El Lago

317 27 0
                                    

Narra Tom

Me siento apenado, como cuando eres un adolescente y culpas a tus hormonas de que debes en cuando por las mañanas, o cuando hace frío, o esas situaciones en que no controlas a tu amigo y bueno suceden esos accidentes, solo que no tengo edad para justificar ese hecho a mis ya treinta y seis años, no suena ni siquiera un poco bien si lo pienso ahora. Mientras estábamos en la fogata y ella hacía mínis sándwich de bombón recién quemado, no lo se, no entiendo como mi cuerpo me traicionó de esta manera, y aquello de cruzar la pierna tampoco es muy buena idea, ya me habia sucedido en el pasado, más cuando era joven y sabía que no se quitaría pronto, y solo pensaba en cosas feas en cosas asquerosas pero no funcionaba, así que solo acomodé una chamarra tapando, no me iba a servir mucho pero era lo que tenía. Y es común que si por alguna razón piensas en algo pequeño que si quiera se acerque a algo erótico, bum, imparable. No se que pasó por mi cabeza pero en definitiva no fue nada bueno, y ya solo quería ir a dormir, primero tendría que ir al baño claro, pero alguno de mis primos me interrumpió en mi camino de fuga, para hablarme de alguna tontería como siempre, y mientras el me distraía Madelein ocupaba el baño. Me retorcía por dentro, cuando esas ideas cobraron mi mente por segunda o enésima ocasión, así que ya no pude más, toqué la puerta y estaba esperando a que me regañara y no me dejase entrar pero me dio igual, y por más que deseaba que dijese que no insistí, abrí la puerta casi de golpe, y la miré de la peor manera, juro que ahí me sentí como un idiota. La recorrí de pies a cabeza, con lujuria y deseo y hacia tanto que no me sentía de esa forma. Ella me regañó de nuevo, pero no podía controlarme, fui a sus labios desesperado, y ella solo hablaba de que si hacíamos lo que pedía, nos iban a escuchar, y lo comprendía pero de verdad lo necesitaba. Hasta que la senté en el mueble del lavamanos, ya no me podía controlar, ya no podía determinar mis malas ideas. Pero se negó al principio, sabía que recordaría lo que pedí, por que se que la lastimé la última vez, y en mis ideas más profundas solo pensaba, si la lastimas más no quedra hacerlo de nuevo, esto es algo de dos no solo tu puedes salir beneficiado Hiddleston tienes que respetarla ella es...es.. A quien de verdad tu... Demonios ya basta no puedo, después la trataré como una muñeca de porcelana. Y cuando me di cuenta ya estábamos en la cama besandonos con pasión, como autómata le quité la ropa y ella me ayudo con la mía. Pero tenia tantas ganas de jugar. Yo sabía que al hacer eso ella iba a soltar un potente alarido de placer, y no quería que nos escucharan, sería demasiado incomodo, más si por alguna razón iban a vernos para serciorarse que todo estuviese bien. Pero no era el momento, fue como si mi mente se hubiese tomado un descanso, y dejase que me controlarán solamente mis más bajos instintos, fue demasiado difícil, hacerlo rudo y no poder siquiera disfrutar lo, teníamos el miedo constante de ser escuchados. Al terminar, ambos nos quedamos mirando al techo, y en ese momento todo pareció demasiado gracioso, y fue ahí cuando todas la salas ideas que se suponía iban a detenerme minutos antes, salieron. Cosas como si fuese a vernos mi madre, o nos escuchara alguna de mis hermanas o peor aun alguno de mis primos, no pasarían de molestarme. Se levantó de la cama alegre, se puso de nuevo la pijama, y me aventó la mía, me cambié de inmediato para acostarme a dormir, fue un tiempo bastante largo, casi dos horas, sin parar, donde tenía pequeños gemidos en mi oído, desde el: para ya, y, entre el hazlo más duro, y mi cerebro pensaba tienes que aguantar más.
