Cliché 10: Secretos.

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-Yuuri ¿Tienes algún secreto?

¿Dejar mis clichés por unos pocos errores? ¡Jamás!

Me había predispuesto a conseguir que Yuuri caiga en al menos uno de mis romanticismos ambiguos y no descansaría hasta verlo logrado. Quizás cuando seamos pareja podría darle una de mis camisas para que la lleve puesta mientras duerme y que le queden grandes, o que empecemos a llamarnos de apoditos cursis como "Osito" o "Bebé", quizás "cariño" o "Mi amor". Sí, tenía buenas bases para no quemar mi preciada lista.

-Bueno—Dijo Yuuri llevando su dedo hacia su mentón mientras dejaba de lado el batido que tomaba—Sí, tengo un secreto que juré guardar bajo siete llaves y llevarlo hasta la tumba.

-¡Amazing! ¿Qué es? ¿Puedo saber? ¡Dime! ¡Dime!

-Te digo que juré no decirlo—Respondió golpeándome ligeramente la frente con su dedo índice—Es un secreto.

-Oh, Yuuri. Mira que soy una tumba. Nunca cuento lo que me confían.

-Yo tampoco.

-¡Yuuri!

-Está bien, está bien. Pero promete no decirlo jamás y que quede entre nosotros—Asentí emocionado mientras prestaba mi oído para escuchar aquel secreto que Yuuri juró jamás revelar. Tomó aire y se acercó provocándome cosquillas y poco a poco dejó salir su voz en compañía de aquel secreto— Una vez una persona me llevó a comer a un lugar prácticamente olvidado de la mano de Dios diciendo que lugares así "Conservan los mejores manjares".

-¡Yuuri!

Desde aquel incidente con el restaurante y la mala comida Yuuri no había parado de hacerme bullying con eso, pero de cierta forma he conseguido verle la gracia a todo ese mal rato y todos los demás que he pasado desde el inicio de clases, menos el hecho de que Yuuri haya descubierto mi lista de la forma más estúpida de todas, de eso juré jamás reírme.

Es increíble ver cómo pasa el tiempo sin siquiera darnos cuenta. Tres meses desde el inicio de clases, una amistad que pensé sería imposible de alcanzar y Yuuri teniendo la confianza suficiente como para invitarme al centro comercial en busca de un batido o cualquier otro punto de distracción por el atestamiento de deberes que últimamente cargamos en los hombros.

-Un secreto no se dice tan fácilmente, Viktor—Dijo de repente mirando su vaso de batido—Es algo importante si deseas ocultarlo. ¿Tú me dirías un secreto tuyo?

-Una vez maté accidentalmente el hámster de mi hermana. Lo asfixié cuando me lancé encima.

Silencio. La primera vez que le conté esto a mi padre asustado porque la culpa me carcomía por dentro también hubo silencio, y luego de unos minutos me pidió acompañarlo a comprarle otro hámster a mi hermana, con mi mesada.

Yuuri me quedó mirando y soltó una sonrisa divertida por mi confesión, que a decir verdad en su tiempo fue el mayor secreto jamás guardado pero que ahora solo causaba un ligero sentimiento de culpa en mi pecho.

-Eso es como romper el jarrón favorito de tu madre o esconder la comida que no te gusta para luego dársela al perro.

-Lo sé—Dije ahora con seriedad—Sé que un secreto es algo más formulado y difícil de decir. Y no, no te diría mi secreto, o al menos no ahora.

¿Cómo decirle que el mayor secreto jamás contado que ahora tengo es el hecho de que estoy enamorado de él? ¿Cómo se confiesa eso?

¡Quiero un amor cliché! [COMPLETO] [#PREMIOSKATSUDON2018]Where stories live. Discover now