Capitulo 4

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Zuko lo iba a volver loco, en verdad, y si Aang no supiera que el mayor ignoraba todo lo que le pasaba, hubiera podido apostar su vida a que lo hacía a propósito. Ya tenía tanto en que pensar y ahora, el mayor le robaba toda la atención sin intentarlo.

Los últimos cuatro días Aang había tenido que comportarse como si nada pasara, fingiendo que todo estaba bien cuando no era así. No quería seguir preocupando a su mejor amigo, ya lo había hecho pasar por tantas cosas y no sentía que agregar su repentino, ehm, 'interés' en él a la lista fuera lo mejor. Pero cada momento que pasaba con el Maestro Fuego se convertía en una verdadera tortura, no porque no le gustara estar con él, sino porque cada vez se hacía más difícil ignorar todo lo que el otro le provocaba. Cada vez que repasaba el día después de la visita de Roku, Aang se sentía más y más avergonzado, quería que la tierra se lo tragara de solo acordarse

FLASHBACK

El monje no había pegado un ojo en toda la noche. Su cerebro, decidido a torturarlo, seguía repasando el beso del Xin Jing una y otra vez, deteniéndose con morboso gusto en el momento en que 'Zuko' lo manoseo sin vergüenza alguna. Aang se levantó, camino por todo el palacio, reviso a Appa y se recostó un rato en su cola, pensando que eso lo ayudaría a dormir pero fallando. Después de acariciar un poco a Momo, que se había despertado y acurrucado en su regazo, salió del cobertizo y camino sin prisas al estanque de los patos tortuga, recostándose contra el árbol y suspirando con cansancio.

-y ahora que voy a hacer?- cerro los ojos con la moral por los suelos –Zuko pensara que soy un pervertido o que estoy loco o tal vez ambos y Mai! Ni siquiera había pensado en ella! Si antes apenas me dirigía la palabra, ahora sí que no va a querer ni verme!- Aang se sentía más y más miserable con cada cosa que recordaba. Se cubrió el rostro con las manos y hubiera gritado, pero seguramente los guardias se alertarían y se haría un escándalo por nada. Se quedó ahí sentado por mucho tiempo, pero por más que repasaba todo, no encontraba ninguna solución a su problema, por lo menos no una donde sus recién descubiertos sentimientos por su mejor amigo se mantuvieran en secreto –ah será mejor que vuelva ya Zuko se preocupara si no estoy ahí- se levanto y se sonrojo al darse cuenta de lo que había dicho –ah, genial! Ahora sueno como si yo fuera su! como si estuviéramos!

Camino un poco más rápido esta vez, la vergüenza y el enojo dándole más impulso a sus piernas. Entro en la habitación donde Zuko roncaba, aunque era muy leve, y se recostó lo más suavemente que pudo, no quería despertar al otro. Se quedó todavía un poco más de tiempo despierto, se sentía cansado y los ojos le ardían, pero su cerebro no lo dejaba tranquilo. Poco a poco se fue quedando dormido sin saberlo, seguramente el cansancio lo estaba venciendo, y cuando pensaba que al fin podría dormir en paz

-Aang Aang despierta- su mejor amigo lo sacudió un poco para despertarlo –es tarde, Aang. Vamos, tengo hambre

-eh?- aunque había dormido tres horas, para Aang habían sido menos de tres minutos y se le notaba –no quiero dormir

-vamos, levántate o hare que te arrepientas- como lo había hecho tantas veces antes, con un balde de agua fría

-nghmn- Aang respondió con algo entre un gruñido y un gemido y se levantó pesadamente, no quería volver a bañarse en la cama

-no dormiste bien?

-mmmmhhh. Mmalgo así- no sabía si había respondido bien a la pregunta, sus neuronas se negaban rotundamente a trabajar tan temprano y sin haber tenido descanso, pero pareció que si

Su Sifu lo arrastro hasta el comedor, donde desayunaron. Esta vez Zuko le robo un poco de fruta, pero Aang no lo noto. De hecho, el mayor podría haberle quitado el plato entero y Aang no se habría dado cuenta, estaba comiendo con los ojos cerrados, sin saber si había tomado un pedazo de mango o de plátano, escuchando la plática del otro como si Zuko estuviera en otra habitación. Después de salir del palacio, Zuko lo arrastro hasta el jardín, diciendo que ahora era su turno de practicar y Aang no se resistió en lo más mínimo. Estaba prácticamente dormido sobre sus pies, parado a la orilla del estanque y de repente

Hacer  lo   que sea necesarioWhere stories live. Discover now