PARTE 12

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[PDV de Sebastian]

Y entonces mi peor temor, SIMPLEMENTE NO ME LO VEÍA VENIR!

¿Cómo podía ser posible  delante de mí?.

Peter había hecho lo que yo nunca tuve valor para hacer. Sí él. Ahí con la sonrisa más idiota del mundo, frente a la chica mas hermosa del mundo. Frente a mi futuro, frente a todo lo que yo quería y que necesitaba, porque eso era ella, TODO... Y ahora simplemente podía observar cómo todo sucedía frente a mis narices, sabía que no debía quedarme callado porque a final de cuentas estaba seguro que ella quería que lo detuviera. Pero no. Permanecí estático. Una parte de mí pedía a gritos detener esa locura, pero otra parte de mí sabía que si él había tenido el valor de hacer lo que yo no en años era porque era lo mejor para ella.

Me miró desconcertada y yo paralizado no supe si saltar y salir corriendo con ella o si solo esperar su respuesta, pero no... no podía escuchar sea lo que sea que ella tuviera que decir. Bajé la mirada porque me sentía derrotado, estaba a punto de perderla y era lo que mas temía, ella lo sabía, el mundo lo sabía. Piensan que los chicos somos unos idiotas sin sentimientos pero se equivocan, sentimos aún más e intentamos ocultarlo todo con una sonrisa o una broma mal gastada, pero nos duele saber que perderemos aquello que más queremos, sobre todo cuando se trata de la indicada. Moriríamos por ella con tal de protegerla, hacerla de pato con tal de ver su sonrisa... se queda corto el término de regalarle la luna.

Pero,  ¿yo qué?... la estaba perdiendo y por mas que quería reaccionar no podía, mis piernas me pedían a gritos salir de ahí.

Mire a Chris un momento antes de salir de ahí, él me miró y supo que todo había terminado, sé lo mucho que él quería que (T/N) y yo estuviésemos juntos pero esto cambiaba la historia por completo, ahora sería ella y Peter... se me revolvió el estómago de solo pensarlo, debía salir de ahí...

Caminé entre todos los que me pude quitar del frente sin importarme lo que pudiesen opinar, total nadie me prestaría atención y Peter seguía esperando una respuesta. La respuesta que debió ser mía todo este tiempo.

El nudo que tenía en la garganta era cada vez más y más grande y me ardían los ojos. Estaba conteniendo todo, así que una vez más la vi, la vi porque sabía que no la volvería a ver de la misma manera, porque no debía hacerlo, porque ella no lo haría. Y así, me fui.

Corrí hacia el elevador, pero este tardaba demasiado y solo quería salir de ahí, me sentía patético, muy patético y prefería estar solo, caminar un poco quizás y no sé, ¿un poco de alcohol?... Con la impaciencia corriendo a traves de mí, decidí tomar las escaleras. Bajaba de dos en dos lo más rápido que mis pulmones y mis piernas me lo permitían, estaba agitado y una sensación de rabia me comenzó a invadir. Me detuve en el descanso del segundo piso. Estaba ahí con la respiración entrecortada, no me había percatado que tenía los puños cerrados hasta que me comenzaron a doler, mis nudillos estaban blancos y mis palmas rojas. La rabia me invadía cada vez más. Di un fuerte golpe a la pared que posiblemente resonó en todo el cubo de escaleras, y más aún posible, debió de alertar a quien sea que estuviese del otro lado de la pared. Busqué la forma de calmarme y continué bajando escalón por escalón.  

No había mas rabia. Estaba derrotado.

Hacía mucho frío cuando salí del edificio. Claro, había dejado mi abrigo en el apartamento, pero ya no importaba, definitivamente no pensaba regresar. Froté mis manos mientras decidía qué dirección tomar cuando a mis espaldas se abrió la puerta del edificio con fuerza. Era ella.

- ¡Sebastian! - gritó. Estaba igual de agitada que yo hace un momento y sus mejillas comenzaban a sonrojarse.

No llevaba abrigo, y el viento hacía bailar su cabello y su lindo vestido. Yo estaba idiotizado.

Más que amigos | Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora