CAPÍTULO 60: LEVANTAR EL ÁNIMO

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Yuko apretaba la mano de Takeshi con tanta fuerza que los nudillos de ambos estaban blancos, pero no se soltaban

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Yuko apretaba la mano de Takeshi con tanta fuerza que los nudillos de ambos estaban blancos, pero no se soltaban. No se veía nada: los Elegidos competían a tal distancia de la isla principal que no se distinguían sus figuras a lo lejos. Y aunque los jueces y la comentarista poseían omniculares que les permitían seguir a los participantes de cerca y ella informaba sobre los puntos, la incertidumbre la carcomía. Cuánto le habría gustado a Yuko comprar los omniculares que vendían unos alumnos de quinto a la entrada del colegio, pero le había parecido un fraude. Ahora envidiaba a todos aquellos que sí poseían uno y no padecían de microinfartos a cada momento que alguien gritaba.

Como cuando vio que la patrulla de rescate en dragón volvía con dos participantes que habían caído al mar. Yuko veía ahora a Mila Babicheva y Sara Crispino sentadas en la arena con gesto de abatimiento, la primera como si intentase evitar llorar, la segunda con el rostro oculto tras su largo pelo negro.

Era una pena: las chicas lo habían estado haciendo muy bien, sin seguir una táctica tan asombrosa como en "La Caza", pero igualmente sin rendirse. Pero, al igual que en Uagadou, habían quedado últimas en la primera prueba de Mahoutokoro.

Yuko sabía que debían de sentirse muy frustradas y enfadadas consigo mismas, pero así era el Gran Prix Mágico: no era justo, ni se compadecía de sus Elegidos.

Pero por ahora Yuko no se preocupaba por las chicas. Sólo podía pensar en Yuri, y en Phichit, sí, pero sobre todo en su mejor amigo. Estaba incluso más preocupada por él desde que había oído que se había tirado al mar de cabeza. La comentarista había dicho que estaba patinando y, aunque el resto del Club de Danza Elemental había empezado a ondear las banderas con el nombre y la cara de Yuri al oír la noticia, Yuko no podía evitar angustiarse.

–Está bien, Yuko– la tranquilizó Takeshi dándole un empujoncito con el hombro. –Yuri es el genio del hielo: no hay de qué preocuparse.

–Takeshi... ¿Sabes lo difícil que es congelar el agua en movimiento?

Él pareció angustiarse también por un momento. A veces parecía sentirse culpable por no entender la danza elemental.

–Supongo que será complicado.

–Es muy duro. Podemos controlar los elementos que invocamos, y más o menos manipular los ya existentes. Pero... cuando la naturaleza está en su estado puro, cuando ella misma se mueve por sus propias leyes, es muy difícil controlar su curso. Por ejemplo, nos es imposible controlar un huracán, o un incendio; lo mismo pasa con el mar. Sobre todo con el mar.

–¿Y por qué el mar?

–Aunque no lo parezca, es el elemento más salvaje de todos. No lo contiene la tierra, no se detiene con el viento, no se acobarda con las tormentas, es capaz de apagar cualquier incendio, ahoga a las plantas y aumenta su poder con el hielo. El agua, y más concretamente el mar, es el elemento dominante.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Where stories live. Discover now