Assistent.

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Parte I.

  "Say you want to take it slow . When you're ready let me know .I know somewhere we can go to unwind "

El trabajo en la oficina había sido realmente tranquilo últimamente, ya no recordaba mucho, cuando antes había podido experimentar momentos de tranquilidad como aquellos. Sin lugar a dudas la noche se prestaba para salir en búsqueda de un trago, tal vez Wisky en las rocas y... por favor deje la botella.

No es que se sintiera deprimido, ni que el aniversario de la muerte de su padre lo mantuviera en ese estado de ánimo tan opaco. Claro que no era solo eso. Las constantes llamadas de su madre pidiéndole una muchacha con anillo incluido y un par de nietos, también hacían que su mente se hastiara fácilmente, al punto de cortar la llamada en el acto.

Su mirada siempre era clara y concisa, como aquel cartel con luz de neón, "Happy Hour". Tras una leve meditación, ingresó al local que le llamó más la atención y tomó asiento en la barra, si es que las luces tenues del recreativo salón eran suficientes como para iluminar el rostro de aquel cantinero.

Suspiró de pronto, reanudando las cuestiones que hincaban en su cabeza, casi al borde de una posible migraña. Más volviendo al ámbito laboral, sentía cierta desconexión agobiándolo, lo suficiente, desde hacía unos meses. Cuando habían transferido a cierta persona hacia su área de supervisión, creyó estallar de ira. Acaso, ¡¿No era suficiente lo que él hacia?! Aún recordaba la discusión que había mantenido por largas horas con su superior Sasaki Haise y su insistencia al transferir a un asistente, para el óptimo desarrollo de sus actividades. Lejos de ser un alivio, para su carga horaria o un simple reordenamiento de papeleo y citas con futuros clientes, estaba la molestia recurrente que tocaba bastante fuerte en su vida solitaria.

Y es que no se trataba de una bella secretaria, con atributos femeninos interesantes, ni faldas tubulares pegadas al cuerpo. En esa persona no se hallaba el labial carmesí, ni los encantos de un caminar agraciado. En lugar de ello se topaba con un muchacho puritano de casi un poco menos de edad que él, de contextura casi frágil con la mirada suavizada y un excelente manejo de la cafetera. Porque si algo no podía negar, es que podía servir un buen café, cuando se lo proponía.

Alzó un poco su trago y observó el quiebre de los cubos de hielo junto al líquido sepia. "Mutsuki Tooru". La ficha de su expediente no constaba más, que de una hoja de vida y unas cuantas referencias de otros departamentos aledaños al suyo. Era bueno en su trabajo y aún con sus fallas, podía reorganizar su vida. No obstante sentía que había una falta bastante grave en él y no era solamente el hecho de que era hombre.

Ocurría que le resultaba frustrante encontrarse cada vez más dependiente de un simple asistente, cuando en un tiempo atrás su trabajo era acabado no antes de las 8 pm, en la actualidad todo finalizaba a las 6 pm. No es que fuera un desagradecido, pero aborrecía no poder ocupar su tiempo con algo que no sea su empleo. Porque su vida giraba en torno a su empleo.

Tomó de aquel líquido que le era ofrecido dentro del cristal y ladeó su cabeza, un tanto atraído por las lentejuelas de un vestido bastante provocador. Las luces se reflejaban en el mismo y lo hacían presa de una mirada predadora. Las pestañas alargadas con productos químicos le invitaban con suaves aleteos a dirigirse hacia la guarida de su diosa.

Ella era, como él solía pensar, una buena compañera de juegos. Con un cuerpo escultural, de curvas perfectas y peligrosas, las cuales, gustaba de disfrutar. Siempre que se reunía con ella, lograban ambos hacer resonar la cama de aquel hotel ubicado a unas pocas cuadras de aquel bar. Verlos desde un punto externo, él asumía que no era muy diferente a un ritual de apareamiento, claro que a excepción de los animales, tenía muy poco interés en la preservación de su especie.

The year of Horsey [Mutsurie]Where stories live. Discover now