Noche de bodas

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La noche estaba sobre ellos, una hermosa noche de invierno.

Pequeños copos de nieve caían, el ambiente era frío, ambos caminaban de la mano. Hasta que pararon frente a una mansión, el castaño abrió la puerta y allí estaban; Sus padres al notar su presencia voltearon su vista a la entrada.

-¿Kaname?-dijo la mujer, se levantó y corrió hacia su hijo y lo abrazó posesivamente, las lágrimas de Juuri no se hicieron esperar, su hijo estaba de vuelta.

Haruka se acercó al menor de los Kuran, cuando su mujer se separó lo abrazó.

-Me alegra de que estés en casa, Kaname.-susurró el castaño mayor.

Zero se mantenía al margen de la situación,  fue cuando su ahora esposo volteó hacia él y lo acercó.

-Mamá, Papá...Él es mi esposo...Kiryuu Zero-ambos progenitores se sorprendieron, su hijo, ¿estaba casado?, ¿todo era cierto?.

-m-mucho gusto-dijo tímidamente el peliplata, para sorpresa de todos , Juuri abrazó al de ojos amatistas, sus lágrimas de felicidad caían sobre sus mejillas.

-Me alegra que escogieras a mi hijo.-le susurró - a pesar de ser un cabeza hueca, desobediente y torpe-

Kaname sólo suspiro al oír eso.

El padre de Kaname le estrechó la mano en forma de aceptación y bienvenida.

-Te hemos buscado por todas partes hijo...creíamos que ya no te volveríamos a ver-dijo su padre.

-Pero ahora regresaste...Zero...bienvenido a la familia-continuó su oración.

-Kaname, cuida bien de tu esposo...-dijo la mujer a su hijo.

Kaname le contó lo que había ocurrido, sus padres al principio no le creían, pero al ver la honestidad en los ojos de su retoño supieron que era verdad.

La preocupación y desesperación los había cambiado para bien, ver a su hijo feliz al lado de su esposo era un regocijo, por primera vez, aceptaron la decisión de su unigénito, no les importó su apellido ni estatus, ni siquiera lo que la gente diría al ver a su hijo casado con otro hombre, lo que si importaba, era que Kaname fuera feliz, si ellos se amaban, ¿por qué debería importarles lo demás?, su hijo era feliz con aquel tierno niño de cabellos platas. Entonces no había problemas.

-Esta es tu casa...Zero.-dijeron los tres, sus pupilas amatistas se humedecieron, las emociones eran tantas que su corazón saltaba feliz en el interior de su pecho, había olvidado lo que era estar vivo, y ahora recordaba lo hermoso que era estarlo.

Kaname le brindó ese amor por el que espero mucho tiempo, Estaba en casa, ahora ese era su lugar; en la tierra de los vivos.

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Todo aquel cuarto era iluminado tenuemente por aquellas velas.

Zero se encontraba sobre las sabanas carmesí que revestían elegantemente la cama matrimonial y Kaname se encontraba sobre él, en una posición un tanto insinuadora, ambos se miraban a los ojos con amor, las palabras sobraban en ese momento.

Se acercó lentamente sus labios a los del chico que se encontraba bajo suyo, se sumieron en un tierno beso que poco a poco se fueron volviendo apasionados. Ambas lenguas se encontraban en una intima danza este ellas, Zero rodeó el cuello de su esposo, acercándolo aun más y profundizar aquel beso.

El aire escaseó y tuvieron que separarse, sus miradas se volvieron a cruzar, el castaño lentamente metió su mano bajo la camisa del peliplata, su piel era suave, parecía seda, hizo un recorrido lento por aquel pálido abdomen, sintiendo como Zero se estremecía bajo suyo y soltaba leves suspiros.

EL NOVIO CADÁVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora