S E X T O

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Oh no, tú papá está muy furioso.
Ah, pero por suerte
tu ardiente vecino no lo está.
;)


—¿Qué diablos haces?, —cuestiono— ¿estás fumando?

Estamos en la parada de autobuses, me fui por unos instantes a comprar un café y ahora que vuelvo encuentro a Ava con un cigarrillo en la mano, echándole una calada como si fuese lo más normal del mundo.

—¿Qué te puedo decir?, ayuda a relajarte —Se excusa sin más mi amiga la rubia.

—¿Estás loca?, ¡Esto es malo para tu salud! —regaño quitándole el cigarrillo de la boca.

—¡Eh! ¡Ni siquiera había llegado a la mitad!—Protesta.

—¿Desde cuándo estás con esto?

—Algunas veces, casi nunca pero me ayuda a relajarme —contesta encogiéndose de hombros, sin darle la mayor atención a la situación.

—Ava, estás loca, ¿tienes idea de las consecuencias que trae un cigarrillo para tu salud?, ¡te puede dar cáncer!, ¡o se te pueden caer los dientes! Hasta sale en el reverso de la caja.

—¿Qué más da?, tengo un dolor de cabeza incesante, y esto es lo único que lo calma —comenta Ava.

Genial, aparte de loca adicta a la nicotina.

—No, ni hablar, dame la cajetilla —ordeno.

—Mika, no hablas en serio —Se queja.

—Dame —Vuelvo a demandar. Entonces una intensa de batalla de miradas se desata, en cuánto ella parpadea primero sabe que yo soy la ganadora. Me da la caja entera de cigarrillos a regañadientes, pero qué bien se siente ganar—. Esto sin duda será añadido a la lista —aviso sin dar espacio a quejas.

El autobús llega, nosotras nos subimos tomando dos asientos cerca de la salida, Ava sigue haciendo un puchero y yo no puedo evitar volcar los ojos. Es una inconsciente e inmadura, lo hago por su bien.

—Voy a dejar de ir al bar —informo dando pie a una conversación.

Después de la primera vez catástrofica el dueño del local me deja ir algunas veces los lunes y miércoles, puedo cantar algunas canciones y el me da algún pago, no es mucho pero yo tampoco soy muy profesional así que lo acepto.

—¿Qué?, ¿por qué? —Ava frunce el ceño.

—Estuve pensándolo. —digo mientras veo la ventana— Y si quiero tomarme la música en serio, debo tomar clases de teoría musical, solfeo, también quiero estar en clases de baile, teatro y modelaje, la etiqueta es muy importante.

—¡Mika eso es genial! Era hora de que pensaras así —Celebra triunfal, como si fuera una docente que ha luchado en demasía con un alumno para que aprobase el grado.

No sé si sentirme halagada u ofendida.

—Pero, ¿cómo harás con los horarios?, salimos del trabajo a la nueve de la noche y entramos a la universidad a las siete de la mañana, no nos queda tiempo libre.

—Cambiaré de trabajo, hay puestos de vigilante para los fines de semana y te pagan un poco más, la única condición es que debo quedarme cuidando el lugar junto a otras señoras todo el fin de semana.

—¿Y el descanso para cuándo?, ¿te crees un robot o algo así? Mika no te excedas. Sé que te incité a que lucharas por tus sueños, pero lo menos que quiero es que termines enferma por exceso de trabajo.

—Tranquila, mis descansos serán los sábados y domingos igual, sólo es una enfermería de emergencia en un centro comercial, el Simbol Bay, mi trabajo consiste en vigilar que nadie entre a la enfermería a robar y ayudar en caso de que haya algún herido. —explico pacientemente.

Cajitas de CristalWhere stories live. Discover now