Capítulo 26: una solución terrible, pero con un final bueno

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Mientras conciliaba el sueño, he estado reflexionando sobre las acciones que hice hoy, creo que he ido muy lejos al mentirle de esta forma a ella, aiko no se merece este tipo de cosas, solo espero que mañana al menos pueda verme la cara.

...

Jesús: hag, que es este olor.

Me desperté un olor muy desagradable, parecía carne podrida, el olor provenía de la cocina, supongo que no lo habrá notado aiko, el cuarto donde se encuentra está lejos de la cocina.

Al llegar a la cocina, noto como hay pedazos de carne en todas partes, sangre por doquier, platos sucios.

El rastro de sangre se dirigía al cuarto de aiko, esto ya me empezó a alarmar, no sé qué habrá echo.

Voy rápidamente al cuarto a atender a aiko, pero la puerta seguía cerrada.

Jesús: aiko, ábreme, que paso

Aiko...

Jesús: por favor aiko, hoy es noche buena, ni eso te levanta el ánimo.

Aiko:...

Jesús: aiko, que paso, porque hay sangre en el pasillo, porque hay carne podrida en la casa.

Aiko:...

Me temía lo peor, he empezado a imaginarme cosas que no quisiera que pasen, pensé que aiko ha tratado de suicidarse, la idea suena descabellada, pero viendo que no responde, esto ya me preocupa.

Jesús: AIKO, ABRE LA PUERTA O LA ROMPERE

Aiko:...

Jesús: aiko... sabes que lo are, mejor ahorrémonos de esto y abre, por fa

Aiko:...

Jesús: muy bien, tú lo pediste... a la cuenta de tres, tumbare esa puerta

Aiko:..

Jesús: 1...2...

Antes de llegar a tres, la puerta se abre, no completamente, solo giro la perilla dándome acceso al cuarto.

Al acceder, noto un gran charco de sangre, la cama estaba impecable, pero no podía decir lo mismo del piso, también hay grandes trozos de carne, pero no son de aiko, lo se más que nada porque esta se encuentra en la cama dándome la espalda, pero al juzgar por su físico parece que está en una pieza... o eso creí.

Jesús: Dios santo... aiko, estas bien

Aiko... vete

Jesús: por el amor de Dios aiko, lo siento sí, me disculpo por no decirte a donde fui, la razón es que fui a comprarte unos regalos navideños, quería que fuera sorpresa, pero creo que ya no es tan sorpresa ahora.

Aiko:... lo se... sé que fuiste al centro, na amiga te vio haciendo compras, y me lo dijo por un mensaje.

Jesús: ¿Qué?, entonces por qué me hiciste todo esto, sabes la angustia que pase ayer, te suplique que me perdonaras, te hice de comer rico y ni aun así te alegre el día, me negaste la entrada y tuve que dormir en el frio sofá, sabias que estaba nevando y aun así me dejaste afuera.

En eso, aiko comienza a llorar fuertemente, intento disculparme por reclamarle, pero todavía se negaba a mirarme.

Jesús: aiko, no estoy enojado, por favor mírame... porque no me quieres mirar

Aiko: e-es que... e-es que

Jesús: dios santo, no me digas que te quitaste el otro ojo para regalármelo.

la locura del amorWhere stories live. Discover now