Capítulo dieciocho

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1 año y 24 días después.

A simple vista todo se veía exactamente igual en México. Los edificios, las calles, las personas. Después de haberme ido un año a Europa creo que era momento de volver.

Encontrar el edificio en donde trabaja el nuevo mánager de CD9 fue bastante complicado ya que después de un año de no manejar por las calles de la ciudad de México me resultaba un poco difícil tratar de identificar cada calle.

Cuando entré en la oficina, era el único que faltaba. Todos estaban ahí, esperándome. Todos se acercaron cuando entré y nos dimos un abrazo de grupo como hace mucho no lo hacíamos. Siendo honesto, fueron a las personas que más extrañe a parte de mi familia , pero, evidentemente ellos han sido mi familia desde ya mucho tiempo atrás.

—Ahora que están todos aquí, podemos empezar con esto —habló el señor calvo detrás del escritorio de nombre Joseph —. Hablemos de la gira del reencuentro de CD9. Han pasado cinco años desde que no hacen nada juntos, así que es momento de darle al mundo su música.

—Estoy muy emocionado con esto de la gira, hace tanto tiempo que no pisamos todos juntos un escenario.

—Alonso tiene razón. Hay que hacer algo mágico.

Todos comenzamos a dar ideas acerca de lo que sería una nueva gira. Todo parecía como en los viejos tiempos, cuando éramos jóvenes. Pero ahora ya no es así, nuestros 25 años ya pasaron para todos y empezamos a ser más grandes cada vez.

Una vez que la junta terminó y salimos juntos sin decir nada, desde que me fui, recibí varios mensajes de los chicos que no me digné a contestar, quería estar solo, olvidar a Marley y posiblemente encontrar algo que me hiciera feliz aparte de subir a los escenarios. Y lo encontré, me di cuenta que también era bueno dando clases a las personas, así que en Madrid decidí dar clases de música a las personas.

—¿Por qué no respondiste a ninguna llamada?

Giré mi vista para ver a Alan, con una expresión poco descifrable en el rostro. Estaba molesto y sabía que cualquier cosa que dijera, no podía excusarme.

—Necesitaba alejarme de todo. Y lo siento por eso, realmente los extrañé, pero estoy aquí de nuevo.

—Más te vale que no vuelvas a hacer eso, todos vamos a odiarte en serio si vuelves a irte a no sé donde —dijo Alonso al tiempo que me soltaba un golpe con su puño en mi hombro izquierdo. Yo sinreí y todos nos abrazamos con un cariño realmente sincero.

Todos decidimos ir a algún restaurante a comer para celebrar la reaparición de CD9 y aunque siendo honesto, hablar de ello me emocionaba más de lo que podía emocionarme cualquier otra cosa, también me daba curiosidad de saber acerca de Marley, ¿cómo estaría? ¿Sería feliz ahora? ¿más de lo que pudimos haber sido nosotros? Realmente quería saberlo pero no podía preguntar, tal vez por miedo a saber que ella era más feliz que nunca o simplemente no quería verme desesperado. Pero al parecer, Freddy leyó mi mente y él fue quién me dio una noticia que no esperaba ni en un millón de años.

—Ella está bien, Jos. Gorda pero bien.

—¿Gorda? —pregunté extrañado.

—Mierda, aquí no se puede hacer bromas, lo siento —dijo Freddy mientras recibía un codazo de Alan.

—No estoy entendiendo nada.

—Jos, la muchacha de la que hablamos, está embarazada.

Me quedé mudo, no sabía que decir, ¿qué se supone que tenía que decir? ¿estaba feliz?

—No tienes que decir nada, tal vez no es la mejor noticia —Parecía que Alonso tampoco estaba muy contento con la noticia.

—¿Cuánto tiempo tiene?

—Siete meses.

Una parte de mí, quería correr a su casa para verla, abrazarla. Pero por otro, me había prometido que era momento de dejarla atrás, así que alejé la posibilidad de verla de inmediato.

Una vez que terminamos ese almuerzo, cada uno se dirigió a su casa, despidiéndonos para vernos al día siguiente. Cuando llegué a mi departamento me di cuenta que no tenía nada que comer, ni nada para cocinar y estaba seguro que dentro de un par de horas estaría muerto de hambre. Así que decidí tomar mi auto y dirigirme al centro comercial para ir por comida.

Me encontraba en el pasillo de dulces, decidiendo si llevarme unos panditas o una bolsa llena de kisses, cuando Marley y Mateo aparecieron delante de mí. Me quedé ahí parado, tratando de pensar qué hacer. En ese momento, parecía adolescente de 17 años tratando de disimular lo enamorado que estaba. Marley notó mi presencia, así que se paró en seco. Al momento que Mateo volteó a verla, volvió a tomar la postura que siempre tenía y siguió caminando hasta topar conmigo.

—Jos, hola. No sabía que habías vuelto.

—Volvi hace un par de días, yo no sabía que estabas embarazada —mentí.

—Pensé que los chicos te pondrían al corriente.

—Igual lo pensé.

—Qué bueno que estés aquí, los muchachos te han extrañado —habló repentinamente Mateo, le dediqué una sonrisa vaga.

—No pienso volver a irme.

—Bien por ti, amigo. Ahora, si nos disculpas, Marley y yo nos tenemos que ir, iremos a una cena más tarde.

Le dediqué una sonrisa a Marley y ella  me la devolvió. La vi alejarse por el pasillo y algo se me vino a la mente. No quiero perderla.

Última Oportunidad. ||EDUF #2||Jos CanelaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt