CAPÍTULO 70: TODO LO QUE LE ARREBATÓ

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—¿Cómo funciona esta cosa?— preguntó Mila al cabo de una media hora

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—¿Cómo funciona esta cosa?— preguntó Mila al cabo de una media hora. Se aburría esperando en la salida a Sara y su hermano, pero al menos le daban compañía Dana, que había ido a buscar a Michele, Emil, que era quien lo había llevado hasta allí, y los dos chicos que se encargaban de la "Casa de los Espejos". —¿Es algún tipo de laberinto?

—Sí, pero no es un laberinto usual— explicó el más mayor, un chico con el pelo teñido de rosa y hoyuelos en las mejillas. —Está pensado para las parejas y los grupos de amigos: durante el viaje, los espejos reflejan sus recuerdos.

—Es una experiencia fantástica— prosiguió el más joven, un chico lleno de granos. —Puedes volver a ver los recuerdos más divertidos, o más... románticos— guiñó un ojo.

Mila asintió y miró hacia la tienda de campaña. ¿Por qué tardaban tanto?

—Seguramente esos dos estén reviviendo sus momentos más picantones, ¿eh? — rió el de los granos.

—Son hermanos— aclaró Mila, haciendo una mueca de asco.

—Bueno, en ese caso, tendrán muchos recuerdos muy felices, ¿no? — argumentó el del pelo rosa.

Eso suponía Mila: los había llevado allí porque Guang-Hong le había hablado de aquella "Casa de los Espejos" y la forma en la que estrechaba amistades. Tal vez fuese lo que necesitaban los dos hermanos.

—Entonces... ¿puede arreglar disputas?

—Claro: cualquier riña tonta se pasa al recordar los momentos que vivieron juntos. Tanto los felices como los duros, donde se demuestre el verdadero amor o cariño que unen a las personas que entran en la "Casa de los Espejos".

—¿Duros? — repitió Dana, extrañada. Emil, al otro lado de Mila, se tensó. El del pelo rosa se encogió de hombros.

—Sí, ya sabéis: cuando han tenido otras discusiones que al final se acabaron arreglando, o... no sé, escenarios tristes en los que se apoyaron el uno al otro. Si son hermanos, habrán tenido muchos de ellos.

Mila sintió de pronto la mano de Emil en su hombro, apretando con fuerza. Cuando giró el rostro hacia él, vio una expresión que no había mostrado en lo que llevaban conociéndose: pavor.

—Tenemos que sacarlos de allí— musitó, con la voz tensa.

Ella alzó una ceja, pero él no dio explicaciones.

—Sácalos de ahí.

Mila comprendió que había sido una horrible idea meterlos ahí: a juzgar por la mirada de Emil, tal vez los hermanos compartiesen momentos que sería preferible no recordar.

Se giró hacia el chico del pelo rosa, que era el que parecía más comprensivo.

—Sacadlos de ahí dentro— les pidió, poniéndose en pie.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora