Más que amigos | Sebastian Stan

PARTE 9

El camino de regreso a casa fue muy difícil, constantemente recordabas esa mirada tan perdida y suplicante de Sebastian. Sentías pesados los párpados y las incontables ganas de llorar eran cada vez peor, era una clase de angustia y desesperación porque de verdad querías estar con él.

Pero qué pasaría otra vez? Volverías a estar perdida por alguien que no sabía lo que quería, que constantemente su temor a perderte lo hacía emprender una relación contigo que a los meses siguientes terminaba en una charla incómoda del porqué era mejor sólo ser amigos.

Caminabas lentamente pensando en eso, en todos los pro y contras, pensabas en Peter y lo mucho que habías querido estar con él pero, siempre había existido alguien más, siempre fue Sebastian. Una y otra vez, siempre él pero ya no estaban en la universidad, ya no querías pasar otra decepción. Pronto llegaste hasta tu cuadra, o al menos hasta que te mudaras por completo a tu nuevo apartamento; querías dormir y olvidar todo esto, de cualquier forma habías ya perdido suficiente y no había forma de resolver las cosas por el momento.

Al abrir la puerta te invadió la soledad y la oscuridad del espacio, te tiraste en el sofá y cerraste tus ojos tratando de contener las lágrimas. Pero no podías dejar de pensar en sus besos, en sus caricias, en tu adiós... estabas sollozando para cuando las luces se encendieron.

— (T/N)? —. Escuchaste a Chris acercase a ti. Intentaste darte la vuelta para evitar que te viera llorar pero él fue más rápido —. Qué te pasa? Por qué lloras? — te preguntó, sentándose a tu lado.

— Chris no... — murmuraste. No querías sostener esta conversación una vez más para que Chris te dijera lo que ya sabías.

— Pero no estas bien, dime qué ha sucedido — insistió — sólo mira la hora, estás mojada y ahora lloras. Dime que no te pasó nada grave... (T/N)...

— Perdí mi empleo — suspiraste.

— Pero por qué? Qué hicis...

— Sebastian — lo interrumpiste. Sostuviste la mirada por poco tiempo para volver a llorar, sorprendiste a Chris cuando lo abrazaste sin más y lloraste como una niña pequeña. Él sólo podía acariciar tu cabello y sostenerte en sus brazos.

Odiabas sentirte así, llorar te hacía sentir débil y el hecho de que te consolaran era aún peor, pero por esta vez necesitabas mucho mucho consuelo. Había sido tu decisión y ahora debías continuar.

Al amanecer sentías un fuerte dolor de nuca, sentías los ojos hinchados y un amargo sabor de boca. El olor a café recién hecho te hizo levantarte, era sábado y no saldrías en todo el día eso era seguro.

— Son las 8, pensé que dormirías hasta tarde — te dijo Chris mientras le daba una mordida a una tostada. Alzó la mirada e hizo una mueca de disgusto — luces horrible.

Rodaste los ojos y te serviste café, te ayudaba que no tratara de compadecerse de ti o que te mirara con lástima, sabía perfectamente que odiabas eso —. Que amable — te sentaste junto a él y tomaste una tostada — Claire me encontró besándome con Sebastian en su armario.

Chris escupió y comenzó a toser sin control — Pero... — estaba desconcertado — es decir... cómo? Yo... yo... Disculpa pero necesito una buena explicación.

Después de explicarle todo lo que había ocurrido Chris parecía mas consternado que antes y con muchas más dudas. Podía ser el más dulce pero no era muy bueno captando las historias.