Mío

299 9 3
                                    

—Liam—

Sus labios son calidad y húmedos. ¿Cuánto duro ello? Cinco segundos. Me aparto de inmediato como lo hace siempre.

Prometí no entrometerme. Pero no lo puedo evitar, aunque me forzaba a concentrarme en no intentarlo, aunque me atara de manos algo siempre me llevaba hasta este chico y su puto cuerpo. Simon no tiene el cuerpo de un chico, tiene esa puta cintura tan linda y su piel es tan suave como la de un bebé. Si consigo tocarlo, no puedo imaginar más que tenerlo desnudo en mi cama, gimiendo y tan rojo que no pueda más. Quiero tenerlo para mí y para nadie más. 

Esa puta quiero que sea mía y de nadie más.

—Liam, no... —susurró mientras se alejaba—. Troye... 

Me enoje. Me negué a pensar en que él estaría con ese imbécil para toda la vida. No podían seguir mucho juntos, no podía permitirlo. Quería que Simon fuera para mí y para nadie más, debía conseguirlo aunque tuviera que disparar para conseguirlo. Se había vuelto mi capricho y quería poseerlo. No dejaría que mi putita esté con un come mierda como Urie.

Me molestaba. Me enfureció que me recordara a cada segundo que no soy lo suficiente como Troye Urie. Me molestaba ser el segundo.

No dejaría que él sea de alguien más.

No dejaría que él me tenga de segunda opción.

Por nada en este mundo o en aquellos mundos paralelos dejaría que Simon Bell pertenezca a Troye Urie. Y tenía un plan para hacerlo. Un plan tan simple que se sellaría en plomo y sangre.

Pero en ese momento, no estaba en mis cabales. Simon logró molestarme mucho más que hasta incluso el propio Urie. Ese amor estúpido, vacío y de plástico que ambos tenían se me estaba haciendo tan tóxico que no lo quería contaminar más. 

¡ÉL SABE QUE ES UN MARICONADA QUE DURARA TANTO COMO UNA MAMADA A UN VIRGEN!, me grite internamente, sin entender porque carajo cree en una historia de amor. ¿Cuándo vas a despertar, mocoso? Déjame darte a entender, Simon.

Saqué el arma y la coloqué en su mentón. No mentiré, me sentía poderoso ante alguien que no podría defenderse. Soltó jadeos y transpiración. No era miedo, era pánico.

Probabilidades de tormenta, el huracán Liam se acerca. Lo mejor es quedarse encerrado en sus sótanos, parece ser el más fuerte de los últimos años, escuche la voz de una meteoróloga en mi cabeza. A veces las dejaba hablar y a veces las callaba. 

Vi terror en los hermosos ojos de Simon y eso me removió el estómago, de una buena manera. Su labio estaba temblando y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Acerque mi mano libre con lentitud y seque aquellos lagrimales que lo hacían ver como una indefensa criatura. 

Sentía la muerte susurrando a mi oído y pidiendo que jalara el puto gatillo de una maldita vez. 

—L-Liam... —me llamó titubeando y preso del terror.

—Shh, tranquilo, Simon. ¿Es que acaso jamás viste un arma? —pregunté apoyándola con más fuerza sobre su mentón, recibiendo un pequeño meneo de su cabeza, dando un no como respuesta—. Te lo explicaré. Ahora no te debes mover, ni hacer movimientos bruscos, ¿entendió eso tu linda cabecita, puta? 

Simon asintió. 

—Bien, me alegra que lo entiendas con tanta simpleza. Creía que te tomaría años, lo que te esta tomando darte cuenta de que estas teniendo una estúpida fantasía ahora —dije sonriendo—. Urie y tú, no son bonitos juntos. No me gustan, ¿sabes? Quizá yo estoy mal de lo mío, pero esa perra solo quiere penetrarte hasta acabar, ¡¿cómo carajo debo hacértelo entender?!

—Liam...

—¡Cállate, enfermo! Ahora yo soy quien da las ordenes, niña. Puedo hacer lo que quiera contigo, pero no haré nada, ¿sabes por qué?

Simon negó con la cabeza lentamente.

—Porque para mí no eres un deposito de semen —apreté más la pistola sobre su mentón—, para mi eres la cosa más hermosa que me he topado, Simon. Y me cuesta mucho sacarte de mi cabeza. Le gustas a todos mis yo internos. Nos estas volviendo loco. 

Él lloriqueó. 

—No, no, no, no hagas eso. No llores, ¿sí? Las anoréxicas princesas no lloran, cariño.

—L-Liam, por favor, no quiero morir.

Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. No vi terror. Vi dolor. Lo estaba lastimando.

¿Cómo te sientes cuando lastimas lo que más quieres en este mundo?

Enseguida bajé el arma y volví a guardarla al caer en cuenta de lo que había hecho.

Me puse de pie y me alejé de él.

—Mejor buscare a Troye para irnos. —murmuré acercándome a la puerta.

Simon no dijo nada. Se sentó en el suelo, colocando sus piernas sobre su estómago y abrazándolas con fuerza. Sobre mi hombro vi como aún lloraba.

¿Le dirás algo a Urie sobre lo que ocurrió? —pregunté.

Negó con la cabeza.

—Eso espero, no quiero que me reviente mi cabeza a golpes —bromeé—. ¿A ti te agradaría verme como un maldito cadáver?

Levantó los hombros.

Eres un hijo de puta, Bell.

—Vamos, no quieres verme muerto, ¿verdad? —dije molesto.

—¿Qué quieres, Liam? —preguntó titubeando—. No tengo nada para darte, solo n-necesito estar a salvo y no puedo estar estarlo contigo cerca.

Poom. Corazón hecho mierda. Gracias, Simon Bell, por romperme, hijo de la gran puta.

—No le digas a Urie y estaremos bien —gruñí—. Solo quiero que me lleven. ¿O qué? ¿Ahora crees que me importa demasiado una cualquiera como tú? 

Abrió la boca para contestar, pero se calló.

—Eso creo, Bell. —murmuré.

—¿Podrías... irte?

—Eso hago.

—Para siempre.

—No. El infinito es demasiado como para no divertirme con esta estupida novela mexicana que se esta montando aquí.

Se calló y me fui.

Me senté afuera y esperé a Urie.

Empezaría mi plan.

Quisiera o no, el mocoso de Simon Bell sería mío.




AVISO

Okey... Se que hace mucho no actualizo. Ya deben haber muerto todos los que estaban leyendo esto pero tengo algunas ideas para seguir esta historia. Sin embargo, no sé cuál será el final y quizá si les falle en el sentido de que sea demasiado catastrófico. 

Desde ya aviso que no va a ser una actualización continua, simplemente voy a ver hasta donde llega esto. Mil perdones.

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Where stories live. Discover now