La hermosa lápida frente a ellas parecía ser demasiado para su novia, quien, abrumada por los recuerdos, había envuelto su propio cuerpo en un abrazo protector. Era como si se estuviera protegiendo de sus propios demonios.
—Lucía Vives —Pronunció Camila en un susurro, leyendo el nombre con cautela y observando la reacción de la chica triste, quien se encogió ante tal mención, como si le hubiesen clavado una daga en el corazón.
—Es mi... Era mi ex novia —Se corrigió rápidamente. Y es que a veces aun le costaba entender que ella aun estaba allí.
Camila se quedó inmóvil, como si las palabras de Lauren hubieran detenido el tiempo. La confesión pesaba en el aire, tan densa que parecía imposible atravesarla. Por un momento, lo único que existió entre ambas fue el silencio: un silencio cargado de sorpresa, dolor y algo que aún no terminaba de entender.
—Lo siento mucho, Lauren —Murmuró finalmente, su voz apenas un susurro, como si temiera romper algo frágil—. Pensé que... supuse que solo te había sido infiel. No imaginé que también estuviera... muerta.
Lauren dejó escapar una risa suave, aunque no había alegría en ella. Era el tipo de risa que surge cuando la tristeza ya ha calado tan hondo que apenas queda otra manera de expresarse. Sus ojos, sin embargo, seguían clavados en el nombre grabado en la lápida, como si estuviera leyendo una historia que solo ellas dos conocían; una historia que, por más que la mirara, no podría cambiar.
—Te lo dije, Camz... soy una gran mentirosa —Murmuró Lauren con una sonrisa amarga que apenas logró curvar sus labios. Negó suavemente con la cabeza, como si quisiera deshacerse de algo pegado a su piel. O a su mente—. Creo que es momento de que lo sepas.
El viento soplaba con sutileza, meciendo las hojas secas que se acumulaban a su alrededor. Sentadas al borde de aquella tumba fría, con las manos entrelazadas en un gesto tan frágil como poderoso, ambas contemplaban el cielo que lentamente comenzaba a nublarse. Las primeras sombras de las nubes cubrieron sus rostros, oscureciendo la mirada de Lauren, quien respiró profundo, como si con ese aire quisiera reunir el valor necesario para soltar todo lo que llevaba dentro.
Y entonces, con el tono de quien carga un peso por mucho tiempo, la chica triste comenzó a hablar.
—Yo lo tenía todo, Camz. Lo tengo todo, si lo piensas bien —Comenzó Lauren, su voz apenas un hilo mientras sus ojos vagaban por el suelo, como buscando respuestas entre las hojas secas—. Mis padres se amaban de una forma que parecía sacada de una película, ambos con buenos trabajos, una casa perfecta. Mis hermanos y yo éramos inseparables, teníamos mascotas que nos adoraban, muchos amigos, buenas calificaciones... —Su voz se rompió, dejando entrever la añoranza de alguien que se ha dado cuenta que, habiendo tenido todo entre sus manos, lo ha perdido—. Era la vida que cualquiera habría deseado, Camz. Y lo era tanto que... me sofocaba.
Y Camila, que nunca había tenido nada de eso, sintió cómo se le revolvía algo en el pecho. Era una punzada tan conocida como indeseada. Envidia, reconoció. La odiaba casi tanto como a la tristeza, pero estaba ahí, clavándose como una astilla imposible de ignorar.
—Esperaban que fuera perfecta —Continuó Lauren, con una sonrisa triste que no llegó a sus ojos—. O quizás era yo la que lo esperaba. Tal vez era yo la que no me permitía fallarme a mí misma. Porque incluso cuando cometía errores, ellos seguían siendo perfectos y solo me decían que había dado todo lo que podía.
Suspiró entonces, un sonido tan pesado como las palabras que aún no había dicho. Camila la observaba, en silencio, atrapada en el relato como si se tratara de un libro que conocía demasiado bien pero cuya última página aún dolía leer. Porque, aunque intuía cuál era el final, estaba dispuesta a quedarse para escuchar cada palabra, cada pausa, cada herida que aún necesitara ser nombrada.

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||Antes del Arcoíris - CAMREN||
Fanfiction¿Se puede ser completamente feliz? Camila cree que sí. ¿Se puede ser completamente triste? Lauren cree que sí. +¿Qué viene antes del arcoíris?+