella triste obra, evitando así decir palabra.

—Vete a la mierda, Ally.

Sus labios rojos convertían aquellas sucias palabras en una gloriosa obra de arte, o eso fue lo que Camila pensó. En su cabeza comenzó a imaginar lo muy hermoso que podría llegar a ser el verla sonreír.

Ella no se veía como ese tipo de chicas que merece tener una vida terrible.

—Parece que no está de buen humor, como siempre —Ally intentaba sonreír ante todos, pero claramente se había disgustado con la chica vestida de negro que pasaba las páginas de aquel libro con adoración—. Se llama Lauren Jauregui. La conocí hace unos meses en un club de lectura. Tiene una mente impresionante y una filosofía algo... interesante.

—La vida es una mierda, así que está bien complacerla y sentirte desdichada todo el tiempo —Sentenció Lauren mientras se escondía tras aquellas páginas polvorientas.

—Bien. Gracias por compartir tus maravillosas ideas, Lauren. Ahora...

—La vida no es una mierda, Lauren. Es el camino hacia el arcoíris —Intentó convencerla la chica feliz, quien solo ganó un gruñido de desaprobación a cambio.

—Mila, no creo que sea momento de...

—Existen muchas razones para sonreír, para ser feliz. Solo tienes que encontrarlas, Lauren.

—Me importan poco esas razones.

El ambiente en la biblioteca se había tornado denso, tan denso que hasta costaba respirar. Normani decidió hacer algo. Estaba cansada de todo aquello, apenas tenía media hora para llegar a sus clases nocturnas y ninguna de las chicas parecía estar dispuesta a rendirse.

—¿Estás segura de que esto es necesario, Ally? —Preguntó a su pequeña amiga, quien no estaba dispuesta a que su proyecto fracasara— Todos parecemos estar bien. Además, esas dos podrían iniciar una tercera guerra mundial en esta biblioteca.

—Créeme, Mani. Todos aquí necesitan ayuda, incluyéndome... Como en la cocina, esto solo necesita un poco de tiempo para hornearse.

Camila, quien todo ese tiempo había estado ignorándolas, se recostó en su silla y sonrió a la chica del libro.

—Ya lo verás, Lauren Jauregui. Seré la dueña de tu primera sonrisa.

—¿Es esa una promesa? —Cuestionó la otra, quien tras las páginas del libro había dejado escapar una lágrima solitaria.

—Lo es.

Cuando Lauren elevó el rostro para mirarla por primera vez desde que la reunión había comenzado, Camila Cabello sintió que comenzaba a perder el aire.

Aquel color verde esmeralda que se refugiaba tras el brillo de jóvenes lágrimas, era sin lugar a dudas su nuevo color favorito en el mundo.

—Entonces prepárate, Camila. Tus primeras lágrimas serán mías.

Tal vez ambas cumplirían sus promesas.

Comienza una nueva etapa. Estén preparados, pues las sorpresas llegarán cuando menos las esperen.

—Lore—

Supongo que es importante preguntar... ¿Cómo están ustedes hoy?

Vivan el arcoíris y lo que va antes de él.