Eres especial

3.8K 395 81
                                    

—Simon—

Me han pasado demasiadas cosas, las suficientes como para saber que todo se ha ido a la basura.

No tiene que ver con Troye, menos con Liam. Es con Jerome. A pesar de todas las pastillas, él estaba junto a mi, sonriendo. Parecía mucho más tranquilo que antes, pero no me dediqué a observar su rostro, sino que me quede mirando a los dos chicos sentados en el pasto, parecían charlar y pude ver que Troye sonreía. Supuse, entonces, que ya no habría pelas este ellos y suspire con alivio.

—Son bonitos —murmuró Jerome.

—No empieces con tus juegos —ordene.

Si Jerome era mi alucinación, no tenía porqué tener poder ante mi. Sólo debía de ser una voz molesta que no influya en lo absoluto en mi vida. Mire al demonio de reojo y de alguna forma, note que había un cambio en él. Como si hubiese perdido su fuerza.

—Lamento que no soportes mis juegos, Leslie —rumió, relamiendose los labios y feliz de saber mi asqueroso segundo nombre.

Rode los ojos y tense la mandíbula. Odiaba que me llamarán así, lamentó el día que mi madre pensó que ese sería un lindo nombre para un niño.

—Te he dicho que ya no me llames así, idiota —mascullé.

Intente soñar irritado, pero aún estaba algo dormido. Provocando que sólo pareciera un niño molesto por perder su osito de peluche, durante su siesta. Oh, maldita sea, si me sentía un maldito niño.

—¡Te llamaré como a mi me plazca, maldito niño insolente! —exclamó.

Sentí un espasmo y no pude evitar soltar un pequeño gemido. Mire a Jerome.

—Te controlo el cuerpo, así que te me calmas, niño —dijo mostrando sus afilados dientes.

—Antes no eras tan malvado conmigo —refunfuñé, haciendo un pequeño puchero.

Jerome soltó una risa y dirigió sus ojos hacía Troye. Los ojos del demonio se tornaron color fuego, como las mismísima llamas que debía haber en su hogar.

—Antes... él no estaba —gruñó.

Abrí los ojos con sorpresa.

—Pero... pe-pero tú dijiste que sería divertido.... Troye es...

—Oh, querida niña, él no es lo que quiero para ti.

Al principio me enoje. Me había llamado niña, ¿niña? ¿Qué acaso no nota que definitivamente no lo soy? Que me gusten los chicos no le da derecho a llamarme de esa forma. Luego supuse que era más una broma por mi nombre... mi maldito nombre de niña: Leslie.

Pero al cabo de unos segundos, todo mi cuerpo se relajo y estremeció a la vez. Sentí un sudor frío recorrer mi espalda. ¿Qué tan malo tenía que ser Troye como para que un demonio diga que es detestable?

—¿Tr-Troye? —le pregunté, sin notar que había alzado la voz lo suficiente como para que él me escuchara nombrarlo.

Troye se giró y me vio con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía muy feliz de verme. Mientras, yo me refregue el ojo para poder verlo mejor.

De golpe, sentí una gran necesidad de besarlo. Quería demasiado que se acercará y metiera su lengua en mi boca.

—Todo está bien, niño —fue la única respuesta que recibí. Pero, fue perfecta. Me sentía demasiado protegido por él.

Sonreí sin poder evitarlo.

No había caído en cuenta de todos los sacrificios que hizo por mi. De como se fue de casa, se tomó la molestia de buscarme y... De encontrarme.

—Oigan, lamentó interrumpir sus hermosas miraditas idiotas —dijo Liam agarrándose del hombre de Troye. Eso fue una terrible idea—. Pero creo que sería mejor que no estemos mucho tiempo quietos.

Troye bufó y alejó la mano de Liam, empujandola bruscamente.

—Pe-pero... ¿por qué? —pregunté.

—Aunque odio admitirlo, el imbécil tiene razón —contestó Troye, como si eso fuera lo que había preguntado—. Tus padres pagaron una buena suma de dinero para que te mantengan ahí, Simon. Y tus padres van a meterles presión para que te encuentren.

《Sólo se han escapado un par de locos》 pensé. Luego, mire de nuevo a Liam. 《Estoy aquí por homosexual (...)》

Sólo se ha escapado un loco. Sólo yo. Yo.

—Bien, suban —pedí—. Supongo que ya debemos irnos.

—¿Cuánto crees que tarde Troye en querer violarte? —preguntó Jerome.

Sentí el rojo instalarse en mi rostro. Sólo podía pensar en las mil maneras en matar a este demonio.

***

Llegamos a un hotel algo desgastado y sucio. Suspire y miré el cielo, nunca había caído tan bajo como para hacer estas idioteces. Mis bolsillos estaban tan vacíos, mi estómago retumbaba del hambre y sólo podía hacer una cosa... Rogar.

Troye saco su billetera y pago. Dos habitaciones. Una para uno solo y una para dos.

—Definitivamente terminas en cuatro patas —murmuró Jerome, mientras que entraba a la habitación con Troye.

—Ya lo sé, cállate —mascullé. Troye cerró la puerta en ese mismo momento dejándonos solos adentro.

—¿Me dijiste que me callara? —preguntó Troye confundido, puesto que no había dicho palabra.

Me rasque la nuca bajando la vista.

—N-no —respondí tratando saliva—. Yo Sólo hablaba... —¿que le iba a decir? Si, hablo con el maldito demonio que dice que vas a usarme— no importa.

Troye se sentó en la cama y me miro frunciendo el ceño.

—Quiero que dejes de hacer eso —ordenó Troye serio—. Quiero que dejes de alejarme de lo que pasa. Simon, no me importa lo que veas, me importa que eso no te haga daño. No trates de ocultarmelo, bebé.

¿Bebé? ¿Me ha llamado bebé?

Jerome le mostró sus afilados dientes y lo agarré del brazo. Sabía que estaba agarrando a la nada, pero para mi sería real si lo atacarla.

—Solo no olvides que lo único que quiero es protegerte, Simon —murmuró Troye.

—No lo olvido —respondí—. Yo... sé que nunca me harías daño, Troye.

Sonrió.

—Troye, tú eres más especial para mi de lo que crees —comencé a decir. Esas palabras ya las había dicho, la primera vez que lo bese, cuando se metió en mi cuarto—. Eres una buena persona, solo debes romper ciertos hábitos, pero eres... Eres especial, Troye.

Troye rió, se puso de pie y se acercó a mi demasiado.

—¿Te he dicho alguna vez que te amo, Simon Bell?

—¡No lo hagas, Simon! —exclamó Jerome—. No caigas en la tentación.

Cerré los ojos y lo bese. Lo bese con tanta fuerza que sabría que me quedaría sin aire en poco, pero no importó.

BAD BOY GAY (Corrigiendo)Where stories live. Discover now