T E R C E R O

150 61 29
                                    

¿Yo siempre tengo la razón?

¿Y qué es la razón para empezar?


No puedo creer que ella haya dicho algo así ese día. Pero debo de darme un poco de crédito, por lo menos no me ha dirigido más la palabra en lo que va de la semana. Ahora que no tengo a Ava siguiéndome de aquí hasta allá, tengo más tiempo para hacer mis tareas, prestar atención en clase, e incluso he rendido mejor en el trabajo. Sabía que debía alejarme de ella.

Pongo a hacer arroz en la cocina mientras pienso en lo que ha sucedido en mi tranquila semana, de nuevo todo sale al pie de la letra, sin complicaciones ni momentos estresantes y hasta se siente todo un poco solitario pero ¡Ja!, ¡yo siempre he estado así!, no es como si fuese a morir, ya me acostumbraré de nuevo.

Pero algo hace "click" dentro de mi cabeza repitiendo mis pensamientos como en una película, "Yo siempre he estado así" ¿Es eso cierto? ¿nunca he tenido amigos?, me sorprendo cuando descubro que es así. Yo no sé hacer amigos. Siempre juzgo a las personas antes de conocerlas, buscando al amigo "perfecto", pero nadie es perfecto ¿cierto?

Sacudo mi cabeza apartando las locuras que se abren espacio en mi cabeza.

¡Oh por favor! Ella es una mala influencia, una chica loca que no sabe de lo que habla.

Me meto al baño mientras se cocina el arroz, me desquito con mi ropa por las palabras con una propietaria loca llamada Ava que por más que no quiero negar, ha tocado mi talón de Aquiles. Abro la regadera dejando que el agua caiga por todo lo ancho de mi cuerpo, y los pensamientos vuelven a atacar.

Pero si Ava no tiene razón... Entonces, ¿por qué no tengo recuerdos de haber ido a algún lugar sin música y divertirme?

Ya basta, ya no pienses en eso Michelle, apreto los puños para darle más firmeza a mis palabras.

Para cuando salgo la comida está lista, apago la cocina dejándola reposar un poco mientras me visto eligiendo las combinaciones que jamás elegiría Ava, luego me sirvo el alimento y que como en el comedor a pesar de ser la única en casa porque es inadmisible ingerir algo en el dormitorio.

La puerta suena dónde descubro a Adrien detrás de ella.

—Hola, disculpa es que encontré esto ayer cuando limpiaba mi departamento, —Alza un juguete con forma de ratón en su mano— olvidé que el sr Mason me había dejado el juguete de Crescent.

—Gracias por entregármelo.

Entonces ya no sé qué decir, nos quedamos en un silencio incómodo en el que nos miramos los pies. Lo único que nos hace dirigirnos la palabra es la gata a mis espaldas, el sr Mason es un conocido de mi familia que está muy enfermo por eso ya no puede vivir solo y por eso se muda con su hija, pero ni ella misma tiene tiempo para cuidar de un gato y él ya no puede.

Es un poco triste, porque a veces por las noches Crescent lo espera pacientemente a que entre por la puerta.

—También quería decirte que, —Carraspea— aunque soy tu nuevo vecino, no hablamos ni nos tenemos confianza, estoy aquí para ti en caso de algo.

No hace falta que lo diga, pero sé que se refiere al día en qué peleé con Ava. Igual no espero que él lo entienda, es un chico lindo y ellos casi nunca son muy rápido para temas complicados.

—Gracias por preocuparte Adrien, aunque estoy bien, —Me encojo de hombros— ya sabes, siempre se está bien si se tiene la razón.

Él sonríe y todo control que había en cuerpo se pierde con esa cara de pecosa diversión.

Cajitas de CristalWhere stories live. Discover now