Capitulo 13

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Aang se quedó recostado en el mismo lugar donde lo había dejado el Señor del Fuego, sin una pizca de motivación para moverse. Podía sentir como su mejilla comenzaba a abultarse, una gruesa gota de sangre trazando un camino desde la herida sobre su pómulo, apenas esquivando su oreja, hasta caer sobre la arena debajo de el mientras el sabor metálico del mismo liquido inundaba su boca.

-Aang vamos, levántate ya has estado demasiado tiempo tendido ahí el aire se está poniendo más fresco y si te quedas aquí, te resfriaras- dijo Toph, que se había limitado a acompañarlo, parada un poco alejada de él; Aang no sabía si era debido a que aún estaba demasiado sorprendida o porque no tenía idea de que hacer o decir y sinceramente no le importaba. 'Para que levantarse?' estuvo a punto de preguntar, pero no tenía ganas ni de eso. Sentía el corazón pesado y tal vez si no hubiese estado tan atónito, probablemente hubiera derramado algunas lágrimas.

Pensando que, al igual que no tenía motivo para moverse de ahí, tampoco lo tenía para no hacerlo, se levantó hasta quedar sentado y, apoyando sus brazos sobre sus rodillas flexionadas, se quedó otro largo rato ahí, mirando fijamente hacia el mar que parecía hecho de tinta.

Toco suavemente su mejilla lastimada, haciendo una leve mueca al sentir el dolor recorrer todo su cuerpo, retirando sus dedos completamente teñidos de rojo, su sangre trazando otra línea a través de su rostro hasta perderse bajo la línea de su mandíbula, uniéndosele al que había caído desde la comisura de sus labios.

Finalmente decidió levantarse completamente de la arena, limpiando su ropa y su piel de los pequeños granos que permanecían pegados a él y comenzó a regresar lentamente hacia la casa, pasando a un lado de Toph.

-comienza a empacar, Toph. Nos iremos en cuanto todo esté listo, entendido?- no fue una pregunta ni una sugerencia eso había sido una orden.

-espera, Aang tienes que decirme que fue lo que paso! Me voy prácticamente cinco minutos y el infierno se desata! Cuando deje la habitación, la antorcha estaba inconsciente y al momento siguiente está en pie y rompiéndote la cara qué demonios paso?- Aang no se dignó a contestar, simplemente siguió caminando, la Maestra Tierra prácticamente trotando tras él para poder alcanzarlo –al menos dime si no estás demasiado lastimado!- la chica había estirado la mano con intenciones de tocar su rostro, pero Aang atrapo su muñeca a medio camino de hacer contacto y tiro de su brazo, hasta que ella estaba tan cerca de el cómo era posible.

-comienza a empacar, nos vamos tengo que repetirlo de nuevo?- susurro con fastidio, soltando a su amiga y dirigiéndose de nuevo hacia la entrada de la casa, sin siquiera dar una mirada atrás. Desearía no haber sido tan rudo con ella, después de todo lo que había pasado con Zuko era de alguna manera su culpa, pero no tenía ánimos para pedirlo de buena gana y sabía que con eso la chica no se opondría y haría exactamente lo que le había ordenado.

Entro en su habitación, cerrando la puerta con su peso y se quedó un rato más ahí, con la vista perdida, recordando con dolorosa nitidez la mirada en los ojos de Zuko. No noto que estaba llorando hasta que la sal comenzó a escocer sobre la herida y rápidamente retiro las lágrimas, tragándose las ganas de derramar más y comenzó con lo que tenía que hacer.

Sin quererlo, sus pensamientos comenzaron a envolverse de nuevo en el otro hombre y en lo que acababa de pasar no hacía mucho. Aang se sorprendió de lo rápido que había ocurrido todo, de tener a un inconsciente Zuko sobre la cama vertiginosamente pasó a perseguirlo por la playa y a recibir uno de los peores golpes de su vida.

'No puedo creer que haya hecho esto no puedo creer que no me dejara explicarle nada de lo que paso!' gruño internamente, la rabia queriendo tomar el control, haciéndolo querer destrozar la habitación por completo. Zuko realmente era un maldito "oh, sí claro!" la voz en su cabeza comenzó a molestarlo, su usual tono sarcástico multiplicado al doble de lo normal "es una basura como puede enojarse de que hayas borrado su memoria en contra de su voluntad para poder terminar una relación que tú mismo comenzaste, a pesar de que él te dijo mil veces que no era apropiado? Si, tienes razón, es el mal encarnado"

Hacer  lo   que sea necesarioWhere stories live. Discover now