Capítulo doce

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Narra Jos:

Habían pasado ya cuarenta y tres minutos desde la hora en la que me había citado con Marley,  no contestaba mis llamadas y tampoco había rastro de ella. No podía creer que se haya arrepentido después de todo.

Salí de la estación de camiones y me dirigí a mi camioneta con todas las esperanzas hechas pedazos, no sé en qué estaba pensando cuando creí que podíamos volver al pasado, la realidad es que ambos habíamos cambiado; cada uno tenía caminos distintos.

Subí a mi auto dejando de lado el fuerte frío que golpeaba mi cara. Me quité el gorro de la cabeza y Prendí el auto. Estaba a punto de salir del estacionamiento cuando mi celular comenzó a sonar. Vi un número desconocido, así que decidí ignorar la llamada y poner en vibrador mi celular y ponerlo en el asiento trasero. Salí de aquel lugar y comencé a andar hacia mi casa, estaba cansado. Lo mejor era llegar a dormir un largo tiempo hasta que desapareciera la tristeza que me invadía.

Una vez que llegué al estacionamiento de mi edificio, aparqué el auto y me quedé sentado ahí un rato. Escuché mi celular vibrando en la parte de atrás, así que lo tomé y me di cuenta que tenía más de diez llamadas pérdidas, todas eran de Alonso, así que decidí devolverle la llamada; contestó al segundo pitido.

—¿Cuál es la pri... —no dejó que terminara la frase ya que las palabras salieron volando de su boca.

Me quedé atónito ante lo que me estaca contando, todo lo que estaba pensando antes se había esfumado en este momento. Lo único que pasaba por mi cabeza era una enorme ola de rayos. Volví a encender mi auto y salí del estacionamiento a toda velocidad.

Marley había tenido un accidente.

No sabía que había pasado con ella pero la voz de Alonso hacía sonar que no estaba bien. No lo entendía, yo pensaba que no quería estar conmigo pero la realidad era que están teniendo un accidente y posteriormente llevada a un hospital con urgencia. Me sentí mal, culpable de mis pensamientos tan negativos hacia ella.

•~•~•~•~•~•~•~•~•

Cuando llegué al hospital caminé con toda prisa hasta donde se encontraban todos, en la sala de espera. Logré visualizar a lo lejos a Alonso, Ingrid y Freddy; los tres se encontraban sentados.

Di pasos veloces hacia ellos y cuando me vieron los tres se levantaron de su lugar. Ingrid me abrazó y los demás me veían con tristeza.

—¿Qué pasó? —le pregunté a Ingrid

—Marley tuvo un accidente. Iba en su auto cuando un camión se pasó el alto y chocó con ella, dicen que fue grave. No sé a dónde iba a esta hora.

—Su auto quedó completamente destrozado.

Ella iba a verme. Cuando tuvo el accidente estaba camino a donde habíamos acordado. Mi respiración comenzó a agitarse al pensar que todo esto había pasado por mi culpa. No podía echarle la culpa a alguien más, sólo podía pensar que yo la había hecho salir de su casa para escaparnos juntos.

No sabía que responder, ¿tenía que contarles lo que había pasado? ¿o era mejor dejarlo en secreto? Mientras tomaba esa decisión prefería quedarme callado, no decir nada más que esperar a que alguien nos diera informes de lo que estaba pasando con Marley.

Mi Marley, si algo le pasada, yo no sabía de que sería capaz. Haría cualquier cosa para que ella siempre estuviera bien, que no sufriera y poder verla sonreír siempre.

Después de un rato, sus hermanos, su papá, Alan y Bryan estaban ahí. Su papá había hablado con Mateo, quién creo, tomaría el primer vuelo a la Ciudad de México. Los doctores aún no aparecían para decirnos algo sobre el estado de Marley.

Estuvimos sentados otra hora más, cuando un cirujano se nos acercó y preguntó por los familiares de Marley, los que estaban sentados se pusieron de pie y su padre se acercó a él para informarle que él era el que debía ser informado. Todos nos acercamos un poco y las palabras del doctor comenzaron a entrar a mis oídos como si fueran cuchillos.

—Marley tuvo que ser operada ya que sus costillas estaban quebradas y ocasionó el colapso de su pulmón izquierdo, por dentro era un caos pero logramos estabilizarla un poco. Aún está muy débil, se encuentra en terapia intensiva y estamos esperando a que despierte.

—¿Cuánto falta para eso, doctor? —pregunté.

—No lo sabemos, ella se encuentra en estado de coma —me miró —. Esperábamos a que sufriera muerte cerebral pero afortunadamente, ella logró estabilizarse un poco más.

Sus hermanos rompieron en lágrimas, al igual que su papá. Ingrid trataba de ser fuerte, pero Freddy parecía conocerla tan bien que la tomó de la mano; ella la apretó y bajó la vista al suelo. Todos los demás estábamos impactados, no sabía que decir, al igual que todos. El doctor notó el silencio abrumador entre nosotros y nos informó que podíamos pasar a verla, de uno en uno. Yo fui el último.

Cuando entre a la habitación la vi ahí, tan débil, tan lastimada. Estaba dependiendo de algo para seguir viva, no podía verla así, me partía el corazón y no aguanté más, mis lágrimas comenzaron a salir de forma tan precipitada que me dolió la cabeza del dolor que sentía. Me acerqué a ella y me senté a lado de su cama, la tomé de la mano y la besé muy lentamente. Solo la observé, acaricié su cabeza mientras todos los momentos vividos con ella llegaban a mi cabeza como bolas de cañón.

—No me dejes —susurré —. No puedes dejarme, Marley. Te amo, te he amado desde los dieciocho. Estar alejado de ti fue lo más duro que he podido vivir, es momento de que estemos juntos, por favor, no te vayas.

Última Oportunidad. ||EDUF #2||Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora