Capítulo 4: pasado y futuro

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Mientras íbamos caminando hasta el restaurante, aiko y yo estuvimos platicando sobre nuestra primera cita,
-aiko: lo recuerdo como si hubiera sido ayer.

Ese día estaba muy nerviosa, me levante muy temprano para poder arreglarme antes de que vinieras a recogerme, me bañe temprano, me perfume, me puse el mejor vestido posible, vaya amor, si supieras los nervios que tenía, me sudaban las manos cada vez que pensaba en lo que podría pasar en la cita.

Espere en mi sala hasta que vinieras, trate de verme lo mejor posible para que te quedaras impresionada de mí.

Al momento de que tocaste mi puerta, mi corazón iba a mil por minuto,
-Jesús: vaya que sí, hasta me acuerdo que al momento de tomar tu mano, te pusiste toda roja, agachabas la cabeza por timidez.

Seguíamos contándonos una que otra verdad que no nos atrevíamos a decir en ese momento.
Con tanta charla, no nos habíamos dado cuenta de que ya habíamos llegado al restaurante.

Al entrar al restaurante, aiko se quedó impresionada por el lugar, era la primera vez que iba a comer en un restaurante de cinco estrellas.

El restaurante estaba lleno de varias lámparas muy bonitas, era de color blanco con algunos toques negros.

Al momento de que aiko vio los platillos que comían las demás personas, se había preocupado un poco, ya que pensaba que era muy caro, aparte de que no era mucho de comer cosas finas y caras, y se notaba que no era de comer cosas caras, ya que al momento de preguntarle lo que quería para comer, se puso muy indecisa, había langosta, lasaña, Caviar Almas, Papas La Bonnotte y varios otros platillos.
Me dio algo de gracia al ver a aiko indecisa,
-Jesús: dime aiko, ya te decidiste?
-aiko: eehhh, *se rasca la cabeza*, c-creo que comeré langosta con ensalada... ¡¿QUÉ?! Amor, esto cuesta mucho
-Jesús: hey, he trabajado duro para ocasiones especiales como esta, y creo que nos merecemos esto, no lo crees?
-aiko: supongo, p-pero no tienes que gastar tanto en mí
-Jesús: descuida, por ti no me duele gastar, al contrario, me alegra que hagamos cosas juntos, aparte tu nunca pides mucho de mí, económicamente hablando así que puedes pedir lo que tú quieras
-aiko: b-bueno, entonces no habrá problema si pido un Cheesecake y un flan?
-Jesús: claro, pídelo

Llamo al mesero para que nos traigan los platillos, aiko pidió su langosta con ensalada y su postre, yo me conforme con una langosta con lasaña.

Mientras nos traían la comida, aiko me platica sobre nuestro futuro, que quiere que algún día durmamos juntos en una misma cama matrimonial.
-Jesús: y lo tendrás, pero primero debemos de arreglar ciertas cosas, como el de abrir mi propio consultorio, si no entonces no tendré tiempo para ti.
-aiko: entiendo, ese trabajo te tiene muy estresado verdad?
-Jesús: si, no te imaginas cuántas operaciones tuve que hacer desde que empecé a trabajar en el hospital, no entrare a detalle para que no pierdas el apetito, pero uff, sí que ves la vida diferente después de eso, digo, si me gusta salvar vidas, y oír a esas personas agradecerme, es solo por eso que sigo en el hospital, ya que te aseguro que ganaría exactamente lo mismo por mi cuenta

En eso, aiko toma mi mano, levanta mi cara hasta la altura de la suya, me brinda una sonrisa y me dice.
-aiko: Jesús, no me gusta verte, estresado, si ese trabajo te tiene con mucho estrés, tienes todo mi apoyo para abrir un consultorio.
-Jesús: gracias cielo *beso*

En ese momento, el mesero viene con nuestros platillos.
Hemos disfrutado de una comida bastante deliciosa, aiko disfrutaba de cada mordisco que le daba a la langosta, disfruto la ensalada, y compartió un poco de su postre conmigo.

Mientras comía mi langosta, pude notar una aiko un poco triste.
-Jesús: aiko, que tienes?
-aiko: ah?,... n-nada, e-es solo que no puedo evitar el hecho de todo los miles que gastaras en esta comida, siempre me has comprado cosas bonitas, me llevas a pasear, me compras detalles, eres lindo conmigo, me siento mal al pensar de que tú siempre gastas en mí y yo apenas y tengo para invitarte al cine y...y... *llanto*

Aiko empieza a llorar sintiéndose culpable por alguna razón de mis gastos.
De inmediato me siento al lado de ella, la abrazo y acaricio su cabeza.

-Jesús: aiko, no digas eso, tú me has dado más de lo que yo te eh dado, me has dado tu amor, tus caricias, tus secretos, eso es algo que de verdad significa mucho para mí, aparte, tú me has dado algo que atesorare por toda mi vida, tu amor puro.

-aiko: e-enserio, todo eso lo dices de verdad?
-Jesús: claro, por eso abriré un consultorio para pasar más tiempo contigo
-aiko: b-bueno, entonces quisiera que vieras esto

Aiko me muestra un dibujo de una casa, afuera de esa casa había tres personas, un hombre que abrazaba a una mujer y la mujer estaba cargando al bebe, claramente supe que éramos nosotros.
Aiko junta sus manos, clina la mirada hacia abajo me dice que ese es el sueño de su vida.

-aiko: p-por eso no quiero que gastes tanto en mi amor, quiero que ambos ahorremos para poder hacer este sueño realidad, por favor Jesús,

Me quedo un momento callado para procesar todo esto, luego de unos segundos, sonrió y le digo a aiko.
-Jesús: amor, si de verdad quieres esto, entonces lo tendrás, pero primero debemos de pensar mejor las cosas no crees, no me malinterpretes, me gustaría cumplir todo esto, pero primero tengo que arreglar algunas cosas.
-aiko: e-entiendo, solo prométeme que seguirás amándome
-Jesús: siempre.

En eso, aiko me abraza mientras se limpia sus lágrimas en mi camisa.
Luego aiko vuelve a comer, al parecer le volvió a entrar el apetito luego de desahogarse.

Al salir del restaurante, aiko me dice que tiene que hacer los deberes del hogar, le propuse en ayudarle, en eso aiko me sonríe y me dice que si muy feliz.

Era algo fácil de hacer, solo era cuestión de lavar platos, limpiar el piso y lavar un poco de ropa.

Aiko me acompaña a la puerta, me da un beso y me desea suerte para el trabajo.

Al llegar a mi casa, me quito los zapatos y me tumbo en mi sillón mientras reviso mis correo en mi celular.
-Jesús: hag, como siempre nada, todos son aburridos, bueno, creo que mejor me duermo para madrugar.

Me fui a mi cuarto, acomodo mi cama para dormir y me cambio de ropa.
Ya estando en la cama, puse un poco de música mientras me puse pensativo,
En eso, puse mi mirada en el ojo que aiko me había regalado, la primera vez si fue algo perturbador, más que los video de dross, pero con el tiempo se acostumbra uno a esto.
En ese momento, me dije a mi mismo que le iba a comprar un parche a aiko, para que no tenga más esas vendas en su cabeza.
-Jesús: si, por qué no, creo que sería un buen detalle

-Jesús: si, por qué no, creo que sería un buen detalle

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