Capítulo 7-Maratón 2/4

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—Adelante, está abierto —dijo al tiempo que colocaba la tablet, ahora en suspensión, sobre la mesa nuevamente.

Oyó los suaves pasos de la médico penetrar su casa y detenerse vacilante tras cerrar la puerta.

—En el salón —indicó Camila

La médico no tardó en aparece ante ella; se trataba de una mujer de unos treinta y pocos, de estatura media, delgada, de pelo corto y negro y ojos cafes su expresión amable transmitía calma y seguridad, sus movimientos rápidos y hábiles mientras dejaba la bolsa sobre la mesa, se desprendía de la cazadora, dejando al descubierto el pijama azul que uno acostumbra a ver en los hospitales, y empezaba a sacar material médico hablaban de profesionalidad.

—¿Herida de bala? —preguntó directamente, sin duda sabía que no trataba con un paciente normal.

—Sí. Me rozó —contestó Camila viendo cómo terminaba de sacar un maletín y lo abría, dejando al descubierto diverso instrumental que prefirió no seguir observando.

—Déjame ver…-

La mujer se volvió colocándose un par de guantes de látex y se detuvo en el acto, escrutando a Camila con mayor atención, una expresión de sorpresa se fue formando en su rostro.

—Yo te conozco… —musitó la mujer sin apartar la mirada de la cara de Camila

—¿Qué? —La agente trató de hacer memoria rápidamente, pero no recordaba haber visto jamás a aquella médico; ésta no era su primera misión en suelo Miami pero estaba segura de que ella jamás la había atendido.

—Eres… —frunció el ceño pensando— Camila la estudiante de intercambio de la que habla Dinah ¿estás en su clase en la facultad, verdad? Las vi juntas un día en el centro con Lauren y Tyga-

Por un momento, Camila se quedó helada, temiendo que su tapadera pudiera quedar al descubierto y la retirasen de la misión antes de tiempo.

—Ni una palabra —advirtió cortante y fríamente, olvidando por un momento la delicada situación en la que se encontraba.

—Oh… oh —fue entonces cuando la mujer debió caer en la cuenta de lo que Camila era en realidad, la razón de por qué yacía herida sobre el sofá de su casa—. Dios… Pero eres tan joven… No puede… Dios-

La médico parecía perpleja, como si le costase creer que alguien de la edad de Camila fuese un agente activo de una organización como La Agencia.

—Conoces el procedimiento, sin preguntas —le advirtió Camila

—Sí, pero… —Camila sacudió la cabeza—Está bien, tienes razón-

Sin embargo, su inmovilidad le decía a la agente que la mujer no se quedaba tranquila, que necesitaba oír algo que disipara sus dudas y Camila sabía lo que era exactamente.

—Lo que estoy haciendo aquí no tiene que ver con Dinah—le dijo—. Es una misión de vigilancia, nada más —añadió finalmente, quizás dando un dato que no necesitaba revelar, pero no sabía bien por qué, no quería que aquella mujer dudase de ella.

—¿En la universidad? —la pregunta pareció escapar de sus labios casi involuntariamente.

—No diré más —negó Camila y arrugó el rostro en un gesto de dolor al sentir una nueva punzada en la herida abierta.

Aquello pareció hacer reaccionar a la médico, que adoptó nuevamente una expresión de profesionalidad y, tras indicarle que se recostara, se arrodilló a su lado, retirando con cuidado la toalla que mantenía a ralla la hemorragia. Camila no pudo evitar gemir de dolor varias veces durante el proceso.

Guardaespaldas (CAMREN)Where stories live. Discover now