003.

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Byeol.

No era ninguna sorpresa que a estas horas el bar estuviera explotando de gente, y, aún no estando ahí, podía sentir cada vibración de la música contra mi espalda así como podía imaginarme el sofocante calor que emanaba de la multitud.

Pero, yo, no podía respirar a causa de algo más.

Dejé de rozar la cadena de oro que adornaba mi cuello contra mis labios cuando la puerta se abrió y alcé los ojos hacia mi compañera, cubierta de un sudor que, estaba más que claro decir, no había sido por los dos bailes que le había tocado hacer en el escenario.

Separé mis labios dejando salir el aire que había almacenado y ella dirigió su mirada a la mía.

- Te toca, ¿no?

Subí los hombros antes de despegar mi espalda de la pared para levantarme del sofá y temblar un poco al sentir el aire que se coló entre mis piernas. Apreté los dientes estirándome a tomar el abrigo negro que, afortunadamente, me cubría los muslos y me lo puse para, acto seguido, tomar mi pelo en una cola de caballo improvisada para retenerlo con una coleta.

- Aún falta Chanmi -contesté, girándome hacia mi mochila para sacar mi encendedor y un porro-. Fumaré mientras.

Me entré los dos objetos en el bolsillo sin querer subir mi mirada hacia la pelirroja, sabiendo demasiado bien que la forma en que sus ojos se encontraban sobre mí no me gustaría. Nunca me había gustado que nadie me mirara, en realidad.

- Hasta ahora -murmuré, escondiendo un mechón que me había quedado suelto detrás de mi oreja, intentando cruzar por su lado sin que causara reacción.

Pero cuando su mano tomó mi brazo no me sorprendí.

- ¿Segura que estás cómoda aquí, Byeol?

Apreté mi mandíbula cuando pude entender lo que reflejaban sus ojos y en ese momento no pude evitar sentirme amargamente infeliz: ser la chica nueva en cualquier lado nunca iba a ser cómodo y menos en un trabajo en cual tenía que ponerme en sacrificio. Pero de eso se trataba, de todos modos.

- ¿Tú te sientes cómoda en este lugar, Sooyoung? -su ceño se frunció ante mi cambio de tema y no pude evitar medio sonreír.

Ella dejó ir mi brazo y me relamí los labios dando un paso hacia atrás. Desvió la mirada y lo tomé como un permiso para finalmente salir hacia el pasillo.

Me abracé a mí misma cuando el calor en el largo corredor me llevó abajo de la montaña rusa de ansiedad en la cual había estado batallando desde que salí de la cafetería hasta ahora. Sólo que, sabía, en este instante iba a ser peor.

Desvié la mirada con rapidez cuando un hombre mayor me sonrió enganchado de otra de mis compañeras y, evadiendo otra parejita que tambaleaba hacia otro cuarto, me hice paso hacia la puerta que llevaba al callejón. O, como yo solía llamarlo: el VIP para fumadores.

Mis dientes castañetearon cuando el viento me golpeó en la cara y, me froté los brazos tratando de calmarme. Relamí mi labio inferior subiendo la mirada al cielo para calcular la dirección en la que la brisa venía y, poniéndome de espaldas, saqué el encendedor y el cigarro para intentar encenderlo.

Subí la mirada un tanto exaltada cuando pude sentir la presencia de alguien más en el callejón. Entrecerré los ojos tratando de percibir lo que aquellas dos sombras se encontraban haciendo, ya que, el movimiento era agitado y brusco, y de muchas maneras se podría malinterpretar.

Sobre todo, de una manera morbosa, de la cual no me equivocaba.

Fruncí el ceño mientras una mueca de asco se iba formando en mi rostro ante los ahogados jadeos y chasquidos de besos que aquellas dos personas daban sin preocupación alguna.

NAKED | JEON JEONG GUKWhere stories live. Discover now