VI

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Los ojos de Anarella se desviaron con lentitud del frente al sentir una mirada penetrante sobre ella durante el camino a su casa, sonrió con suavidad al notar que sus ojos impactaban contra los del mexicano quien con vergüenza la desvió de manera inmediata.

El despertar en el hotel había sido un suplicio; escapar de los brazos de Zabdiel se había vuelto una maniobra digna del circo du soleil, corrió al baño y tomó sin importancia el cepillo dental y la pasta del hotel, con rapidez se había colocado los shorts y sin detenerse a pensarlo había salido con la camisa por fuera y colocándose los zapatos con torpeza consiguiendo que chocara con un pecho firme y unos brazos que volaron instantáneamente a tomarla de los codos para evitar su caída.

Joel Pimentel una vez más en la escena a las 6:38 de la mañana, sin pensarlo se habían embarcado en el ascensor con el objetivo de desayunar juntos.

- Sé que no me he duchado Joey, pero no es justo que no quieras ni siquiera saludarme –una risa floja se escapó de los labios del moreno mientras la veía de reojo aún-

- Buenos días Ana –farfulló con voz ronca-

- Si realmente aprecias nuestra amistad, nunca más en tu vida me digas "Ana" –exclamó ofuscada mientras-

- ¿Sigues con ese complejo extraño a pesar de que han pasado 2 años?

- Podrán pasar miles de años y recordaré por siempre el nombre de la única chica con la que Zabdiel me ha sido infiel –hizo una mueca mientras lo miraba y desviaba con lentitud la mirada para volver a posarla en las puertas cerradas del elevador-

- Odiosa –murmuró con tono gracioso el muchacho buscando aligerar la tensión mientras huía al escuchar como se abrían las puertas-

Corriendo detrás de él salió Anarella entre risas tontas, ¿sería posible que solo en 1 minuto hubiese reído más con el compañero de banda de su novio que con el mismo?

Una mesa alejada de las ventanas, dos cafés y leche, crema y tostadas con mermelada de fresa fueron su pedido dentro de la cafetería del hotel y como si de una estúpida historia de Hollywood se tratara, el desayuno se convirtió en un momento de relajación y una burbuja de cordialidad los invadió.

- Joel...-murmuró ella mientras llevaba a sus labios la taza ganándose de él un ligero sonido gutural que la invitaba a continuar hablando- lamento lo que....ya sabes...tuviste que ver anoche, fue irresponsable de nuestra parte no pensar en lo que podía pasar si alguien entraba –su voz se fue apagando a medida que emitía palabras-

- No es nada Anarella, no es la primera vez que interrumpo a Zabdiel en una situación parecida...

¿Qué?

La mirada de ambos volvió a chocar una vez más pero esta vez una de ellas tenía signos interrogativos gigantes en las pupilas.

- Tú y yo nunca....-musitó ella- Zabdiel, tu y yo nunca hemos compartido hotel...

Y como si de un flashback se tratara se vino a su mente el recuerdo de su llegada y las palabras que le había dicho Erick

"- Bueno mami, tengo que contarle algunas cosas que pasaron con su nov –su frase se vio interrumpida al sentir un jalón doloroso a la altura de sus costillas por encima de la ropa, el maldito Zabdiel lo estaba pellizcando- No, que no pasó nada ya suélteme Anarella, no me ande tocando que soy menor de edad –gimió con dolor el muchacho al sentir su piel comenzar a calentarse-"

Zabdiel no sería capaz de arruinarla.

Zabdiel no sería capaz de mentirle a la cara... ¿verdad?

- Ana...-murmuró- Anarella no es lo que piensas, no hablaba de Zabdi, es de los demás...de Chris ¡ya sabes cómo es Christopher de lanzado con las chavas!

- No...silencio.

Su cabeza no podía dejar de maquinar situaciones, unir cabos, recrear momentos mientras sus ojos se llenaban de una extraña nubla que ella sabía bien que eran lágrimas, las mismas lagrimas que el prometió nunca hacerla derramar.

- Anarella no creas que...

- ¡Joel ya basta! –exclamó y de inmediato suspiró buscando aligerar su tono- lo siento, solo...solo dime con quien –una sonrisa forzada se posó sobre sus labios-

- No es de mi incumbencia...

- Joel –soltó un suspiro lastimero que consiguió doblegar al mexicano-

- Sucedió a inicios de la gira, es una chica que siempre viaja con nosotros porque es parte del equipo de promociones, yo solo, veníamos del concierto y tuve que compartir habitación con Erick, ya sabes cómo es el, siempre queriendo que espere a que él se duerma para yo dormirme, escuché ruido en el pasillo y pensé en hacerle una broma a los chicos...-se detuvo y meditó sobre lo que decía- solo los vi coqueteando en la puerta de su habitación, el...él jugaba con su pelo y ella reía...

- No me mientas –murmuró la muchacha entre dientes-

- Nunca lo haría –aseguró sin dejarla pensar en nada màs-

- ¿La besó?

- No lo sé...

- Joel...

- Si, la besó -murmuró-

- Maldito –musitó entre dientes-

De pronto entre sus manos sintió una presión cálida que de pronto la llenó de seguridad, Anarella supo en aquel momento que frente a ella tenía un aliado, un compañero leal y eterno.

- Joey, tengo una manera para hacerle pagar a Zabdiel por lo que me ha hecho y necesito de tu ayuda –susurró y una sonrisita malvada se formó entre sus labios-

Y una vez más Joel no dijo que no a nada de lo que ella proponía, porque mientras lo mirara de aquella forma y le dijera las palabras con aquella vocecita dulce, él podría ir y venir de la luna si ella se lo pedía. 

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¡Feliz año nuevo, chicas! 

 Corto y algo soso pero poderoso....o eso creo.

¡Comienza el drama!



Sacramento ; ZDJ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora