VII

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   Luis y yo subimos al auto manejado por el chico guapo. Como predije no tuve tiempo para despedirme, menos mal ya lo había hecho.

  –¿Adonde vamos? –pregunte.

  –Habrá una fiesta en casa de mis padres –dijo Luis fríamente. Una de las casas de tus padres, pensé.

  –Idiota –susurré, pensé que no había escuchado.

  –¿A quien le dices idiota pequeña gigante?

  –¿Y preguntas?  –dije seria.

   El chofer del auto al parecer sabía que el matrimonio era una farsa, era el chofer de confianza de la familia Matte en mis suposiciones, aunque demasiado joven y al parecer se percató de que lo inspeccionaba.

–Me presento, soy Leonardo –dijo sonriendo.

  –Soy Lissette, pero dime Lissa –dije amablemente.

   Luis estuvo todo el viaje mirando por la ventana, yo hacía lo mismo.

  –Ya llegamos –dijo Leonardo, como pensé él debía de vivir en la casa de los Matte, la curiosidad de por qué lo hacía me invadía pero no le preguntaría eso podría ser incomodo.

  –Nos vemos –dije.

  –Claro, llamame Leo –dijo, bajandose para ir a abrirnos la puerta del auto. Luis me miro.

  –Vamos -dijo serio y estiró su mano para que la tomara.

   –No creo que sea necesario salir tomados de las manos –toda tú familia sabe que es farsa.

  –No empieces Lissa –dijo mirándome fijamente.

  –¿Que no empiece? Tú fuiste quien me obligo a casarme –dije furiosa.

   La puerta se abrió, me cogió de la mano.

    Una señora ya de edad se nos acerco  y nos dio una especie de bendición. Supongo que era su abuela. Estuvimos un rato hablando hasta que nos pregunto algo inesperado. Supongo que ella era la única ahí que no entendía que esto era una farsa.

  –¿Y como fue que se conocieron? ¿Cual es su historia? –nos dijo, más gente se acerco para escucharla. Ellos esperando a ver que le inventábamos.

  –Bueno... –dije sin saber que decir.

  –Nos conocimos en el instituto, la vi y fue amor a primera vista –dijo con una sonrisa, falsa a mi parecer. Era mi turno de hablar.

  –Si, fue como estar destinada a enamorme de él –dije sonriendo, cambiando la palabra destinada a obligada, pensé para mi. Luis noto mi sarcasmo.

  –Bueno nos retiramos, iré a mostrarle la casa a Liss –dijo sonriendo.

  Mientras me llevaba a una sala pensaba, por qué nos cambiariamos de ciudad si su casa estaba aquí. Realmente no conocía mucho sobre Luis, solo cosas superficiales.

  Llegamos a una sala vacía y cerro la puerta.

  –¿Por qué nos cambiaremos de ciudad si tu casa esta aquí? –dije confundida.

  –Porque quiza viviremos solos idiota –dijo burlandose –bueno no tan solos con Leo y con Maria, es la que hace las cosas de la casa.

  –¿Por qué va Leonardo? –dije confundida, él ya tenia licencia para conducir.

  –Para que te lleve a donde quieras ir idiota –dijo serio– aún eres menor de edad, y no tienes licencia de conducir.

   Se me había olvidado ese detalle.

  –Y si te lo estas preguntando, si , yo tengo tu custodia hasta que tengas 18 –dijo riendose.

  –Solo por 6 meses –corregí–, después es de mis padres.

  –Eso lo veremos –dijo riéndose.

  –¿Que quieres decir con eso idiota? –dije confundida y enojada.

  –Nada, nada –dijo sonriendo.

   –Mmmm  –dije no creyendo lo que me dijo–. ¿Oye ?

   –¿Que? –me pregunto con curiosidad. No le creí nada sobre la historia de vivir solos.

   Me sentía extraña al tener que mirar hacia arriba para verlo, me sentí pequeña.

  –¿Cuanto más tengo que estar aqui? –dije algo avergonzada.

   Rompió en risas.

  –Tranquila ya nos vamos  –dijo aún riéndose.

  –¿Donde? –dije confundida y enojada por sus burlas.

  –Pues a un hotel, se te olvida que estamos "casados", mañana nos vamos de viaje –dijo aun riéndose, este chico me veía cara de payaso o que.

  Quede confusa con lo del hotel pero no pregunte.

   –¿Y a donde nos vamos de viaje? –dije seria.

  –Mmm. ¿Las playas del caribe? –dijo como esperando que saltara de felicidad.

  –Ah –respondí, la idea no estaba mal, pero si no tuviera que ir con él sería mucho mejor.

  –Vale, vámonos –dijo serio.

   Nos despedimos con un gesto de toda la gente.

   Subimos al auto y me percate de que el chofer no era Leonardo. Ya sonaba que me estaba fijando mucho en él.

   –¿Puede subir la ventana? –le dijo Luis al chofer .

  –Claro.

Una ventana negra subió y nos separo del chofer.

  –¿Y Leonardo? –le pregunte.

  –Se nos adelanto y se fue a Inglaterra a dejar las cos... –no termino la frase.

  –Dijiste Inglaterra, yo que sepa Inglaterra no es un Ciudad de España  –dije furiosa, me había engañado nos iríamos a vivir fuera del país.

  –Perdón, pero no hubieras aceptado si no mentía y te habrías escapado.

   Me quede en silencio, ya no podía hacer nada. Además aunque solo me cambiara de ciudad las cosas no cambiarían en nada.

  –¿Y mi ropa? ¿Me tendré que quedar con este vestido todo la semana que estemos de vacaciones?

  –Mi madre te compro algo de ropa para el viaje  –dijo eso y se le escapo una risa.

  Quizá que ropa me había comprado su madre.

  Nos bajamos del auto.

Maniático Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz