Retrocedí unos pasos cuando lo vi salir.
- ¿Le puedo ayudar en algo? - dijo mientras revisaba algunos papeles que sostenía entre sus manos.
-Su nueva secretaria- miré al suelo y él asintió lentamente.
-Bien, un gusto- subió su mirada a mí -Tu lugar de trabajo es por aquí- comenzó a caminar al lado de su oficina y lo seguí. No era tan grande, pero me acostumbraría, estaba bien.
-Su descanso es hasta las diez, no me tiene que avisar, solo se va y regresa en media hora- dejó los papeles en el escritorio y metió sus manos en sus bolsillos del pantalón- Descansa el Domingo. No puede traer amigos o lo que sea aquí y me pasa todas las llamadas, ¿entendió? - lo miré y asentí rápidamente.
-Bien, comience a trabajar, le he dejado algunas hojas ahí- se giró y se encerró en su oficina. Puedes sobrevivir, ¿no?
Me acerqué, deje mis cosas encima del escritorio y me deje caer en la silla. Sabía que esto no iba a ser sencillo, pero jamás pensé que iba a estar tan malditamente sexy. Definitivamente tengo que controlarme.
Miré los papeles y comencé a trabajar en ellos.
Después de no sé cuánto tiempo ya casi terminaba, pero era hora del descanso, por fin. Me levanté con mis cosas y salí de ahí hacia el elevador, entré y miré otra vez la placa de esa puerta, tú y yo sabemos que él iba a ser mi perdición, ¿cierto? Presioné el botón y levanté mi cabeza, tranquila Sam, estas aquí por el trabajo, ignóralo. Tenía razón, debería ignorarlo. Algo que odio de mi es ser tan enamoradiza y apenas llevo unas horas, aunque solo me pongo nerviosa, pero por ahí se empieza.
Salí de ese edificio en dirección a la biblioteca. Amo leer y estoy ahí todo el tiempo, ¿Qué mejor que pasar tu descanso leyendo? Nada.
Entré, tomé un libro y me senté en una mesa algo escondida detrás de unas estanterías.
¡Finch está enamorado de Violet! ¡Era obvio, pero es emocionante! Cerré el libro, tomé mis cosas y salí de la biblioteca con una sonrisa. No quiero acabar ese libro, es muy bueno y lindo, aunque algo malo está pasando, pero tengo disfrutar antes de que se arruine.
Llegué al edificio, entre directamente al elevador y fui al último piso. Cuando se abrieron las puertas caminé a mi escritorio y lo vi sentado en la silla.
Solo no te enamores, Sam.
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El día que le conocí
Romance[REESCRIBIENDO] Ella pensaba que nadie podía amarla, tenía el pensamiento de que nadie era capaz de enamorarse y hacer todo lo posible para estar con ella. Él lo hizo, le demostró que todas las personas tienen derecho a recibir amor. Esta obra e...