Capítulo 7-Maratón 1/4

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3.35 horas. 7 de octubre. En algún lugar del mundo

"If the war by heavens gate released desire

In the line of fire someone must have known

That a human heart demands to be admired

Cause in the Center of the Universe

We are all alone…"

El estribillo de "Center of Universe" resonó en el oscuro cuarto a un volumen lo suficientemente alto como para despertar a cualquiera, repitiéndose varias veces hasta que la dueña del móvil lo silenció al tiempo que se levantaba de la cama maldiciendo entre dientes.

—Más vale que sea algo importante —masculló a modo de saludo al descolgar el teléfono.

—Creo que me estoy desangrando —sonó al otro lado de la línea—. ¿Eso es suficientemente importante Shawn?-

—¿Camila? —inquirió terminándose de despertar y encendiendo la luz de una habitación atestada de monitores, ordenadores, cables y un sin fin de aparatos electrónicos—¿Qué ha ocurrido?-

—Un encuentro con los malos, supongo. Necesito un médico-

—De acuerdo,dame un segundo —shawn se sentó en un silla giratoria y encendió uno de los monitores, poniendo el teléfono en manos libres y dejándolo sobre la mesa, comenzó a teclear y navegar; al menos uno de sus ordenadores siempre estaba encendido—¿Lo de desangrarte…?-

—Puede que haya exagerado un poco —una débil risa se oyó por el auricular—pero la verdad es que no tiene buen aspecto. Casi me meten una bala en el estómago…-

—¡Joder!-

—Eso mismo pensé yo. Pero tuve suerte, solo me ha rozado, aunque me ha hecho una buena herida-

—Ya lo tengo. Escucha, en la zona en la que estás tenemos una clínica de confianza ¿crees que podrías ir hasta allí?-

—No lo tengo muy claro ¿Podéis enviarme a uno de sus médicos? De los que no hacen preguntas-

—Veré qué puedo hacer, Espera-

—Tranquilo, no voy a ir a ninguna parte-

Shawn echó mano de otro móvil y marcó el número de uno de los contactos en la clínica; como le había dicho a Camila era de confianza, eso quería decir que varias de las personas que trabajaban allí colaboraban con La Agencia como miembros de apoyo, la mayoría de ellos serían médicos y enfermeras y algún alto cargo dentro de la administración. La Agencia mantenía "contactos" como ese a todo lo largo y ancho del mundo, para que sus agentes de campo no se encontrasen totalmente desamparados en momentos de necesidad.

Tras una breve conversación con un médico del turno de noche, shawn volvió al otro teléfono donde Camila esperaba su respuesta.

—Ya está. Un médico va en camino, no tardará mucho-

—Gracias-

—No hay de qué, solo hago mi trabajo como tu lo haces Camila ¿seguro que estarás bien?-

—Creo que sí. He parado la hemorragia con una toalla, pero unos puntos no me vendrán nada mal… Aunque duelan y me dejen una bonita cicatriz… ¡Ey!, ya tendré algo que contarle a mis nietos-

—Al menos sigues bromeando —rió shawn—Será mejor que ahorres fuerzas. Yo me encargo de avisar a la oficial-

—Te lo agradezco-

—Pero ya sabes que querrá hablar contigo más tarde-

—Lo sé. Para entonces le tendré preparado un informe-

—No solo se pondrá en contacto contigo por eso,Camila-

—También lo sé-

—Está bien. Cuídate y aguanta hasta que llegue el médico y avísame con lo que sea, ¿entendido?-

—Sí —shawn pudo imaginarse la sonrisa de Camila al otro lado del teléfono.

Camila colgó tras aquello y dejó caer el móvil a su lado en el sofá, donde estaba sentada con el torso semidesnudo y una toalla manchada de sangre atada fuertemente en torno a su cintura. Llamar a shawn había sido lo correcto, para eso todos los agentes contaban con enlaces a los que recurrir si necesitaban algo; por lo general, Camila prescindía de ellos todo lo posible, demostrando que podía apañárselas ella sola, pero en ocasiones como esa, herida y necesitando asistencia médica, era lo mejor que podía hacer. Y de entre todos los enlaces que La Agencia tenía distribuidos por el mundo, la castaña se alegraba de que para aquella misión le hubiesen asignado a Shawn con quien había trabajado en la mayoría de sus misiones y en quien confiaba plenamente.

—Ordenador, apaga todos los monitores —ordenó con voz cansada, mientras aguardaba la llegada del médico, no quería que éste viese ningún tipo de información sensible en la pantalla que tenía en el salón y en el portátil. Al menos el cuarto donde tenía el resto del equipo estaba cerrado.

—Hecho —respondió el ordenador, aunque Camila había visto como los monitores se fundían en negro.

—Tampoco me pases señales de alerta al portátil, hazlo al móvil hasta nueva orden-

—Como desees-

Cualquier aviso de que las cámaras habían captado algo raro devolvería a la vida al portátil, así que era mejor prevenir que lamentar una filtración más tarde.

Los minutos se le hicieron eternos mientras esperaba, la herida le escocía y dolía a partes iguales y apenas podía moverse sin sentir un agudo pinchazo en el costado y cómo la sangre empapaba de nuevo la toalla, que hacía rato que había dejado de ser blanca. Y lo peor de todo es que cada vez se sentía más cansada; empezaba a dudar de tener fuerzas siquiera para levantarse a abrir la puerta.

—Ordenador —llamó con voz apagada— desconecta el perímetro de seguridad-

—¿Estás segura? —inquirió la voz mecánica. No es que la máquina se preocupase por ella, sino simplemente se aseguraba de que esa era la orden indicada.

—Sí, hazlo-

El sistema de seguridad que ella misma había montado en el piso tenía activado un perímetro de seguridad que le permitía ver el exterior de la casa y el edificio a través de varias cámaras externas, así como un cierre electrónico acoplado a la puerta que solo se podía abrir mediante el uso de una llave trucada y un disimulado reconocimiento de retina, una vez cerrada la puerta, el sistema la mantenía cerrada e impenetrable a no ser que ella lo desactivara, como acababa de hacer para que cualquiera pudiera entrar abriendo la puerta desde fuera. Aunque podía parecer un tanto peligroso dejar la puerta abierta en medio de la madrugada, Camila sabía que aquel barrio tenía fama de tranquilo y seguro.

Cuando los ojos comenzaban a cerrársele, oyó cómo llamaban al portero, echó mano de la tablet a la que tenía conectados todos los terminales del piso, así como las cámaras y que afortunadamente estaba a su alcance en la mesa baja y miró la imagen que le ofrecía la cámara del portal; se trataba de una mujer que cargaba con algo muy similar a una bolsa de deportes con una cruz visible en un lado de la misma. Camila abrió el portal a través de una de las aplicaciones de la tablet. Apenas pasaron unos minutos cuando la llamada se repitió en su puerta.

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Lo dejaremos por aquí....

Chauuu

Guardaespaldas (CAMREN)Where stories live. Discover now