XXXVIII. AMOR INCONMENSURABLE

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Las cuatro personas en esa oficina estaban completamente confundidas, Betty miraba angustiada a su jefa.  —Lo siento, señorita Lauren, el señor insistió en querer entrar, no pude detenerlo. No sé cómo es que llegó hasta aquí. 

—Tranquila, Betty. No te preocupes, nosotras nos encargamos de esto. Cierra la puerta y que nadie nos moleste.   

La secretaria salió, y en el lugar volvió a reinar el silencio. Alejandro miraba confundido a su hija; no era esa chica inocente que había dejado tres meses atrás con la incertidumbre de su destino. Camila ahora tenía el aire sofisticado de una joven empresaria; vestía un elegante traje ejecutivo que estaba seguro costaba mucho más que cualquier prenda de vestir que él le haya comprado desde que nació. Su maquillaje la hacía ver mayor y le daba cierta imagen intimidante.  La mujer a su lado no era menos llamativa; era joven y mucho muy atractiva. Sus hermosos ojos verdes lo escudriñaban detenidamente, su vestimenta también era elegante y de prestigiado diseñador.

—¿Papá, qué haces aquí?—Camila se soltó de inmediato del agarre de Lauren.

—Un amigo me ayudó a cruzar el desierto para llegar hasta aquí. Tu madre y yo estábamos preocupados, teníamos varios días sin saber de ti, no respondías mis llamadas, ni mensajes y necesitábamos averiguar que estaba pasando. Solo me llegaban tus depósitos por una cantidad que no comprendía cómo hacías para conseguirla, era excesiva... aunque, veo que tienes un buen empleo o eso parece. ¿Eres algo así como una ejecutiva en esta empresa? ¿Es ella la chica de la que me hablaste?

—Ahm.... papá, creo que tengo algunas cosas que explicarte.

Lauren caminó unos pasos y se acercó al hombre extendiendo su mano derecha.  —Mucho gusto en conocerlo, señor Cabello. Mi nombre es Lauren Jauregui, dueña de Jauregui Automotriz y novia de su hija. 

Tanto Alejandro como Camila se quedaron con la boca abierta. Lauren sonreía estrechando la mano de un confundido hombre.  —Oh... así que ella es tu novia. 

—Así es. Soy su novia. —Lauren movía la cabeza de forma afirmativa con una sonrisa orgullosa. Camila no sabía si morir de ternura o de vergüenza.

 —Ahm, papá. Necesitamos hablar.   

—Estoy un poco confundido. 

—Precisamente por eso quiero que hablemos tranquilamente. Lauren, ¿podrías por favor dejarnos a solas un momento?  

La sonrisa de Lauren se borró de inmediato al escuchar a Camila —¿Estás segura?

—Es mi padre, estaré bien. Espérame en recepción, por favor.

Lauren suspiró no muy convencida y salió de la oficina dando un último vistazo atrás antes de cerrar la puerta. Camila le sonrió ligeramente a su padre y le hizo una indicación con el brazo. 

—¿Te quieres sentar un momento?

Alejandro asintió y se sentó en el sofá, Camila se sentó junto a él. —Antes que nada, quiero que me expliques cómo es que llegaste hasta aquí.

—Tuve que contratar a alguien para que me ayudara a cruzar ilegalmente, pero ahora a través del desierto, llevo unos quince días viajando. Llegué ayer a Los Ángeles, y me estoy quedando con un conocido, amigo del hombre que contraté, me dio un espacio en el sótano de su casa. Te busqué en el departamento, pero recordé que ya no vivías ahí, así que investigué la dirección del remitente de donde envían el dinero, ya que nunca me dijiste exactamente en qué Empresa Automotriz trabajabas. Veo que estás muy bien, ¿realmente eres feliz?

—Es... complicado.

—¿Pero lo eres? Porque parece que te va bien, vives rodeada de lujos al ser la novia de la dueña de esta Empresa.

LA CASA DE LOS ÁNGELES (Camren Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora