PARTE 10

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[PDV de Sebastian]

— Si tienes razón... — le respondí a Chris mientras subíamos a su apartamento.

Había sido un día interesante, después de semanas largas de no salir y si salía solo pensaba en la forma de encontrarme a (T/N), por fin era alentador que de verdad me había reído con las tonterías de Chris. Era el único que había permanecido a mi lado en todo momento y en las circunstancias en las que me encontraba le daba gracias por obligarme a salir.

A pesar de toda nuestra amistad era la primera noche en meses que regresaba al apartamento de Chris, la causa? Para qué decirlo si era más que obvio; no solo por mi parte evitaba llegar sino que estaba seguro que (T/N) se encargaría de evitarme a toda costa.

Al entrar no pude evitar sentir ese aroma a lavanda que (T/N) tanto ama, solía mantener los armarios con esa esencia y adoraba burlarse de mí cuando me atacaban los estornudos.

Estaba yo ahí, al centro del salón con la sonrisa mas boba del planeta, recordando ese tesoro de mujer, esa locura materializada en su sonrisa. Levanté la mirada y miré hacia todos lados buscándola, esperando a que ella saliera a saludarnos, o que al menos me gritara a que me marchara o como en sueños que corriera a mis brazos y me pudiera dar ese beso que tanto anhelaba. Era patético? Puede ser... no lo sé, pero seguía enamorado de ella.

— Ella no esta aquí Romeo — me dijo Chris despertándome de mi letargo — me comentó que tenía una reunión y no sé a que hora terminará.

Chris leía mi mente y mi lenguaje corporal a la perfección.

— N-no la estaba buscando — le respondí divagando hacia la cocina.

— Claro... sigue ignorándote eh?

— Sí... sigue sin contestar mis llamadas y mis mensajes, me odia — le dije exhausto dejándome caer sobre el sofá.

— No te odia, de eso estoy seguro, mas bien te extraña.

— Por qué lo dices? — le pregunté.

— Porque sé exactamente lo que pasó — me miró completamente serio. No habíamos hablado de ello desde entonces y no esperaba que lo supiera todo. — Escuché cuando ella entró y venía muy mal, sus lágrimas sé que no solo eran por una simple pelea con un amigo, sino porque sabía que había rechazado al hombre con quien en realidad quería estar.

— No lo veo de la misma forma, ella no quiere estar conmigo en realidad y todo es por mi culpa.

— No es así...

— No digas tonterías — lo interrumpí — ambos sabemos que un millón de veces he arruinado las cosas con ella, nunca me di cuenta de que en realidad era ella a quien tanto buscaba.

— Seb... — susurró.

Levanté la vista, aturdido y al borde de la cólera por mis estupideces pasadas.

— Ella en realidad te ama, ha soportado demasiado pero tiene miedo, ya no son unos niños y si de verdad se aman no sean idiotas y resuélvanlo. — se levantó para ir por otra cerveza —. En unos días es su cumpleaños, deberías venir, tú sabes que a ella le gusta estar entre amigos y pues la conoces mucho mejor que cualquiera — me gritó desde la cocina.

— No creo que sea apropiado que venga, además estará con Peter y no sé si pueda verla con él.

Él salió de la cocina con dos cervezas.

— Ay vamos, hazlo por ella. Tú mismo me dijiste alguna vez que querías su felicidad, pues bien Romeo ahora es el momento de que lo demuestres — me dijo ofreciéndome una cerveza.

— Lo pensaré pero lo dudo. No gracias hombre además debo irme — le dije rechazando la cerveza. Cogí mi abrigo y abrí la puerta.

Ahí estaba ella. Sí, ella. Tan hermosa como siempre, distraída y atolondrada por sus llaves. A pesar de colocarle miles de cosas siempre sabía como perderlas. Ni siquiera se había percatado de mi presencia, con los audífonos y la música a todo volumen no me extrañaba que siguiera buscando.

Tomé su barbilla e intentó alejarse por impulso. Me congelé. Sus ojos tan grandes y alucinantes eran peor que cualquier cañón, en cámara lenta podía ver cómo pestañeaba unas cuantas veces pasar cerciorarse de que yo era real.

— Sebastian! — articuló con voz temblorosa.

— Hola! — le dije casi conteniendo la respiración, como un crío cualquiera sin nada mas interesante que decir frente a quien era el amor de su vida.

No sabía si abrazarla o besarla, se veía hermosa, había recortado su cabello y andaba sin maquillaje, siempre le decía que lucía mejor sin maquillaje, tan fresca y natural.

— Que sorpresa verte aquí — me dijo con una sonrisa, no era la misma sonrisa de antes.

— Sí, pero ya me voy... fue un verdadero gusto verte... — respondí sintiéndome como un completo idiota *debí besarla* pensaba.

Caminé por el pasillo que me pareció el más largo y tedioso del mundo hasta el elevador, mis pies pesaban porque sabían que quería regresar por ella, pero no todo estaba perdido. Ella salió del apartamento y me siguió hasta el elevador.

— Seb espera! — exclamó. — Como ya sabes, en unos días es mi cumpleaños y de verdad quiero que vengas, y-yo lo siento...

Y pues... la abracé. La abracé como nunca lo había hecho. No buscaba enamorarla, no buscaba conquistarla, sólo la buscaba a ella. Su cabello olía a manzanilla y se mezclaba perfectamente con su perfume, la miré y ella me estaba sonriendo y sí, esa era la sonrisa de antes.

— Vendrás? — me preguntó en un hilo de voz, una lágrima rodaba por su mejilla. Yo asentí con la cabeza.

— Por supuesto que vendré, no me perdería tu cumpleaños muñeca — le respondí y sentí un nudo en la garganta. Podría aparentar ser el mismo pero no podía mentirme, la amaba. Antes de cualquier cosa mejor llamé el elevador.

— Gracias — me dijo y me dio un beso en la mejilla, se dio la vuelta y regreso al apartamento.

Quería que ese beso hubiese durado para siempre, quería que hubiera vuelto a ver una vez más, quitarle ese mechón travieso de la cara, rozar su mejilla con mis manos, sentir su respiración entrecortada, su pulso acelerado... quería sentirla mía. Besarla sin pedir permiso y sentir la suavidad de sus delicados y finos labios pero tuve que reprimir todo eso en una sonrisa amistosa, un recuerdo de lo que somos, de lo que provoqué porque al final del día eso era lo que ella esperaba de mí.

 Besarla sin pedir permiso y sentir la suavidad de sus delicados y finos labios pero tuve que reprimir todo eso en una sonrisa amistosa, un recuerdo de lo que somos, de lo que provoqué porque al final del día eso era lo que ella esperaba de mí

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Hey hey! Ya era tiempo 🙌🏼
Espero disfruten esta parte tanto como yo disfruté escribirla. Un poco de drama para los personajes pero creen que algo pasará? COMENTEN! Y quizás adivinen qué sucederá entre estos dos tercos enamorados. Tu historia de amor no termina aquí 😉

Más que amigos | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora