Parte 21. A dos semanas de la fiesta

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No lo puedo creer, solo faltan dos semanas para la fiesta de Ismael... Estoy echado sobre mi cama, he terminado de bañarme luego del partido de esta tarde, ya son como las 10:00 pm y no tengo sueño, ni hambre, después del almuerzo con Laura de ayer, me están pasando cosas raras.

_ Tengo ganas de volver a verla.

_ Siento un deseo inmenso de llamarla y escuchar su voz.

_ Quiero tener muchos almuerzos más con ella.

_ Sueño que la estoy desnudando, y su cuerpo sin ropa es divinamente perfecto.

_ No me da hambre, por andar pensando en ella.

¿Acaso esas no son cosas raras?... (me pregunto en voz baja, para mí mismo)

Suenan tres golpecitos en la puerta.

_ ¿Quién? -pregunto- aunque ya sé quién toca.

- ¿Hermano? -una dulce voz- puedo pasar... ¿por favor?, ¿sí?

_ ¿Mayra? -me hago el sorprendido- ya, entra

Asoma su cabeza por la puerta, y da unos pequeños pasos.

_ ¿puedo prender la luz? 

_ Sí, claro pequeña.

 Se queda al lado de mi cama, y voltea su cabeza para mirarme a los ojos.

_ Mamá quiere que bajes a cenar, ha llegado y yo le he dicho que tú compraste pizza y que los dos hemos comido, pero ella ha ido a contar cuantas rebanadas quedaban en la caja y han quedado 6... Lo siento, pero ya no avancé a comerme tus otras dos porciones Martín - pone una cara triste, casi a punto de llorar- lo siento de verdad, pero mamá me ha descubierto y por eso quiere que bajes.

_ Ay!!! 

Me levanto de mi mala posición en la cama (estaba casi de cabeza) -es mi posición con la que suelo pensar y leer libros- aunque para leer libros hay muchas posiciones incómodas, pero valen la pena.

_ Me agacho para estar al pequeño tamaño de mi maravillosa hermana (ella se comprometió a comerse mis porciones de pizza) y el plan era bueno porque hoy mamá llegaba más tarde de lo habitual y no sospecharía nada, pero mi mamá es una espía cuando se lo propone, y nos ha descubierto. Le doy un fuerte abrazo.

_Ya no pasa nada pequeña, le explicaré porque hoy no quise comer y ya está no hay problema... Ven, le agarro su mano para ir juntos a donde está mi madre. Pero ella no se mueve ¿qué pasa?

_ Es que... -Tarda unos minutos en responder, también le dije a mamá que no comiste la noche de ayer...

Y ahora sí se pone a llorar... Miro como caen sus lágrimas por sus mejillas.

_ ¡Ah! Mayra, me arrodillo delante de ella, y le doy un beso en su frente. No llores, mamá no está molesta contigo, solo conmigo por no haber cenado, pero ya le digo que comí con los muchachos y todo se arregla ¿sí? ya no llores... 

Le digo lo último como un suplicio.

_ No quiero que mamá se moleste contigo por mi culpa - sigue llorando-

_ En realidad ha sido mi culpa por haberte dicho que le mintieras a mamá, nada ha sido tu culpa, por favor pequeña...

_ Pero es que yo le dije, y tú me dijiste que no le dijera nada... Si tan solo me hubiera podido comer tus dos rebanadas de pizza. ¡Lo sientoooooooo!!! (alarga esto última y sigue llorando)

_ Mira hagamos esto, bajemos, hablo con mamá, me como mis dos rebanadas de pizza, y mañana yo te voy a recoger del colegio y nos vamos a una heladería donde hacen unos helados muy ricos.

_ ¿En serio? -pone cara alegre y sorbe su nariz- 

_ Sí de verdad.

_Pero tú dices que no puedes porque sales tarde de tu universidad -vuelve a llorar-

_No, esta vez sí, mañana salgo temprano no tengo muchas clases, y te puedo llevar, es más hasta iré con Ivan y con Ismael.

No sé porqué los metí a los dos, pero mientras todo sea por Mayra, ellos estarán encantados de ir... Se llevan muy bien con mi hermana.

_ ¿De verdad? -limpia su nariz con la manga de su chompa- en serio irán ellos, los dos son muy buenos conmigo y la enamorada de Ismael que prepara unas galletas muy ricas ¿Irá ella?. Dile que me mande más galletas como esa vez.

Esas galletas las probó sin querer, porque a la semana de que Ismael nos presentó a su enamorada  Ana, ella tan buena que dice que es, nos regaló unas cajitas de galletas caseras a Ivan y a mí, pero nosotros no comimos por orgullo -como dice Ivan- así que yo las traje a casa y las dejé en mi cuarto, y después de un rato encontré a mi hermana devorando cada galleta, eran como 15, y luego casi se pone a llorar cuando me vio, y entonces le inventé la historia de que Ana se las había enviado y ella terminó de comerse las galletas que sobraban en su cuarto.

_ No ella no podrá porque está de viaje, pero cuando vuelva le pido que te prepare unas galletas, y es más hasta te llevaré con ella, para que te enseñe como se preparan.

_ Sí -me muestra una gran sonrisa, y vuelve a sostener mi mano. Mañana sé puntual por favor, quiero probar todos los helados que tú has comido, y además estarán tus amigos, son muy buenos.

_ Está bien pequeña ahora bajemos, antes de que mamá comience a llamarnos.




Laura.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum