Capítulo once

1.1K 93 10
                                    

—No puedo creerlo, no puedo, engañé a Mateo, ¿estás de acuerdo que soy la peor persona del mundo?

—Mira, sé que lo eres, pero amas a Jos. Deja de negarlo ya.

—Me voy a casar, él se va a casar, ambos estamos mal.

Ingrid dejó el esmalte de uñas a un lado y dirigió su mirada hacia mí. Torció los labios a forma de mueca, quería decir algo pero parecía que no encontraba las palabras exactas para apoyarme o para desaprobar lo que estaba pasando.

No quería engañar a Mateo, ni siquiera entiendo bien qué fue lo que pasó después de que Jos me suplicó que no me casara. Simplemente dejamos llevar el tiempo, ambos perdimos la noción de nuestra vida y lo que representaba en ese momento. Fue el peor error que pudimos cometer.

Ambos estamos a punto de formar una vida con otra persona, fallamos a lo que creíamos seguro. Pero, si en verdad fuera seguro su amor por Marina y mi amor por Mateo, ¿hubiéramos sido capaces de igual forma a tratar de volver a amarnos de forma libre? Honestamente, no sé la respuesta, pero sabía que lo llegué a sentir tan perfecto.

—Mira, prima, la realidad es esta: Jos se va a casar con alguien que conoció después de dejarte ir. Eso quiere decir que ella fue su clavo —suspiró —. Ahora, tú te vas a casar con alguien que conociste en el tiempo en el que Jos ya no significaba nada para ti, ¿entiendes la diferencia?

—Trato de comprenderla.

—¡Tienes que dejar ir a Jos! Su historia acabó, si él no pudo seguir, tú si pudiste, estás confundida, estás confundida porque Jos volvió a adentrarse en tu vida. Y lo hizo porque él no supo superarte de la forma que debía.

—Entonces, realmente no estoy enamorada de él, es solo la luz que se intenta prender.

—Piensa en ello, Marley.

Después de un rato, me encontraba de camino a mi apartamento, pensando en todo lo que había dicho Ingrid. No podía distinguir si ella tenía razón o solo estaba tratando de comprender y sacar teorías al igual que yo.

Había algo que sabía que era cierto; amaba a Mateo y él me amaba a mí, pero tener a Jos cerca no me ayudaba en mucho, simplemente me hacía viajar al pasado.

El sonido de mi celular me hizo salir de mis pensamientos. Bajé mi mirada hacia la pantalla; era Jos. No sabía si debía contestarle o no. Al final, mis dudas se fueron y conecté mi celular al auto para poder hablar con él sin distraerme mientras manejaba.

—Creo que tenemos que hablar, Marley.

—Jos, solo quiero que olvidemos el asunto, ¿sí? No estuvo bien lo que hicimos y me siento realmente mal por todo eso.

Lo oí suspirar a través de la bocina.

—Sigo diciéndolo, no te cases. Váyamonos juntos, a cualquier lado, sin que nadie se entere, solo tú y yo.

—¿Estás loco? No podemos hacer eso. Y aunque lo aceptara, no estaríamos solos, los paparazzi siempre saben como localizarte.

—Por eso no te preocupes, conozco un lugar, ¿qué dices?

—¿Que qué digo? La respuesta es un no, Jos.

De repente, el auto se inundó de silencio. Ninguno de los dos estábamos hablando. Ya había dado mi decisión final y Jos debía aceptarlo.

—Si cambias de opinión, avísame. Voy a esperar tu llamada.

Dicho esto, colgué antes de que pudiera decir algo más. Claro que no podía aceptar aquella oferta, ¿en qué estaba pensando?

Estaba pensando en nosotros. Jos quería demostrar que aún podíamos estar juntos y yo, solo quería demostrar lo contrario. Pero quería estar con él. Sabía que necesita esa parte de él, aunque fuera una última vez. No podía creer lo que estaba pensando, ¿en serio iba a hacerlo? Claro que sí.

Marqué su número. Contesto al segundo pitido.

—¿En dónde te veo? —se quedó callado unos segundos. Podía imaginar su sonrisa al otro lado del celular, eso hizo que me hiciera feliz también.

—Te veo en central de autobuses que queda cerca de tu casa, a las 8:30. Empaca lo que necesites, por lo demás no te preocupes.

—De acuerdo.

—Ah, Marley —dijo e hizo una pausa —, hazlo lo más rápido posible. Antes de que te arrepientas.

Después de veinte minutos ya estaba en mi casa, buscando una valija en la cuál meter lo que fuera a necesitar.

Pasados cuarenta minutos, ya estaba completamente lista. Me cambié el vestido que llevaba puesto por un pantalón de mezclilla, playera y sudadera. Lo esencial para sentirse cómodo.

Bajé mi maleta al auto y la metí en la parte trasera. Faltaban 20 minutos para reunirme con Jos.

Me metí al auto con un nudo en el estómago por los nervios, estaba feliz. Me puse el cinturón de seguridad y salí del estacionamiento, le mandé un mensaje a Ingrid diciéndole que estaría fuera por un par de días y que no se preocupara. Dejé el celular a un lado y comencé a manejar. Cada vez faltaba menos para poder sentirme libre una vez más.

•~~~~•~~~~~~•~~~~~~~•~~~~~~•

¡Hola! Lamento tanto la tardanza, de verdad. ): Pero espero poder estar ya más activa. Aquí mi problema es que en un mes es mi examen para la universidad y estoy poniendo todo mi esfuerzo en eso, espero lo entiendan.

Pero quiero platicar un rato con ustedes, cuentenme, ¿ustedes ya saben que van a estudiar? Dejenme saber en los comentarios.

Gracias por su paciencia, son lo mejor del mundo, nos leemos pronto. Lo prometo. xx

Última Oportunidad. ||EDUF #2||Jos CanelaWhere stories live. Discover now