D É C I M O

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Hay amistades únicas,
como un pejelagarto
pero más bonito.


—¡Ya es tarde, te dije que no nos daría tiempo!

Bajo del autobús entre trompicones seguida de Ava y Maven.

—¿Para qué peleas con ella? Ava nunca escucha —se queja Maven.

—¿Y qué proponían?, ¿dejarla irse así cómo estaba?

Hace una mueca asqueada recordando mi atuendo anterior mientras nos desplazamos por la acera con rapidez.

—Sí, mi ropa no tenía nada de malo. Además ellos lo que quieren es escuchar mi voz, no verme desfilando.

—A ver, tu ropa tenía todo de malo, —acepta Maven— pero creo que lo horrible de tu atuendo podía ayudar a impactar visualmente a los jueces para que al menos no te olvidaran.

—Mika no escuches a este cerdo, la imagen personal es muy importante.

A veces pelear con ellos es como regalarle una lupa a un ciego que está borracho y es muy terco.

—Claro que no, los dos están equivocados.

—¿En serio? —Ava alza una ceja—. Vete a una entrevista de trabajo con tu pijama de Bob Esponja y combínala con tus pantuflas de Stitch, luego avísame si te contrataron.

¿Por qué estoy aquí discutiendo con ellos cuando debería preocuparme porque no se me olvide la letra de la canción en plena audición?

—¡Ah! -exclamo frustrada—. ¡Esto no tiene sentido!, ¡me voy a quedar sin números, solo apúrate!

Decido correr las últimas calles. El sudor hace que se me peguen los cabellos a la frente pero no pienso perder la audición solo por la idiotez de Ava, ¡ella es tan inmadura a veces!

Cruzo la esquina de un gran edificio dejándome apreciar el final de una larga fila de chicas, algunas tenían guitarras, otras saxófonos, bajos o violines, pero unas pocas como yo no tenían instrumento. Me tomo lugar al final de la fila para entrar al edificio de Kalioppe Recórds, la sede central de la productora que está organizando esta audición, luego de que Adrien me sugiriera venir estuve investigando y descubrí que es una de las mejores en la industria, ha formado a muchos artistas de renombre. Otra razón para estar nerviosa. Minutos después, que me parecen horas al estar sola en fila sin nada con qué entretenerme, una chica con la camisa de los organizadores sale a la calle para empezar a repartir los números para ser atendidos.

Veo fijamente la mano de la chica percatándome de los pocos tickets que le quedan. Tengo miedo, ¿y si no hay suficientes para que yo tenga mi oportunidad? No creo que nos atiendan a todas hoy, de seguro me tendré que venir mañana nuevamente, pero ya estoy de permiso en el trabajo hoy no puedo también faltar mañana. ¡Es culpa de Ava! Si no consigo un número hoy, juro que la busco, la enveneno, la mato, la revivo, le pego, la mato, y la vuelvo a revivir.

Cuando ya está dándole el último ticket a la chica en frente de mí la joven dice:-Lo siento a las demás, pero solo audicionarán las primeras 49 en la fila. Lleguen más temprano mañana.

Todas nos quejamos a viva voz. Genial, todo esto para nada, ¡incluso me obligaron a vestir un incómodo vestido floreado con sandalias!

Estoy a punto de irme para buscar a mi próximamente muerta amiga porque, después de todo, no tiene caso seguir aquí, entonces de pronto escucho:— ¡Elizabeth! —grita un señor canoso a la chica que había repartido los tickets—. Se te cayó uno —Le entrega el faltante.

Cajitas de CristalМесто, где живут истории. Откройте их для себя