Capítulo 44

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Daichi se hallaba sumido en un sueño extraño pero interesante, de esa clase en la que no quería perderse el desenlace. Era como si se tratara de una película onírica y se esforzaba en permanecer dormido para que continuara la función. Sin embargo, como ocurría la mayor parte de las veces, el mundo externo interrumpió en forma de aromas y ruidos lejanos, cortando con el hilo del sueño mientras la traicionera memoria borraba de un plumazo el sueño reciente.

Así le pasó a Daichi aquella mañana. Frunció los párpados antes de abrir los ojos, al tiempo que las últimas imágenes oníricas se desvanecían en su inconsciente; una mezcla rara de viaje épico con amigos, de batalla entre cinco reinos, soldados que usaban superpoderes con nombres de técnicas de volleyball, un peluquín volador y un ángel salvador de último minuto (la maratón de películas de "El Hobbit" del día anterior seguro tenía algo que ver). Lo que había irrumpido en su dormir fue el agradable aroma del café y tostadas recién hechas. Se incorporó entre las mantas mientras se desperezaba y enfocó la vista. Había dormido en el sillón-cama que había en la sala del departamento de Kuroo y Bokuto; la luz del sol mañanero se filtraba a través de las cortinas, en tanto los sonidos provenientes de la cocina y la ducha del baño indicaban que sus amigos ya se hallaban despiertos.

—Buen día —dijo Daichi al asomarse a la cocina y ver a Kuroo ocupándose del desayuno.

—¡Buen día, capitán! —Sonrió el otro chico con energía—. ¿Nervioso?

—No lo sé —bostezó—. Cuando termine de despertarme te digo cómo me siento...

—¡Pues yo sí estoy nervioso! —Vociferó Bokuto apareciendo con el pelo mojado y la toalla anudada a la cintura.

—A ti nadie te preguntó —aclaró Kuroo—. Además, ¿por qué estarías nervioso tú? Hoy solo tienes entrenamiento.

—¡Bro! —Los ojos de Bokutos se agrandaron—. ¡Daichibro abandona el nido! ¿No te da ansiedad a ti también? —Le preguntó gesticulando de forma exagerada—. ¿Y si le cuesta encajar? ¿Y si no le cuesta? ¿Y si se hace otros amigos? ¿Y si se consigue un grupo que le guste más y se olvida de nosotros?

—No tendré tanta suerte —sonrió Daichi mientras tomaba las tazas de los tres para llevarlas a la mesa.

—¿Lo ves, Bro? ¡Ya nos está abandonado mentalmente!

—Deja de exagerar, maldito ridículo —lo regañó Kuroo—. Y deja de mostrar tu culo pelado en la cocina, ve a vestirte antes de desayunar.

—¿En serio sigo peladito? —Bokuto se marchó hacia su habitación, frotándose el trasero en el camino.

Aquel sería el primer día en su nuevo trabajo para Daichi, y su grupo de amigos parecía más ansioso que él mismo al respecto. La verdad era que Daichi tenía un pequeño nudo alojado en el estómago desde hacía unos días, y el peso se iba incrementando a medida que se aceraba su debut en el mundo laboral profesional. No obstante, él manejaba la intranquilidad de forma mucho más firme que sus amigos; de hecho, que ellos se pusieran inquietos en su lugar lo ayudaba a relajarse. Siempre solía mantener la calma cuando el resto la perdía, así que aquella panda de locos lo ayudaba aún sin saberlo.

Desayunaron los tres juntos al tiempo que Bokuto les contaba sobre sus últimos entrenamientos. Era una mañana como cualquier otra que hubiesen compartido; incluso se escuchaba a Oikawa cantando al otro lado de la pared, entonando "Wake me up before yu go-go" al compás de la música, seguramente mientras se duchaba. Nada indicaba que aquella mañana fuese distinta a todas las otras que habían compartido durante los últimos cuatro años, como si aquel día no diera inicio al camino de cada uno por separado. Daichi empezaría su primer trabajo profesional, Oikawa comenzaría su internado en Medicina, Kuroo iniciaría sus cursos e investigaciones doctorales en una nueva sede de la Universidad, en tanto Bokuto y Ushijima... bueno, ellos ya estaban forjando su propio camino hacía un tiempo ya.

El Club de los 5 - Haikyuu!!Where stories live. Discover now