33. El baile

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Cada acierto, cada aproximación,
cada escena, bajo supervisión.
La casualidad se puso el disfraz de una mariposa que al vuelo se entregó soltando su efecto nos acarició.

Mariposa - La oreja de Van Gogh

-Yo diría que en vez de ser una leona y un hombre lobo, son dos conejos –bromeó su amigo al segundo que Annie se había marchado aquel domingo por la tarde.

Remus tenía una sonrisa atontada en el rostro que no podía esconder, ni aunque quisiese.

Verla partir le había generado un nuevo miedo, ¿Y si de daba cuenta que él era un bastardo y nunca regresaba? ¿Volvería?

-Cuéntame de Harry –le pidió intentando alejar sus demonios.

Su amigo comenzó a relatarle emocionadamente todo lo que había visto a orillas del lago.

-Él es un héroe Lunático, deberías haber visto como logró esquivar todos los obstaculos...

-El parecido con James es asombroso.

-Lo sé, y es increíble que no lo haya visto crecer –la voz de su amigo se nubló un poco por la tristeza.

-Te tiene a ti.

-Ni siquiera eso, no puede saber que lo vi, ni que estoy aquí. Estoy esperando encontrarme con él pero en el escondite de Buckbeak, si sabe que estoy aquí vendrá.

-Lo importante es que alguna manera, no importa que tan normal o no, estás para él –pensó en Annie, no era la manera en que deseaba tenerla, pero era eso o nada.

Había observado con delicadeza su actitud todo el fin de semana, estaba mas que claro que Annie no quería involucrarse románticamente otra vez.

Sirius asintió en silencio y sacó una baraja de cartas mágicas, las cuales podía jugar a cualquier juego sin la necesidad de compañía.

Remus fingió volver a su libro sobre estudios de las Banshee, pero su mente estaba a pocos kilometros de allí. En la habitación de la prefecta de Gryffindor.

Annie se bañó con tranquilidad, en paz. Dejó que el agua recorriese su cuerpo un largo rato, solo por puro placer. Abrazó las partes de las cuales él la había tomado y cerró los ojos. Él estaba otra vez.

No tenía miedo, estaba aterrada. Esa noche soñó que llegaba a aquel extraño escondite y estaba vacío, abandonado, y lo único que había allí era una caja llena de recuerdos de ella.

La siguiente mañana en el desayuno, todo el mundo hablaba de la prueba de ayer, que ella se había perdido. Sintió la mirada de su director disimulada en su dirección y ella mirando su plato asintió con la cabeza, anunciándole que todo había salido bien.

-¿Donde estuviste todo este fin de semana? –Alan estaba acostumbrado a las desapariciones de Annie, sobretodo por su transformación la cual él desconocía.

-Ya sabes como me gustan los recovecos e intentar encontrar nuevos lugares del castillo. Supongo que por allí y por aquí –intentó no sonreír pero no pudo contenerse.

-Lo viste –la acusó en voz baja él.

-¿Eh? No –mintió, él la miró enarcando una ceja –realmente no puedo hablar de ello...

-Lo entiendo –tomó una bocanada de huevos revueltos –pero al menos, ¿La pasaste bien?

Y ya no pudo contener mas la sonrisa que pobló su rostro.

-Ve con cuidado, Annie. No tengo nada en su contra, pero no quiero verte como en el verano otra vez.

-Esta vez es diferente –admitió ocultando su pena –no espero nada de él, ni él de mi.

Out Of The Woods - Remus LupinWhere stories live. Discover now