XI

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Sus pies se alzaron en el aire mientras sentía su cuerpo elevarse en vuelo, Anarella soltó un pequeño grito de alegría mientras se aferraba con fuerza al hombre que la abrazaba con tanta ternura intentando que nada de lo que traía en la mano se cayera.

De fondo la suave tonada de "cometa" sonaba y unos giros en el aire por parte de su atacante la hicieron reír con fuerza, lo abrazó un momento más antes de apartarse para mirarlo mejor.

- ¡Estás bien alto, Gabriel! –exclamó la muchacha apartando de su rostro la mirada para pasearla por el cuerpo entero del joven ante ella-

- Ya sé, ya sé, ya era hora de crecer, aunque me falta poco para alcanzar a Israel –entornó los ojos y ella sonrió con ternura al observar de nuevo esa cara regordeta-

- ¿Cómo están tu mamá y tus otros hermanos? –preguntó mientras caminaban a paso lento por los pasillos del backstage donde los chicos se presentarían por la noche-

La charla con el hermano Pimentel se hizo amena, tanto que la ayudó a organizar dentro del botiquín los paquetes de algodón, vendas e inyectadoras que Renato le había conseguido, una sonrisa leve se formó en sus labios al ver a Zabdiel ingresar al pequeño cuarto de enfermería donde debía estar por si se presentase alguna emergencia.

- ¿Qué pasó, Gabo? –exclamó su novio caminando hasta donde estaba sentado el muchacho a su lado y lo abrazó con fuerza mientras palmeaba su espalda- ¿eres el nuevo asistente de mi Anarella y no lo sabía?

- No hombre, me encontré a Nani rumbo para acá y me vine a hablar con ella y a ayudarla mientras Joel termina de cambiarse y me acompaña a comprar un móvil nuevo.

El ceño de Zabdiel se frunció un poco más mientras ladeaba la cabeza con una confusión digna de un niño pequeño.

- ¿Un mòvil? -murmuró- ¿Còmo es que no tienes un teléfono, Gabriel? Si Joel hace unas noches se llegó pa' mi cuarto para pedirme el cargador y poder hablar contigo porque tenías un problema...si no iba a hablar contigo ¿entonces pa' que entró a mi cuarto cuando él sabía que estaba con...? –explicó recargándose en la pared mientras cruzaba los brazos sobre su pecho-

Y justo cuando Anarella pensó que no podía hundirse más el mundo le cayó encima de golpe, de un salto se puso de pie de donde se encontraba sentada en posición de india y soltó una risa nerviosa.

- ¡Gabito! ¿por qué no nos dejas un momento a solas? Zab tiene que cambiarse el kinesiotape de la espalda y no quiero que me lo distraigas mientras le pongo el vendaje ¿sí? –El pobre adolescente asintió algo asustado y se levantó de golpe, le hizo una seña de despedida a ambos y salió con rapidez, Ana suspirò profundamente mientras cerraba los ojos por unos segundos y mordió su labio mientras veía frente a ella la espalda tensa de su novio que se mantenía con la vista fija en la puerta ahora cerrada- Zabdiel, quítate la camisa...-exclamó la muchacha al cabo de pocos segundos-

- No...

- Zabdiel de Jesùs por favor no vamos a comenzar justo ahora –pidió con voz lastimera- ¡take off your shirt and stop act like a child! –se acercó con paso inseguro a la espalda del muchacho y acarició suavemente la curva de su columna con la punta de sus dedos-

- No me hables en inglés –exclamó con los dientes apretados-

- ¡Pues si no entiendes el español me toca hablarte en otro idioma, mi rey! ¡el único puertorriqueño que no entiende el inglés ahora pero que pasa todo el día rodeado de gringos! –exclamó ofuscada y como si de un chiste se tratara una risa ronca se escapó de los labios del muchacho ante ella liberando el ambiente de la tensa vibra- quítate la camisa para colocarte el tratamiento...-volvió a pedir la chica y él luego de dudar accedió y se quitó el polo de manga larga pero de tela delgada que lo cubría-

Sacramento ; ZDJ.Where stories live. Discover now