El rey de mis sueños

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Simon 

Vi como Troye se alejaba de la cancha para marcharse, por lo que ya no tenía nada que hacer en aquel lugar. No era lo mío ver a un montón de monos sudando, solo había ido por él.

Aún me parece extraña la manera en la que quiero que él me preste un poco de su atención y tan solo me dirija una sonrisa. Pero sabía que es algo que debía olvidar, un chico como Troye Urie no anda con chicos como yo. Él tiene el récord de más chicas en una misma noche, ¿por qué se daría vuelta a mirar a un estúpido como yo? Además de quien es, se que trabaja en un taller con su padre (el peor homofóbico que conocí), que tiene una reputación no muy buena y que nunca dirige sus ojos a nadie por más de una noche. 

Yo por mi lado, solo era el flacucho que nada más era conocido por tener una hermana que es igual que él. Tenía, además, ¿qué? Nada. Cantaba, pero tampoco soy Adele, me encantaba pintar, pero tampoco soy Picasso, me encantaba tocar el ukulele, pero no soy Israel Kamakawiwo'ole, me encantaba actuar, pero no soy Johnny Depp, me encanta Troye, pero no soy lo que buscaba.

Él me puede. Pero, para Troye debo ser invisible. Solo me debía estar prestando atención para poder subir las notas, no más que eso. 

Solo festejaba que era viernes, por una única razón. No debía verle la cara, no debía tenerlo siempre en frente y podía descansar de que el corazón me explotara cada que decía mi nombre en voz alta. 


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—Deja de joder, Simon, haz algo mejor que quedarte sentado. —decía Miranda.

Los sábados de la mayoría de los adolescentes de mi edad se basaba en salir de fiesta, tomar hasta quedar sin conciencia y hacer destrozos por donde andaban. Pero, yo soy de era de esos "raritos", los que nunca salían, los que disfrutan más del silencio y la paz que da la soledad. Somos extraños y mal vistos, pero ya poco me importaba entonces.

Mis sábados por la noche, se basaban en hablar por vídeo llamada con mi amiga del otro lado del país. Fue la única a la cual le conté todo sobre mi y ella hizo lo mismo. Nos conocimos solo porque nos gusta la misma banda, pero encontrarme con ella fue lo mejor que me paso.

—¿Ya le dijiste a tu madre? —preguntó Miranda, bastante interesada en el tema.

—No. No sé como decirle. —me excuse, pero en verdad era el miedo de tener a mis padres al frente y decirles la verdad—. Pero, te juro que será pronto.

—Más te vale que sea pronto, Simon, vas a explotar.

Explotar seria genial. Soltar todo sin ser consciente, ni poder dejar de hablar, sería como un sueño para mi. Sentar a mis padre y decirles la verdad, era más difícil de lo que pensaba o imagine. Simplemente me mataba y me destruía completamente en silencio. Miranda sabía todo sobre ese asunto, sabía cada cosa que me pasaba, sabía quien me gusta y sabía también lo de la homosexualidad. Ella era como el refugio que tenía hasta entonces y perderle seria devastador.

—Sé que esta mal no decirles, pero no tengo idea de como lo tomaran. Son bastantes creyentes, incluso me obligan a ir a la iglesia todos los domingos, pero nunca dieron opinión acerca del LGTB. No tengo idea de como se tomaran esto.

—Quizás lo tomen bien, Simon. Eres su hijo, deben quererte sea como sea, ellos te aman no te dejaran solo en la vida.

—Supongo que tienes razón.

Mi cabeza estaba en otra lado, en verdad, poco y nada escuchaba lo que siempre me decía y se repetía como un disco rayado. En realidad, mi cabeza esta en alguien, no en un lugar, esta pensando en Troye, otra vez. 

Quizás leí demasiados clichés, el típico chico malo y la típica chica buena. Pero yo no soy específicamente una chica y mucho menos una buena, pero él si que es el jodido chico malo.

Fuma a más no poder, su piel estaba llena de tatuajes, siempre llevaba campera de cuero con vaqueros, pésimas notas, de solo guiñar un ojo tiene a todas las chicas comiendo de su mano y era un patán. Era un cliché andante y yo solo era un extra en su película.

—Debo irme, Simon, pero recuerda decirles.

—Lo haré lo antes posible.

Colgó la llamada, cosa que no quería que pasara. Debía mantener mi mente concentrada en cualquier otra cosa que no sea él. Decidí poner entonces una serie en Netflix, no quería tener que pensarlo, no quería tenerlo en mi mente. Acostado en la cama, viendo desde la computadora me di cuenta que me costaba horrores poder concentrarme con lo que pasaba.

Me digne a dormir, apague la computadora, la puse a un lado y me tape hasta la nariz. Hacia demasiado frío, o al menos de golpe sentí una brisa que me golpeaba. Por largo rato, estuve dando vueltas sin lograr hacer nada más que pensar. Pero, luego de un rato los ojos se me cerraron solos y comencé a dormirme. 

Aléjate de mi cabeza, Troye. Nunca me darías nada de lo que busco, pero insistes en quedarte allí. Reinas en todo mi cuerpo y ya no puedo soportarlo. Muchos creen que es el rey del colegio, también es el de mi mundo, su sonrisa, su risa, sus manos, su cara, su pelo, sus lunares, todo él, es mi imposible. Nunca te tendré, lo deseo, lo quiero, lo necesito, pero no serás más que unas cuantas lagrimas que se me caen. 


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Yo- yo te quiero, Troye. decía yo con miedo. 

Nunca seremos nada, sabes que no me gustan los chicos ¿Por qué me gustarías justamente tú?

Todo el colegio nos miraba y me apuntaban con dedos acusadores, insultándome y arrojándome piedras. Todos, incluso profesores, los directivos, todos, me miraban y se reían de mi, no de nosotros, de mi. 

No eres nada, Simon, solo eres un idiota que se encierra en su habitación. —dijo Troye y eso me dolió demasiado-. Eres un maricón. 

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Sabía que era solo un sueño, pero dolía como si fuera totalmente real. Troye era exactamente lo que me parecía más real y que él me llame maricón, dolía demasiado. 

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Where stories live. Discover now