Capítulo nueve.

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Narra Marley:

—Me alegra que todos estén aquí, en verdad es importante para mí.

Todos mis amigos y los amigos de Mateo estaban ahí para festejar que estábamos viviendo juntos ahora.

Por alguna extraña razón no estaba tan emocionada de estar celebrando esto. No sé si es porque no estaba segura de lo que hacía o en serio no quería hacerlo. Me sentía bien viviendo sola pero la razón por la que acepté vivir con Mateo fue porque estaba segura que ambos estaríamos bien juntos. Pero ahora, siento que me precipité un poco. De igual forma, soy feliz con él.

—Es bueno que hayas encontrado al indicado, Marley. Ya lo merecías.

—Ingrid, solo estoy aquí para celebrar que estamos viviendo juntos, tranquila con tu "indicado".

Ella negó con la cabeza mientras miraba al rededor del departamento.

—Es porque tú no crees que él sea el indicado, ¿cierto?

—No lo sé, es que, creo que decirlo es precipitase mucho y no quiero hacerlo.

Ingrid no dijo nada más, trataba de escuchar lo que le decía pero su mirada se dirigía a Freddy casi todo el tiempo. Él estaba charlando con una amiga de Mateo, quién era una pasante en el despacho donde él trabaja. Se veían muy entusiasmados hablando entre sí, así que se notaba a kilómetros de distancia que mi prima estaba celosa de aquella escena que estaba presenciando frente a ella.

Estaba segura que mi prima era capaz de ir a separarlos pero la única razón por la cuál no lo hacía era porque ella había pedido el divorcio y no Freddy. Ingrid se estaba dando cuenta que dejar de amarlo le iba a llevar más tiempo del que ella estaba dispuesta a manejar.

—Deberías ir a hablar con él —le dije mientras los observaba igual que ella —. Tal vez puedan arreglar las cosas y así no estarías de celosa con la persona de la que te quieres divorciar por razones tontas.

—Cállate, Marley. Yo no quiero arreglar nada con él, es más, me alegro que pueda seguir buscando a alguien que tal vez sí lo comprenda.

Una vez dicho eso, se fue enfadada hacia la cocina sin dirigirle la mirada a nadie, mucho menos a Freddy que la siguió solo con los ojos. Quería golpear a ambos por no darse cuenta lo tontos que son al no hacer nada al respecto, mejor dicho, a luchar. Freddy lo intentaba pero se rindió, supongo. Y sí, Ingrid necesitó ser una mejor esposa, no lo estoy negando.

—Entonces, aquí estás —Giré para ver a Jos a lado de mí —. Felicidades por todo esto.

Qué incómodo.

—Gracias, Jos —dije con una sonrisa nerviosa —. Gracias por haber venido, significa mucho para mí compartir esto con todos ustedes.

Honestamente, compartir este momento con Jos es jodidamente incómodo, más que cuando iba a comprar tampones con mi papá a los 15 años. Como fuera, estaba feliz, porque estaba aquí, en cierta forma apoyándome y bueno, porque tuvo que acompañar a Marina, obviamente.

—No tienes que agradecerme —Rió con sequedad —, ¿quién sería si no viniera a apoyarte?

—Supongo que un ex novio normal.

—Tú y yo no somos una ex pareja normal.

Y eso era cierto. Seguíamos juntos a pesar de todo lo que habíamos pasado pero ya no amándonos, solo como amigos. Creo que para mí, madurar es poder ser amigo de los ex sin problema o tal vez yo sea una rara por seguir siéndolo.

—Bien, eso es verdad.

Y nos quedamos en silencio. Antes, cuando éramos novios, el silencio no era incómodo, no existía incomodidad con él. Pero ahora, sentía que ya no podíamos estar juntos sin saber qué hacer. Asi éramos amigos y empiezo a creer que es algo que no está muy bien.

—Espero que seas muy feliz con él, te lo mereces, Marley.

—Espero que tú seas feliz con Marina.

—Gracias.

Y silencio otra vez.

Después de un rato de seguir recibiendo felicitaciones de todos, lo único que quería era quedarme sentada a lado de mis amigos. Alan y Jos estaban hablando acerca de un videojuego mientras que Bryan e Ingrid charlaban sobre un artículo que ella había visto hace poco en una revista de ciencias. Me quedé ahí sentada y después de un rato llegó Freddy, se había despedido ya de Ana, la amiga de Mateo.

—Veo que Ana te agrada —Lo miré con una sonrisa de felicidad.

—¿Qué? Sí, es agradable —dice con un poco de confusión —. Pero no de la forma que tú crees, es bonita pero tu prima es la única que aún está en mi mente todo el tiempo.

—Y ella se quiere divorciar.

—Y ella se quiere divorciar —dijo.

—Creo que el matrimonio es tan complicado.

—Sí, claramente lo es, solo que hay que saber estar juntos desde un principio.

Antes de que pudiera contestar a lo que había dicho, Mateo se acercó a mí y me pidió que fuera con él hasta el centro de la sala de estar. Se paró en frente de los que aún quedaban y yo me quedé a lado de él. Todos dirigieron su atención hacia nosotros.

—Amigos, quiero agradecerles por estar aquí, para nosotros es verdaderamente importante que compartan este momento de felicidad pero no es todo —dijo y yo lo miré de forma confusa, no sabía que es lo que estaba diciendo —. Quiero decir delante de todos ustedes que Marley es lo mejor que me ha pasado y que verdaderamente la amo.

Antes de darme cuenta el estaba viéndome mientras sacaba un pequeño estuche de su pantalón, me sonrió y se hincó delante de mí, haciendo que mi corazón se acelerara.

—Marley, te amo, he pasado los mejores momentos junto a ti y quisiera pasar todos mis momentos contigo —no sabía que decir, ni siquiera sabía si debía decir algo pero antes de hablar, él continuó —. Mar, ¿te casarías conmigo?

Abrió el pequeño estuche y de él se asomaba una hermosa sortija, brillaba de una forma tan peculiar. Todos nos miraban con ternura y yo lo veía con gran asombro. Lo primero que pensé fue lo primero que dije.

—Sí.

El sacó la sortija de la caja y me lo puso para después ponerse de pie y abrazarme. Todos estaban aplaudiendo, menos Jos, él salió del salón tres segundos después.

Última Oportunidad. ||EDUF #2||Jos CanelaWhere stories live. Discover now