Por la mañana al despertar, ella aún seguía en la cama, aun era temprano, apenas estaban saliendo los primeros rayos del sol, no quería levantarme para no despertarla, y dudaba que alguien del lugar estuviese despierto también. Así que me acomodé cerca de ella, y tiene razón, todo lo que duerme a su lado termina siendo abrazado, en el instante que me sintió cerca suyo, volteó hacia mi y me envolvió en sus brazos, ese era mi plan pero ella fue más rápida. Y adoro su dulce aroma, es un aroma dulce, me recuerda a algún caramelo que comía cuando era niño, a algún dulce que tenía forma de corazón de círculos y creo que estrellas, de colores azul, blanco, rosa y amarillo, dulces muy simples, pero me encantaban. Y su cabello, su cabello color chocolate huele como huele la primavera, no se bien que es, por que hace de todo para controlar sus rizos, pero no lo logra, y eso me encanta aún más, por que su cabello se esponja, pero no se ve como león, sus rizos toman más forma, aveces me pierdo es su forma perfecta, e imagino que son toboganes pequeño donde me deslizó. Y no e visto ojos como los suyos, hay unas pequeñas manchitas amarillas muy cerca de sus pupilas, es como el sol en un día despejado, ahora que lo pienso, hay partes de su ojos que son más de tonos casi violetas. Y me encantan las pequeñas y casi imperceptibles pecas sobre sus mejillas. Estoy tan embelesado que parezco idiota, la miré por una hora dormir, y se que hasta suena tétrico, pero no me cansaría jamás. Adoro su risa, su molesta risa, suele hacer sonido muy extraños cuando un chiste la hace reír de verdad, y sus mejillas se vuelven rojas, y puedo ver sus dientes derechos y perfectamente blancos. Ella me ha dicho que cuando estoy desprevenido, ella me mira como puliendo mi rostro, como si fuera un cincel, pero soy yo quien la mira con más detalle, quien cuenta sus pestañas, y juego aveces a seguir la comisura de sus labios, o la línea delgada por encima de sus ojos, y me encanta cuando acomoda mechones de cabello detrás de su oreja, por que suele siempre sonreír después de hacerlo, tenia manías muy extrañas, y me siento parte de eso que la ayudó. Podía verla intentando siempre pisar la misma distancia con ambos pies al caminar, o tocar después las cosas con ambas manos. Y yo bueno, era tan descuidado con todo, llegó un punto en que comía lo que me parecía por más malo que fuese, no salía a ningún lugar con nadie y creía que mi carrera iba en picada, desconfiaba de todos, y me volví un ermitaño que no salió de casa en meses, que leía demasiado. Y eso me hace pensar aveces, que mientras yo leía no se, a Shakespeare, algún soneto romántico, ella estaba por ahí riendo, siendo feliz, y que de algún lado, ese mismo día fue cuando nos topamos.
Sueno cursi y si lo pienso detenidamente me doy un poco de asco. Yo jamás e sido así, a pesar de lo que digan los medios que agradezco siempre hagan tops de las razones de por qué sería el mejor novio y cosas de ese tipo. Pero siempre e sido así, salí con tantas personas en el pasado, siempre creí que, estaría casado y con hijos desde los treinta pero me equivoqué. No es como que no crea que cada día es uno menos de posibilidades de tener hijos, y quiero muchos de ellos, todos los que sean posibles. Muero de ganas por ver con ellos Jungle book, para cantar juntos, para enseñarlos a caminar, para que mi padre los adore y yo piense que mis padres jamás me trataron de la forma en que tratan a sus nietos. No soy muy exigente con ello, sería tan feliz con una niña que con un niño. No se si, Madelein pueda ser la mujer con quien procrear, y digo que no lo se, por que pensé que sería con muchas otras personas antes, y al final, siempre hay problemas por que mi trabajo es demandante. Estoy enamorado y mucho, me encantaría que fuese ella, por que es sencilla, amable, dulce, todos los días intento disfrutar cada segundo por que no se cuanto pueda durar lo nuestro, quizá dure para siempre, yo no lo se. Solo se que al menos esta mañana, es el siempre que estoy esperando, mientras la veo dormir.



Cuando Nos Descubra La Casualidad Where stories live. Discover now