Capítulo 4.- Hoy no

210 50 8
                                    

A veces desearía tener uno de esos aparatos que usa mi madre, para comunicarse con sus socios de su empresa de confección y distribución de ropa, Lamausia, si lo se, que horrible nombre tiene, cuando sea mía, lo primero que haré sera cambiarle el nombre, bueno pero ya acabo de recordar como se llamaba ese aparato, teléfono celular,

Sería genial tener uno y comunicarme con mis agarres cuando lo necesité, pero luego recuerdo que nadie tiene uno, porque son tan caros como una casa pequeña y me doy cuenta de que no me serviría de nada tener uno.

Hoy salí hacia el colegio como normalmente lo hacía, mi primera clase hoy es deportes, lo que es genial ya que en esa clase, no me obligan a usar zapatos incómodos con los que es difícil caminar, la razón, cuando tenía 7 años una profesora me obligó a correr usando esos zapatos, sufrí una fuerte caída, por que al tener mis dedos atrapados, no pude mantener el equilibrio.

Mi maestra actual es más agradable y siempre le impresionó lo rápida que yo era, en una carrera entre alumnos que organizó, había una carrera de velocidad de 200 metros, logré ganar con un tiempo de apenas 16 segundos.

—Hola maestra —le dije al ingresar a la cancha, era una de las primeras.

—Hola Amira —me devolvió el saludo, sin dejar de ver unos papeles.

Yo me senté un rato en el suelo, en lo que esperaba que iniciará la clase, cuando él, ingreso a la cancha, a ratos olvidaba que compartía clases con él, se llama Jonathan, según mis compañeras no valía la pena, pero yo...

Ojalá no fuera, el único chico que no parece estar interesado, en ser el primer chico con el que tendré relaciones, por que realmente me ignora, todo el tiempo.

Por suerte ni Lucas, ni Ricardo, pasan conmigo esta clase, porque seguro lo utilizarían de algún modo para aprovecharse de mi, si se enteraran que me gusta.

Tras terminar la clase se acercó a mi y dijo.

—Toma te invitó a mi fiesta de cumpleaños, sera mañana —dijo entregandome la invitación, pero sin mirarme, tenía la mirada en otra dirección, como si me invitara solo por cortesía.

—Gracias ahí estaré —le respondí intentando concentrarme, pero he de admitir que tampoco lo miré directamente.

La siguiente hora de clases, me topé con Ricardo y fui muy directa—. Lo siento pero habrá que postergar lo de hoy.

—¿Porque? —me preguntó.

—Hoy no puedo, perdón, no estoy con ánimo —me disculpe terminando la conversación.

Ellos ya estaban acostumbrados, en más de una ocasión les había cancelado alguna cita y aunque ellos no lo sabían, casi siempre era por la misma razón...

Un Mundo Mágico.- Los Orígenes de AmiraKde žijí příběhy. Začni objevovat