15. Aquiles

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Come up to meet you, tell you I'm sorry
You don't know how lovely you are
I had to find you
Tell you I need you
Tell you I set you apart

The Scientist - Coldplay

-Ya te lo he dicho un millón de veces, es rara  ̶ oyó que hablaban detrás de él.

-Nunca tuvo demasiados amigos además de sus hermanos, si quieres mi opinión, le encanta llamar la atención. Nadie la soporta demasiado.

Remus tenía ganas de voltear y abofetear a esas dos muchachas que se hallaban detrás de él pero se contuvo. Estaba lo demasiado angustiado para reaccionar.

Anastasia debería odiarlo, y con toda la razón del mundo.

Repasó mentalmente lo que le había dicho, y lo había puesto de una manera... En fin, comprendía su enojo.
Era un idiota, siempre se había cuidado mucho con las palabras y ahora se había quedado sin nada para decir. Un nudo en la garganta se había apoderado de su voz, hace años que no lloraba. Lo que no se percató fue que un Lowe lo miraba, igual o más angustiado que él.

Se acercó sigilosamente, no quería espantarlo y que todo saliese mal.

-Señor Lupin –lo saludó Aquiles, él asintió con su cabeza –no quiero sonar descortés. Pero me parece que debería hablar con Annie.

Palideció, ¿Como sabía aquel chico? ¿Sabía el resto de su familia?

-No fue difícil adivinar que era lo que le pasaba a mi hermana luego de ver como se la come con la mirada. Pero tranquilo, el resto de mi familia es ciega.

-Yo... Cometí un error, su hermana lo malinterpretó y...

-Si, todos conocemos a Anastasia enojada. Pero me refiero a otra cosa, señor Lupin –este lo miró sin comprenderlo –la última vez que vi a mi prometida, discutimos al punto tal de que me fui de su casa dando un portazo. Ella era muggle y no entendía mi condición, se puede imaginar como puede reaccionar alguien a dos semanas de casarse al enterarse que su prometido es una especie de... bicho raro –Lupin asintió, si alguien sabía lo que era que lo traten de bicho raro era él –ella volvió días después a pedirme disculpas y no quise atenderla. Cuando comprendí que no podía estar sin ella y regresé a su casa, era demasiado tarde –se hizo un silencio extraño, el hermano de Annie se miró los zapatos –un coche la había atropellado y no habían podido salvarla...

Remus lo miró a los ojos y entendió el porque de la seriedad de aquel chico.

-No le cuento esto porque busque su compasión, señor Lupin –repuso este serio al ver la mirada de lastima del licántropo –sino porque al menos si yo no puedo ser feliz, nada me gustaría más que mi hermana lo fuese –estaba por consolarlo y decirle que todavía estaba a tiempo, pero el joven león no lo dejó –Vaya a su habitación a aclarar las cosas, yo me encargo que nadie los importune.

¿Estaba soñando o el hermano mayor de Annie le estaba dando autorización para ir furtivamente a su habitación? No, lo estaba incentivando.
Mientras subía las escaleras se sintió un muchacho de quince años otra vez. Al llegar al pasillo no supo que puerta tocar, de no haber sido por Aquiles probablemente hubiese terminado interrumpiendo a Apolo y Sarah.
-No tarde, no lo dejaré dormir con mi hermana.

-Gracias, Aquiles –le dijo con sinceridad mirándolo a los ojos.
-De nada, no lo hago por usted a fin de cuentas. Ella merece ser feliz.

Remus entró a la habitación con sigilo, no quería que Annie comenzase a gritar. Miró de reojo todo mientras se acercaba a la cama donde la vio recostada.

Las paredes eran de un violeta claro, la mayor parte de la habitación estaba poblada de papeles con garabatos, dibujos y pinturas. Sonrió, su leona no dejaba de sorprenderlo, también era una artista.

-Mamá, ya sé, lo siento, no debí irme así... Solo que, realmente no me sentía bien –comenzó ella a excusarse sin abrir los ojos –no me siento muy bien, si quieres podemos hablar mañana.

Al no obtener respuesta creyó que podría dormir tranquila. Segundos después sintió el otro lado de su cama hundirse, debía ser Alec. De pequeños e incluso a veces cada tanto solían pasarse de habitación y quedarse charlando hasta tarde o viendo películas muggle de dibujos animados que tanto les encantaban a los hermanos Lowe.

-Alec, no estoy de humor para que me cuentes a cuantas te ligaste esta noche...

Silencio otra vez. Volteó con los ojos cerrados aún y se chocó con un pecho extrañamente duro, aquel aroma...

Abrió los ojos de golpe sin poder creer que se hallase en su habitación.

-¡Le dije que me deje tranquila! –susurró –¡Si nos encuentran mis padres...

Él la besó suavemente. Sus labios se tocaron y el mundo dejó de girar por un segundo.

Olvidó que es lo que la tenía así. Olvidó que era lo que le había molestado tanto. Sus lenguas rozaron y Annie dio un escalofrío de placer, ¡Cuanto lo había extrañado!

Sus manos tocaron su pecho mientras él la atraía para si. Mordisqueó su boca, había deseado hacerlo toda la noche desde que la vió en aquel vestido.
Se separaron para respirar y él tomó coraje.

-¿A ti te parece que esto también me lo encomendó Dumbledore?

Ella se quedó en silencio observándolo.

-Toda mi vida estuve solo Annie, para absolutamente todo. Desde que mis amigos se fueron, ahora que sabes mi condición lo entenderás... Nadie me quiere demasiado cerca, no aguanto mucho en ningún trabajo, a la larga me terminan despidiendo. Nadie quiere trabajar con hombres lobo. Aquella noche que te vi, nunca te había puesto particular atención antes en clases. Te vi, tan libre, tan feliz correteando por el bosque que no pude contenerme. Tenía que acompañarte. Nunca estuvo en los planes que te enterases de mi existencia, al menos no lobuna. Y nuestros encuentros en el castillo, no me los esperaba. Intenté e intento contenerme, porque no soy una buena opción para ti pero, existe algo que me ata a ti, no puedo estar demasiado lejos.

-Pero me dejaste plantada –dijo ella sin poder comprenderlo del todo.

-Porque me enteré que tenías novio, y parece un buen chico Annie, pero a veces mis impulsos son mas fuertes y...

-¡¿Novio?! –dijo ella intentando no alzar la voz.

-Si, Annie, escuché que estas de novia con Alan Jones, y te repito, me pone muy contento si a ti te hace fel...

No pudo terminar la frase porque ella ya había buscado sus labios otra vez. Lo había entendido del todo. Se había puesto celoso de Alan.

Él la quería, y aquello era suficiente.

Out Of The Woods - Remus LupinWhere stories live. Discover now