Capitulo 8

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Zuko ahora mismo se preguntaba, quien era el más ingenuo de los dos? En un principio, había pensado que era Aang, pero definitivamente él se había pasado de inocente.

En el mismo momento en el que intento razonar con Aang acerca de su dilema, de cuanto le costaba siquiera pensar en hacer lo que el menor le pedía y que debían esperar, Aang pareció comenzar a indignarse. Su exasperación se hizo más que evidente en cuanto Zuko le dijo que no tenía idea de lo que le estaba pidiendo y que debían esperar por un tiempo uf! Hubiera sido mucho mejor no decirle nada, porque Aang casi le grito que eso era una tontería, que él sabía perfectamente en que se metía cuando le pedía que apresuraran los "tramites" de su relación, que no era tan inocente como él creía y que se guardara su preocupación para cuando la necesitara esto último lo dijo en tono de amenaza.

Y después de eso, Aang redoblo los esfuerzos por hacer ceder al mayor a sus deseos. Esto consistía en unírsele a Zuko en el baño, ahora el pobre Señor del Fuego tenía que entrar a escondidas a su propio baño para que el monje no se diera cuenta.

Y en esas oportunidades, Zuko había sido capaz de ver lo que el menor le decía a gritos a cada oportunidad: Aang ya no era un niño, no físicamente al menos. Su torso ahora se marcaba completamente, dándole un aspecto mucho más masculino, sus brazos había tomado más volumen con su recién desarrollada musculatura y sus piernas se habían torneado y eran mucho más poderosas, pero todo su cuerpo se mantenía siempre elegantemente delgado. Aang no tendría una constitución tan pesada como la de Zuko, pero sería igual de atractivo que él. Estaba claro que todavía le faltaba mucho por desarrollarse, pero ahora mismo había dejado atrás la apariencia de niño pequeño ya ni siquiera su rostro conservaba demasiado aspecto infantil, viéndose como un joven muy varonil. Los muchos centímetros de estatura que había ganado no hacían más que acentuar esto.

En pocas palabras, Aang había desarrollado un cuerpo de infarto y a Zuko de eso lo iba a matar de un infarto.

Y como olvidar ese juego de Pai Sho? Zuko no podía ni comenzar a recordarlo cuando un intenso color rojo ya cubría su rostro por completo.

FLASHBACK

Ese día no quedaba mucho por hacer. Todos los papeles que debían ser revisados y aprobados ya estaban siendo enviados o llevados a cabo y como no había más trabajo por hoy, Zuko decidió disfrutar del resto del día en la biblioteca, leyendo un libro y como no quería que sus consejeros lo siguieran como almas en pena, decidió darles el día libre.

Con toda la calma del mundo, se dirigió hasta la biblioteca, pero no bien entro en la habitación, Aang entro tras él, cerrando la puerta con el peso de su cuerpo, bloqueando la única salida. Zuko estaba positivamente aterrado, pero no lo demostró en lo más mínimo tampoco le iba a dar el gusto al menor. En cambio, siguió su movimiento como si nada hubiera pasado.

-hola Señor del Fuego- la mirada penetrante del menor casi logro hacerlo temblar –no sabes que es de mala educación evadir a tus invitados? Y más aún cuando tu invitado es tu novio y el Avatar?

-tal vez si mi invitado/novio/Avatar no se comportara como un psicópata no tendría por qué evadirlo- se paró frente a un enorme librero y lo recorrió, fingiendo que buscaba uno en particular. Cuando "lo encontró", tomo rápidamente el libro y se sentó en uno de los fastuosos sillones con tanta elegancia como su nerviosismo le permitía. Había hecho un gran trabajo fingiendo, porque Aang parecía más y más irritado a cada minuto -que deseas Aang?- Zuko hizo la pregunta desde el otro lado del libro, fijando su mirada en la palabras que no tenía intención de leer y apretando el libro como si de repente le hubieran salido colmillos y garras y tratara de arrancarle la cara.

"Seguramente saldrá con algo como 'ya sabes lo que quiero' o se me sentará en las piernas y no lo pedirá con palabras" Zuko casi comenzó a sudar por todos los escenarios poco decentes que pasaron por su mente.

Hacer  lo   que sea necesarioWhere stories live. Discover now