Capitulo 6

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El resto del viaje hasta Ba Sing Se fue silencioso. Aang realmente quería platicar con Zuko, realmente quería hablar con él, pero el mayor le había dejado bien en claro que no cruzarían ni una palabra hasta que llegaran a la casa que el Rey Tierra les había asignado en el Sector Alto de la ciudad.

Ya que Zuko oficialmente no había llegado a la ciudad, Aang había recibido la casa como su residencia temporal mientras se daba la reunión, y los únicos que sabían que el Señor del Fuego ya estaba ahí eran el Rey y sus consejeros Shih y Zhang, los más cercanos al gobernante.

-bien, ya llegamos- anuncio el Avatar, bajando de la cabeza de Appa y estirando las piernas, Momo enredado en su cuello se alejó de él y se apresuró adentro de la casa, seguramente había algún tipo de fruta o postre y quien mejor para encontrarlo que él.

Zuko se bajó de un salto mientras Aang ayudaba a los sirvientes a bajar de la montura y luego descargaba al bisonte, acariciando su cabeza. El mayor entro rápidamente a la casa y a su habitación, escapándose del monje que ya iba tras el intentando comenzar una conversación, pero perdiendo la oportunidad cuando este entro en la habitación y cerró la puerta corrediza detrás de el.

-Zuko, no iremos a visitar al tío Iroh?- Aang le grito desde afuera de la habitación, desesperado por hacerlo salir

-no! Iré a visitarlo luego, ahora mismo estoy muy cansado, si me permites, me iré a dormir!- se escuchó la voz ahogada del mayor del otro lado de la puerta

-bien- "vaya, parece que me mintió, no creo que vaya a hablar conmigo nunca" se dijo a sí mismo, haciendo una mueca de decepción mientras se iba adentro de su propia habitación y se arrojaba sobre su cama, suspirando profundamente.

Zuko suspiro mientras se ponía la capucha del traje negro, el mismo que había utilizado como el Espíritu Azul (claro que sin la máscara, utilizando una pañoleta negra para cubrirse la mitad del rostro) y salto fuera de su habitación hacia las tejas de su techo. Había esperado hasta que todo el mundo estuviera dormido (o cuando él pensaba que estaban dormidos) y brinco de techo en techo, queriendo llegar rápidamente hasta la ventana que tan bien conocía.

-maldición- se dijo a sí mismo, avergonzado de tener que llegar a la casa de su propio tío como si fuera un ladrón, pero definitivamente tenía que hablar con él sin que su amigo (o bueno, Aang todavía podían considerarse amigos?) se enterara y tratara de saber cuál era el motivo.

Rápidamente se deslizo hasta la ventana y toco casi con miedo.

-quien toca en la ventana a estas horas?- su tío abrió la ventana de golpe, su figura se dibujó contra la luz que había encendido en cuanto escucho el golpeteo –oh, pero miren! Si no es otro que el Espíritu Azul!

-vamos tío, déjame entrar!- le exigió el menor, casi cayéndose de la orilla del techo

-hola, querido sobrino! Que peculiar manera de hacerme una visita! Será que las costumbres de la Nación del Fuego han cambiado en este tiempo que he estado en Ba Sing Se?

-por favor tío, no digas tonterías- Zuko, muy a pesar de sí mismo se sonrojo, haciéndose más visible cuando se quitó la pañoleta del rostro –necesito hablar contigo

-claro, aunque no es algo muy común hablar con alguien a estas horas de la noche, pero eso no importa, pasa, siéntate y te traeré un poco de té, está bien?

Luego de darle un cálido abrazo, Iroh se retiró a su cocina para preparar el té. Zuko respiro profundo, agradeciendo la oportunidad de poner sus pensamientos en orden. No sabía por dónde comenzar estaba más que confundido, se sentía perdido y contárselo a la única persona que podía ayudarlo ahora mismo le daba mucha vergüenza.

Hacer  lo   que sea necesarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora