¡Quiero un amor cliché! [COMPLETO] [#PREMIOSKATSUDON2018]

Cliché 18: Confesión.

Desde la entrada a la cocina puedo verlo, jugando con Makkachin y cómodamente instalado en el suelo de mi sala porque sus ropas se encuentran mojadas. Siento mi corazón arder por el miedo y desesperación que me provoca el futuro. Un futuro que siempre es incierto, indeciso y que cambia constantemente dependiendo de hacia dónde corre el viento.

En mis manos sostengo un par de toallas que le he prometido llevar, pero mis piernas se han congelado en medio del camino, inertes por el pánico de lo que fuera a pasar a partir de ese momento. Yuuri se ha convertido técnicamente en mi todo, sin saber en qué momento.

Enamorarse, definitivamente, es el acto final de la cordura y el primer paso hacia la demencia.

Yuuri ríe cuando Makkachin lame sus mejillas, Yuuri lanza dulces palabras a mi mascota cuando éste se deja acariciar. Yuuri me vuelve a enamorar cuando nota mi presencia y me sonríe tan perfectamente. Y mi corazón una vez más late entre el terror y la angustia.

-Gracias por tu hospitalidad, Viktor—Dice mientras camina hacia mí con la clara intención de conseguir su toalla—Y lamento si fui abusivo anteriormente. Auto-invitándome a tu casa cuando quizás tenías algo que hacer.

-No, la verdad es que no tenía mucho que hacer hoy—Comento extendiendo la toalla. Su mano roza con la mía hace que sea imposible olvidar el primer roce que tuvimos aquella ocasión, cuando su dedo acarició la palma de mi mano inconscientemente. También es imposible dejar de temblar por el recuerdo y todo lo que me provoca tenerlo frente a mí—Y-yo, si quieres puedo hacer algo de beber, un chocolate caliente o quizás...

-Si no te molesta, puedo hacerlo yo. Te veo temblar, debes morir de frío ¿Por qué no te cambias de ropa mientras yo hago algo de beber?

Basta, no soporto su cariño, sus detalles. No quiero falsas esperanzas, no quiero en este momento su cariño si no sabe lo que siento por él.

-Estoy bien así. De hecho, hay algo de lo que quiero conversar contigo.

De repente parece saber a lo que me refiero, tan rápidamente sus facciones cambian a unas de seriedad completa que me aterra. Asiente y me indica que podemos continuar en la sala.

Lleva la toalla en sus hombros y la mía a duras penas consigo sostenerla con mis manos. Me adelanta unos cuantos pasos y se sienta en el suelo, cerca de la gran puerta cristalizada que da paso al balcón de la sala. Afuera llueve y sus gotas chocando contra el asfalto provocan un sonido seco que se cuela al interior de la casa.

Le sigo el paso y me siento a su lado. En un acto cualquiera Yuuri toma la toalla de mis manos y seca mi mejilla derecha a la vez que remueve sus cabellos con su propia toalla.

Fuerzo mis labios para que formen una sonrisa, pero la siento temblorosa y tan falsa que Yuuri lo nota y sonríe más abiertamente.

-Estás algo inquieto, Viktor ¿Sucede algo malo?— Quiero alejar su mano, pero siento que al hacerlo perderé parte de mi corazón. Esto de estar enamorado duele más de lo que todos piensan, quema más que cualquier sentimiento. No creí que mi deseo costaría lágrimas ni que enamorarse fuera tan pesado—¿Viktor?

Tomé aire con fuerza, la mano de Yuuri decayó a su pierna y su mirada se posó seria en mí. Era ahora o nunca, si quería que algo por fin salga bien debía hacerlo con todo el coraje y la fuerza de voluntad que mi alma pudiera entregar. Un hombre es firme, un hombre no titubea.

-Yuuri, hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo—Me acomodé frente suyo procurando dar la mirada más estricta y seria que consiguiera hacer—Yuuri, yo estoy...