[CAPÍTULO 6 - NARANJA]

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Ally permanecía a su lado mientras la escuchaba reír desesperadamente. Habían pasado días desde su charla con Axel y la situación aún le parecía graciosa, tan graciosa que no pudo evitar correr a la casa de su amiga para burlarse de aquella anécdota y compartir su sonrisa.

Pero ella no sonreía.

Su amiga la miraba con tristeza. Conocía los secretos ocultos tras esa molesta felicidad.

—¿Y realmente no te gusta ni un poco? —Preguntó con suavidad la más pequeña.

La risa de Camila se volvió ensordecedora.

—No lo sé —Contestó, y Ally no encontraba el chiste de todo eso.

—Tal vez deberías...

Pero un leve golpe juguetón en su pierna la paralizó. Camila no pudo darse cuenta de lo que causaba, pero lo que para ella era un simple gesto amistoso para Ally era un recordatorio de todas sus pesadillas.

—Debiste ver su rostro. Claramente está enamorado de mí.

—No deberías asumir sus sentimientos, Mila. ¡Te ha visto tres veces!

—Ally, sabes que mi felicidad es contagiosa. Es fácil enamorarse de mí y lo entiendo, pero sus celos no lo llevarán a ningún lado.

—Mila...

—Gracias por ser mi mejor amiga, Ally.

Sus palabras la hicieron callar y mirarla fijamente durante varios segundos, completamente desconcertada. Su mejor amiga sabía cómo distraerla durante una conversación seria.

—¿Por qué me lo agradeces?

—No lo sé. Creí que merecías escucharlo. Todos merecen escuchar algo lindo de vez en cuando —Le explicó, y habría disfrutado aquello de no ser por la mano que se posó en su pierna con demasiada fuerza.

Golpes. Lágrimas resbalando por sus mejillas. Dolor. Furia. Tristeza. Gritos. Suplicas.

Y una pregunta se repetía en su mente.

¿Por qué Dios, siendo tan perfecto como todos repetían, la había abandonado en un infierno?

—Mila, por favor...

Iba a suplicar por un poco de espacio, un poco de entendimiento, pero un abrazo sofocante la hizo callar. A veces podía tolerar el contacto. A veces podía incluso iniciarlo ella.

Pero no en ese momento. No podía tolerarlo en ese momento.

Entró en pánico. No podía moverse. Su respiración se aceleraba. Las manos le temblaban.

Agradeció a la vida y dejó salir un suspiro cuando llamaron a la puerta. Camila fue a abrir con rapidez, incluso aunque aquella casa no le pertenecía.

Creía que todos merecían ser recibidos por su sonrisa al entrar.

Se sorprendió al sentir unos brazos rodeándola y una repentina humedad en su hombro. Sabía que eran lágrimas, pues Ally había llorado a su lado muchas veces, pero le sorprendía el saber quién ahora se aferraba a ella como si su vida dependiera de ello.

—¿Lauren?

Habría reconocido esa tristeza sin fondo en cualquier parte.

Ella se apartó con brusquedad al escuchar su voz. La miró para asegurar su cordura, y Camila sonrió ante sus tiernas expresiones manchadas de lágrimas.

No podía creer que ella, aun tan devastada, fuera tan hermosa.

—Tú no eres Ally... —Casi parecía molesta, cosa que a la chica feliz le divirtió bastante.

—Eres muy observadora.

—Pero...

—No te preocupas. Me gusta que me miren —Con una sonrisa que cualquiera habría odiado, la chica feliz bajo la mirada hacia los brazos de Lauren. Los mismos aún estaban aferrados fuertemente a su cintura—... También me gustan los abrazos.

Al escuchar esto, Lauren se apartó de la chica feliz como si la misma fuese un saco de comida podrida. Camila no se sintió herida, pues no sabía experimentar sentimientos fuera del espectro de la felicidad, pero claramente aquel rechazo le gustó menos que cualquier otra cosa en su día a día.

—¿Lauren? —La voz de su mejor amiga se escuchó tras ella— ¿De nuevo?

Camila enarcó las cejas con curiosidad.

—¿De nuevo? —Preguntó.

—He estado viniendo aquí desde hace semana —Explicó Lauren mientras intentaba detener sus lágrimas, pero sus intentos no daban resultados. Aun así, Camila se maravillaba al ver que la chica de ojos verdes no se avergonzaba de su sufrimiento—... Seguro la pobre Ally tendrá ganas de matarme con sus propias manos.

Pero la sola mención de tal tipo de violencia hacía que el cuerpo de la pequeña se erizara.

—No... yo no...

—Mierda, Ally. Lo siento —Se disculpó al instante la chica triste—. A veces lo olvido.

—¿Olvidar qué? —Su felicidad sin sentido la llevaba a caminos de profunda inocencia.

—¿Estás segura de que eres su mejor amiga? —Le reprochó Lauren, quien parecía haberse enojado ante su ignorancia. La miraba con furia, como si quisiera estrangularla, pero las lágrimas en sus mejillas la hacían ver tan frágil que Camila solo pudo acercar su mano para limpiarlas.

Lauren alejó su mano de un golpe, pero el trabajo ya estaba hecho.

—Claro que soy su mejor amiga, Lauren. Soy una de las mejores personas que pudo haber conocido en este mundo.

—¿Ahora también eres una ególatra?

—Me amo. No le veo el lado negativo a eso.

—Déjala en paz, Lauren —Suplicó la más bajita. Odiaba ver discutir a la gente—... Has venido a hablar conmigo, así que déjala en paz y siéntate en el sofá. Sabes que odio las peleas.

Lauren asintió con un suspiro.

—Pero antes —Dijo cuando estaba ya por sentarse— quiero que Camila se...

—¿Quieres que me quede? —Completó Camila con gran ilusión. Los ojos le brillaban, y es que pensaba que en un momento tan triste podría cumplir su promesa de finalmente hacerla sonreír.

Pero Lauren la quería lejos de allí.

—No. Camila yo...

—Está bien. Si eso te hace feliz... O triste. Realmente no te entiendo.

Lauren dejó escapar un gruñido de frustración. La chica feliz era una chica difícil también.

—Créeme, Lauren, no existe manera de que ganes esto —Admitió Ally, quien la conocía perfectamente.

Así que la dejó quedarse.


Amo mucho a estos personajes. Es algo que no me molesta admitir. Me encariñé con ellos, sí, y a veces los siento tan reales que desearía tenerlos cerca... Tal vez no tenga sentido para ustedes, pero lo tiene para mí.

—Lore—

Nota: Papá está de cumpleaños y, además, lejos de mí. Nunca había sucedido, pero el que venga pronto a visitarme me consuela... Siguiendo con los regalos por mi corazón de mierda: Juan me dio una caja de chocolates. Jamás me había sentido tan enamorada de un postre, lo juro.

¿Qué tal ustedes?



Tengan una buena vida.

||Antes del Arcoíris - CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora