visita al mundo de los vivos

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Un muchacho de cabellos plateados algo crecidos y vestido de blanco, se hayaba buscando a su escurridizo "esposo", pero no lo encontraba, ya había buscado cada rincón.

-Kaname!- grito, agradecía a Akatsuki el que le dijera cual era el nombre de su ahora esposo.

Aunque... sabía que de nada serviría el llamarlo.

No muy lejos de donde se encontraba aquel joven muerto, se encontraba el heredero Kuran quién al oir su nombre y reconociendo aquella aterciopelada voz trató de ocultarse, pero le fué imposible ya que se enredó en telaraña, y se asustó al ver una tarántula de tonos anaranjados.

-Ten más cuidado chico-le reclamo, Kaname horrorizado ante esto volvió a correr.

El novio buscaba con la mirada más no podía dar con el castaño, y comenzaba a impacientarse.

-Tu novio si que huye de ti...-se escuchó una voz tranquila retumbar desde el interior  de la cabeza del de cabellos plateados,
lo cual lo hizo fruncir levemente el ceño.

-No es mi novio...es mi esposo-dijo enseñando su mano izquierda esquelética donde llevaba puesto el anillo.

El gusadi suapiro -Te hecharé un ojo-dijo mientras empujaba el ojo del chico hasta sacarlo para poder asomarse de la cavidad orbitaria, aquél gusano de tono rojizo comenzó a visualizar en todo los lugares hasta que vió correr al de cabellos castaños.

-¡allí está!-exclamó para así alertar a su albergador.

El peliplata no perdió tiempo y  rápidamente se colocó su ojo, comenzando una nueva persecución.

Pasaron por donde Kaname había tratado de ocultarse.

-Se fué por allá-dijo la araña indicando una calle.

-Gracias Rima-san-contestó para tomar el camino señalado.

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Kaname ya no tenía salida, se encontraba acorralado.

La vida si que lo odiaba.

Oyó unos pasos tras suyo y volteó su mirada, encontrándose con unos ojos violetas que lo observaban de manera seria para luego reemplazarla por una cálida, esto lo tranquilizó en cierta forma.

-Aquí estabas, Kaname-le dijo pasando por su lado para sentarse en una banca que había allí mismo.

El Kuran lo observó extrañado.

-como sabes mi nombre? -dijo intrigado y algo desconfiado.

-Kain me lo dijo- fue la respuesta que dio, le dio una sonrisa, dando palmaditas en aquél asiento invitándolo a sentarse con él. A lo cual, el castaño solo hizo caso y se sentó.

-Siento mucho lo que te pasó...pero yo debo regresar-dijo Kaname.

-Estamos en el mundo de los muertos, eso es imposible-dijo el contrario en tono serio, sacando otro  suspiro de resignación por parte del Kuran.

-A todo esto, cómo te llamas?-preguntó curioso, al menos eso debía saber.

El peliplateado sonrió- Zero...-dijo con una pequeña sonrisa.

Kaname se quedo mirándolo fijamente a los ojos embelesado, realmente  tenía un color extraño pero muy hermoso.

-q-que pasa ...-dijo Zero algo nervioso por la penetrante mirada del contrario.

-lo siento... - dijo sin apartar la mirada - siempre tiendo a observar con detenimiento lo que me gusta... - Kaname cayó en cuenta de lo que dijo y se sonrojó imperceptiblemente -d-digo... Tus ojos... tus ojos son muy bonitos....-

EL NOVIO CADÁVERWhere stories live. Discover now