Capítulo 12: viaje

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Le cuelgo a mi madre, me espero a que aiko termine de bañarse para ponerme a platicar esto con ella.

.....

Mientras aiko se vestía, o le contaba todo sobre la charla que tuve con mi madre hace unos cuantos minutos por el teléfono, ella parece algo triste por la noticia.

Pensé que era por lo de mis familiares, pero luego me dice que esta tiste por que los boletos de avión cuestan mucho, y si gastamos todo el dinero en dos boletos más cuarto para hospedarnos nos quedaríamos en una crisis económica.

También estaba triste por la noticia de mi familia, pero no tanto como lo del viaje, era compresible, ella no los conoce, no creo que sienta pena por algo de ese tipo, eso me sorprende, ya que conozco a aiko y sé que es muy sentimental.

Aiko: p-podemos empeñar la tele... o p-podemos vender mi secador, pero por favor, quiero ir contigo a todos los lugares

Jesús: ya lo sé, pero se realista, sabes que no me gusta presar mis cosas a gente desconocida, y no quiero que vendas tus cosas, además, tu secadora no vale lo mismo que un boleto de avión

Aiko cierra sus palmas en forma de puño, los lleva a su cara mientras que reniega por esta noticia, intenta convencerme de trabajar horas extras hoy para comprar el boleto, pero no ganamos lo suficiente como para un boleto.

Con lágrimas en su ojo, se va corriendo al cuarto a encerrarse y llorar en silencio, voy tras ella pero ya era tarde, me ha cerrado la puerta en frente mío, esto ya me preocupo, es la primera vez que aiko se comporta de esa manera conmigo.

Jesús: aiko, por favor ábreme, hay que hablar de esto como personas civilizadas

Aiko: n-no... p-por qué no quieres que vaya contigo? ¿Acaso no me amas Jesús? ¿No quieres que me involucre con tu familia?

Jesús:... aiko... no digas eso, claro que quiero que los conozcas, por supuesto que te amo, y mucho, darían mi vida por ti, pero tienes que comprender que si gasto todo el dinero para dos personas tendremos que sacrificar la comida y los gastos como la luz.

Aiko: p-por favor, déjame vender algunas de mis cosas... te aseguro que si vendo mis brazaletes y mis joyas, tal vez pueda comprar un boleto

Jesús: aiko, esas joyas te las dio tu madre antes de que pasara a mejor vida, no puedo permitir que lo hagas por esto

Después de decir eso, oigo como aiko llora en silencio, ya no podía soportar esto, tomo la llave de emergencia, abro la puerta y al entrar... encuentro a aiko acostada en nuestra cama apoyándose de una almohada.

Voy a abrazarla y consolarla mientras que limpio sus lágrimas recorriendo mis manos por su cara.

Aiko: Jesús... por favor, déjame acompañarte

Jesús: ... aiko, entiende, esto no es por gusto...

Aiko: p-pero

Jesús: te prometo que regresare lo más pronto posible a casa, puedes usar todo lo que quieras para entretenerte, puedes llamarme, mandarme mensaje, video llamada o lo que sea que quieras.

.......

Varias horas han pasado, aiko parece devastada, pero no quería mostrarlo frente a mí, pensaba que sería un estorbo para mí en ver cómo se siente de verdad.

La sorprendo llorando en silencio en el cuarto, en el baño, en la cocina y hasta en la sala diciendo que solo se le ha metido una basura en el ojo, y en el bueno.

........

En la noche, la cara de aiko estaba roja de tanto llorar en todo el día, se le notaba mucho en la hora de la cena, trate de animarla haciéndole su favorito, pero ni eso la animaba ni un poco, ahora me siento fatal yo.

la locura del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora